La economía nacional tendrá un ajuste a la baja el próximo año. En eso no hay dos lecturas. El análisis está centrado en la magnitud del “frenazo” que tendrá la actividad luego de que este año el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá en torno a 11%. Los economistas ya han advertido que hacia el tercer trimestre podría haber incluso caída de la actividad tanto en su medición anual como como versus el trimestre previo.
Así, las expectativas de los expertos para el crecimiento de 2022 fluctúan ya entre 0,5% y 2,8%, que se compara con el rango que fijó el Banco Central en el último Informe de Política Monetaria (IPoM), de 1,5% a 2,5%.
Una de las variables que ha tirado el carro este año ha sido el comercio. De hecho, las cifras de actividad del comercio minorista publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reflejan el impulso que está teniendo este sector. En mayo, el crecimiento interanual llegó a un peak de 72,1%, para luego situarse en 65% de expansión en junio, y en agosto ya se apreció una moderación en el ritmo con un alza de 25%.
La Cámara Nacional de Comercio (CNC) mostró otro indicador que refleja la desaceleración: las ventas presenciales minoristas de la Región Metropolitana, las que registraron en septiembre un alza de 32,7% real anual, menos que en agosto (38,1%).
Todas estas cifras son señales de que los exuberantes crecimientos se moderarán el próximo año. Bernardita Silva, gerente de estudios de la CNC sostiene que el próximo año el comercio minorista sin considerar automóviles podría tener una caída en torno a 20%, mientras que si se proyecta el PIB comercio la contracción podría estar más cerca de 10%. “Si llegamos a tener los niveles de ventas que había antes de la pandemia y del estallido social tendremos una caída de esa magnitud”, subraya Silva. No obstante, puntualiza que esa estimación es conservadora, ya que estará condicionada a si se logra llegar a los niveles de empleo que había antes de la crisis social. “El comercio minorista depende de la masa laboral y si eso no mejora, la caída puede ser mayor”. Pero no sólo esa variable es la que puede afectar el comportamiento del consumo, sino que también la incertidumbre política que está llevando a que las tasas de interés de los distintos créditos comiencen a subir.
George Lever, gerente de Estudios de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) analiza que para el próximo año “en términos estadísticos las bases de comparación serán muy grandes y ya en los próximos meses debería comenzar a notarse con mayor nitidez”. No obstante, dice que la liquidez que tienen los hogares hoy en día se mantendrá hasta fin de año. “Si uno mira lo que hoy está sobre la mesa es básicamente una mantención de liquidez hasta fin de año. Los hogares mantienen liquidez de un 30% a 50% superior a lo normal”. En este punto, Lever comenta que “si prospera el cuarto retiro podría acrecentarse la liquidez manteniéndose el primer trimestre del próximo año, después de eso debería comenzar a normalizarse los niveles de ingreso de los hogares y depender más fuertemente los salarios”.
Para Lever el sector más complicado en 2022 serán los bienes durables, como los electrodomésticos, electrónica y artículos para el hogar, puesto que las renovaciones de estos artículos se hacen por una sola vez. Por esta razón espera que la caída de este ítem sea la más fuerte con una merma del orden de 20%. Ahora, en cuento al consumo en general espera que se desacelere a tasas bajas o levemente negativo.