La tranquilidad no es algo que esté hoy predominando el escenario económico mundial. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero ha introducido incertidumbre y volatilidad en los mercados.
Los sucesivos anuncios de alza de aranceles a productos específicos y a países determinados como China, México y Canadá han llevado a que esas naciones también muestren represalias.
En lo más reciente, Canadá y la Unión Europea aplicaran aranceles a productos de Estados Unidos. El 10 de marzo, la provincia canadiense de Ontario impuso un recargo del 25% a todas las exportaciones de electricidad a Estados Unidos y luego lo retiró, y algunas provincias han paralizado las ventas e importaciones de bebidas alcohólicas estadounidenses. Otra advertencia de Canadá indica que podría aumentar aranceles sobre otros US$20,7 mil millones.
Y este miércoles, 12 de marzo EE.UU. entraron en vigor los aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio. Por su parte, la Unión Europea respondió con aranceles de importación del 50% sobre el whisky, las motocicletas y las lanchas estadounidenses a partir del 1 de abril, y aranceles adicionales a partir de mediados de abril sobre otros productos de Estados Unidos.
Esto sumado a que ya se empieza a instalar en el debate de los analistas la probabilidad de que Estados Unidos tenga una recesión este año. De hecho, el economista jefe de JP Morgan, Bruce Kasman, elevó a un 40% la probabilidad de que esto suceda, desde el 30% que había calculado a principios de año.
Kasman dijo que el riesgo de recesión aumentaría, probablemente al 50% o más, si los aranceles recíprocos que Trump ha amenazado con imponer a partir de abril entraran significativamente en vigor.
“La situación actual es de gran preocupación por la economía estadounidense”, señaló.
Asimismo, se informó que el 95% de los economistas encuestados por Reuters la semana pasada en Canadá, México y Estados Unidos dijeron que los riesgos de recesión en sus economías habían aumentado como resultado de los aranceles de Trump.
Mientras que los economistas de Goldman Sachs y Morgan Stanley rebajaron la semana pasada sus previsiones de crecimiento del PIB estadounidense y ahora ven un crecimiento del 1,7% y del 1,5% este año, respectivamente.
Todo este escenario de recesión en Estados Unidos podría afectar a la baja el crecimiento de la economía mundial y, por ende, la de Chile.
En el último Informe de Política Monetaria (Ipom), el Banco Central proyectó que la economía mundial crecería 3% este año, pero todo indica que en el informe que entregará el próximo 24 de marzo, se corrija a la baja.
El economista jefe de Bci, Sergio Lehmann, sostuvo que “habrá que ir monitoreando cómo esto evoluciona. Aún no sabemos qué camino va a seguir y, por tanto, los impactos finales”. No obstante, indicó que “se ha ido revisando a la baja el crecimiento de EE.UU, en al menos 4 décimas, reconociendo una desaceleración en curso. Esto podría duplicarse de no mediar una moderación y avanzar hacia una guerra comercial global declarada”.
Para Lehmann, “la probabilidad de recesión en ese país está aún contenida, en torno a 25%, pero podría subir de no ver un giro en la retórica proteccionista que se ha instalado”.
En caso de concretarse una recesión en Estados Unidos, Lehmann indica que llevaría a un crecimiento mundial más cercano a 2,5%.
Héctor Osorio, Economista y Socio de PKF Chile, argumenta que “nunca debemos olvidar que el peso relativo de Estados Unidos en la economía global es de tal magnitud que cualquier acción, cualquier cambio en los niveles de producción de esta nación altera, por el solo hecho de su valor relativo, de su peso relativo en la economía global”. Por ello subraya que ese país produce, según distintas mediciones, entre un 25% y un 30% del producto agregado global. “Una pequeña contracción en Estados Unidos, digamos un 1%, va a significar por lo menos un 0,25% del producto mundial, lo que es casi la mitad de lo que Chile produce en un año. Esta escala determina que una pequeña alteración sea material para todas las economías del mundo y se note, además, con mayor fuerza en aquellas economías que son dependientes de la posibilidad de vender a Estados Unidos o de vender a otras economías desarrolladas como en nuestro caso”.
Natalia Aránguiz, socia y gerente de Estudios en Aurea, suma argumentos: “La guerra comercial que ha iniciado el presidente Trump, en mayor o menor medida, afecta a todas las economías del mundo y golpea desde el sector real y desde el financiero”, dice.
La economista explica que “teniendo en cuenta que Chile es economía subdesarrollada, pequeña, abierta, con un mercado de capitales poco profundo y dependiente del cobre tenemos dos canales por los cuales nuestro desempeño se vería afectado. Por un lado, el crecimiento de China es crucial, producto de que es nuestro mayor y más importante socio comercial. Mientras que, por otro lado, las tasas largas locales son tremendamente susceptibles a los movimiento y niveles de las tasas del mercado norteamericano”.
Por tanto, Aránguiz menciona que “sin duda, las medidas proteccionistas impuestas de forma tan errática y visceral afectarán al PIB mundial. No obstante, el daño dependerá de cuan profundas y duraderas estas sean. Además, una variable clave para este análisis es la intensidad de las presiones inflacionarias que están ocasionando las decisiones del presidente Trump”.
Juan Ortiz, economista del OCEC-UDP, sostiene que “hoy en el escenario base el crecimiento estimado en EE.UU se ubicaba en torno a 2,2% anual, sin embargo, en el corto plazo las expectativas de crecimiento se han ajustado a la baja. Así una recesión en EE. UU medida esta última como la variación trimestral negativa del PIB desestacionalizada por dos trimestres consecutivos, llevaría a que la variación anual fuese muy acotada o incluso negativa, dependiendo de la profundidad de la contracción del PIB. En todo caso, un menor crecimiento del PIB de EE. UU impactaría el crecimiento del PIB de socios comerciales, el cual se estima en 3,2% anual, según el Ipom de diciembre de 2024″.
Ahora bien, a nivel global, Ortiz indica que “el PIB de EE. UU en el crecimiento total global es del 15%, por lo que una recesión que lleve a un crecimiento acotado este año, incidiría a la baja del PIB global, que se estima según en 3,3% anual. Por lo cual, podríamos esperar un menor crecimiento entre 0,1 a 0,2 pp, por el efecto directo, mientras que el efecto total sería más amplio por las relaciones comerciales con otros países, por lo que el efecto final debería ser en torno a 0,2 a 0,3 pp de menor crecimiento, en un escenario de crecimiento de solo un 1% anual, producto de una recesión técnica a lo largo del año, pero no persistente”.
Leonardo Rivas, académico de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma, subraya que “la imposición de aranceles, junto con las represalias comerciales y la consiguiente alteración de las cadenas de valor globales, genera un efecto contractivo en el comercio internacional y, por ende, en el PIB mundial”.
En ese escenario, el experto dice que “la incertidumbre derivada de estas tensiones desincentiva tanto la inversión como el consumo global, mientras que una recesión en EE.UU. provoca un notable retroceso en la demanda de bienes y servicios a nivel internacional, repercutiendo en economías exportadoras y generando volatilidad en los mercados financieros”.
Rivas indica que “las proyecciones de organismos internacionales y análisis económicos sugieren que una recesión en EE.UU. podría restar entre 0.5 y 1.5 puntos porcentuales al crecimiento del PIB mundial en el año de su ocurrencia, extendiéndose esta disminución en el siguiente año si el efecto se prolonga”.
Inflación en EEUU y mercados
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos registró una variación mensual de 0,2% en febrero, cifra menor a la que esperaban los expertos y por debajo del 0,5% de enero.
Con este resultado, la inflación acumulada en 12 meses en la mayor economía del mundo alcanzó a un 2,8%, inferior al 3% del mes anterior.
El consenso de los expertos consultados por MarketWatch esperaba un alza de 0,3% para febrero, el primer mes completo de Donald Trump en su segunda administración en EEUU.
“Al presentar una lectura mejor a lo esperado y volver a mostrar una convergencia hacia la meta del 2% de la Reserva Federal, las cifras debieran ser bien recibidas por los mercados, toda vez que podría llevar a que la Fed tuviera algo más de espacio como para volver a considerar un escenario de recortes de tasas de interés”, dijo Jorge Herrera de Principal.
Los analistas están atentos a los movimientos que pueda hacer la Fed en sus siguientes reuniones, con la vista puesta en los datos que se han ido conociendo, y en medio del temor a una posible recesión en EEUU este año.
El organismo se va a reunir el 18 y 19 de marzo, y no se espera que haya recortes de tasas en esta oportunidad.
Los indicadores de Wall Street reaccionaron al alza al comienzo de la sesión, tras conocer el dato inflacionario de febrero, pero cerraron las operaciones con cifras mixtas. El S&P 500 y el Nasdaq avanzaron.
“Más allá del dato de inflación actual, es muy relevante el efecto que vayan a tener los aranceles hacia adelante. Se estima que la Fed mantendría la tasa en su actual nivel (4,25%-4,50%) en la próxima reunión del 19 de marzo”, indicaron desde Renta 4.
Los índices de Wall Street acumulan importantes caídas semanales, debido a los constantes anuncios arancelarios de Donald Trump, y la respuesta que comienzan a dar sus socios comerciales.
La bolsa de Santiago cerró con ganancias, con el IPSA subiendo un 0,35% a 7.391,30 puntos. Esto supone un nuevo máximo histórico para el selectivo nacional.
Los mercados europeos también se recuperaron, a pesar de la guerra comercial. El sector de Defensa fue el de mejor desempeño en la jornada.