Argentina fue el epicentro de una noticia con impacto mundial. Los presidentes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, acordaron una tregua de 90 días en su escalada arancelaria.

De las informaciones hasta ahora conocidas, se tiene cierta claridad en relación a que los aranceles sobre $ 200 mil millones en productos chinos no se aumentarán el 1 de enero. Si no se llega a un acuerdo en los próximos 90 días, subirán los impuestos a 25%.

China negociará de inmediato la transferencia de tecnología forzada, la protección de la propiedad intelectual, las barreras no arancelarias y el robo cibernético. También se realizarán compras industriales por parte del gigante asiático.

Sin duda una noticia positiva, considerando que la guerra arancelaria es precisamente uno de los principales riesgos externos para el próximo año.

Los mercados reaccionaron con incrementos, dando cuenta de un optimismo generalizado por el acuerdo. El análisis del filósofo y economista francés Guy Sorman es muy claro al respecto:

"Donald Trump descubrió que la guerra comercial con China tiene un impacto negativo en los negocios estadounidenses y en los estados que apoyan a Trump". En ese sentido, a su juicio se puede estar en presencia del inicio del fin de la guerra comercial.

No obstante, se debe ser cauteloso. Si bien es positiva esta distensión del ambiente entre las potencias económicas, se debe tener en consideración que estos 90 días no serán una taza de leche.

La volatilidad, ciertamente, seguirá como protagonista día a día, en especial porque es preliminar, y más aún cuando los detalles del pacto no son totalmente transparentes.