Ha-Joon Chang, académico de Cambridge: “La prioridad debe ser proveer de ingresos a la población, de manera que puedan sobrevivir”
“Problemas sistémicos como el coronavirus no se resuelven con mecanismos de mercado y se requiere un Estado efectivo que intervenga”, sostuvo el experto.
Un Estado pequeño para una economía de mercado eficiente es una tesis que nunca ha convencido a Ha-Joon Chang, académico de la Universidad de Cambridge. A su juicio, la crisis por coronavirus refuerza sus argumentos a favor de una complementariedad entre ambos actores, que en un trabajo mancomunado pueden encarar de mejor manera una crisis sistémica como la que se enfrenta a nivel mundial.
Así lo señala en entrevista con PULSO, donde ahonda en las diferencias con que la pandemia se está abordando en países del mundo desarrollado. En ese marco, destaca que si bien todos facilitan respaldo económico desde el Estado, mientras los países se han preocupado de que no se pierdan empleos, Estados Unidos prefiere brindar un apoyo económico mínimo, lo que desde su punto de vista puede resultar más costoso.
¿Le sorprende que Corea del Sur y Singapur, países que han destacado por el papel del Estado, se cuenten entre los de mejor manejo del coronavirus?
-Lo interesante es que los modelos de Corea del Sur y de Singapur son bastante diferentes entre sí. En el caso de Singapur las empresas estatales representan casi el 22% del PIB, este sector en Corea del Sur es grande, pero no tanto. Lo que sí tienen en común es que son estados efectivos y cuando viene una de sus autoridades y dice que se debe hacer algo para evitar la propagación del virus, la gente lo acepta. No ocurre lo mismo en Estados Unidos, donde el presidente niega las recomendaciones y anima a la gente a quebrar las reglas del gobierno. Las cosas funcionan mejor en esos países, porque la gente tiene altos niveles de confianza en el Estado, basados en un historial de políticas económicas y efectivas, de protección a los más débiles. Los países que mencionas sí tienen la característica de contar con un sistema público de salud muy fuerte. La protección que ha ofrecido a los ciudadanos en su conjunto explica en buena medida el éxito de sus políticas.
¿Una crisis como la del coronavirus reivindica el rol del Estado en las economías de mercado?
-Mi mirada siempre ha sido que una economía de mercado fuerte necesita un Estado fuerte. El problema es que el consenso económico argumenta que el mercado y el Estado son dos entidades en contradicción, según lo cual para tener una economía de mercado más efectiva, tienes que contraer el Estado. En tanto, desde el otro espectro político, para tener un Estado afectivo, tienes que romper el mercado. Nada de eso es cierto, porque son complementarios.
Para lidiar con esta crisis se necesita el complemento de ambos, como lo muestra Corea del Sur. Cuando la crisis empezó en China, el gobierno llamó a las compañías del sector privado y trabajó con ellas para elaborar test, poniéndose de acuerdo, por ejemplo, en la organización del suministro.
Problemas sistémicos como el coronavirus no se resuelven con mecanismos de mercado. Se requiere un Estado efectivo que intervenga, lo que también puede aplicar perfectamente para enfrentar otros asuntos, como el cambio climático. Estos problemas demandan enfoques más colectivos.
¿La falta de un Estado efectivo ha quedado revelado con las crisis de los sistemas de salud a los que ha conducido la pandemia?
-En Italia la tasa de mortalidad estuvo por encima del 10%, mientras que en Corea del Sur es de apenas 2%, algo similar a los que vemos en Alemania y Singapur. Sin ser un experto, eso claramente evidencia problemas en cómo el sistema de salud está organizado en diferentes países.
Por ejemplo, Estados Unidos ofrece medicina de alta calidad para la gente rica, pero ha probado ser muy débil ante enfermedades que afectan a todo el país. El 10% de la población no tiene un seguro de salud y tienen un sistema de bienestar muy débil para estándares de un país rico. Por otra parte, se suponía que el Reino Unido podía hacerse cargo del bienestar de toda la población, pero en los últimos 10 años ha habido una subinversión y ahora tienes a otro de los países más ricos del mundo siendo incapaz de proveer mascarillas a los equipos médicos. Tener un sistema de salud público no significa nada si no inyecta dinero en él.
Corea tiene un seguro de salud para toda su población, pero en general lo proveen los privados y en general funciona muy bien. Por ejemplo, ofrecen test de coronavirus gratuitos para todos, un tratamiento que cuesta muy poco. Es un ejemplo de la cooperación público-privada.
Los países ahora tendrán que revisar qué es lo que han hecho bien y mal, para enfrentar situaciones como esta en el futuro, considerando que los expertos continúan diciendo que éste no va a ser el último ataque del virus antes de que consigamos la vacuna.
¿El apoyo económico es parte de la respuesta que debe ofrecer un Estado eficiente?
-Esta situación es extraordinaria. En otro escenario, habría sectores políticos que se negarían a entregar estos fondos, pero tienes enfrente la paralización del 80% de la economía y si despiden a todo el mundo y no le entregas ningún tipo de ingreso a esa gente, la demanda económica va a colapsar y las pocas compañías que resisten van a colapsar y finalmente toda la economía. Así que esa ayuda se debe prestar.
El rol del gobierno en esta materia siempre ha estado ahí, solo que no siempre se ve con tanta claridad. El gobierno es el que actúa como el último que garantiza el funcionamiento de la economía.
¿Qué prioridades debe tener ese respaldo económico estatal?
-La prioridad debe ser proveer de ingresos a la población, de manera que puedan sobrevivir. Con eso, además, te aseguras de contar con un mínimo nivel de demanda, de manera que las empresas no vayan a la bancarrota.
Aunque todos están actuando en esa línea, se distinguen diferencias. Muchos países europeos han decidido qué deberían intentar mantener el empleo, tanto como se pueda. En Estados Unidos ese no es el enfoque. Piensan que dándole a la gente un ingreso mínimo es suficiente, por lo que muchas compañías están despidiendo. Están asumiendo que tan pronto termine esta crisis, ellos van a volver a estar empleados, eventualmente va a ser así, pero no es tan simple. Me parece más adecuada la opción europea, al tratar de mantener el empleo tanto como se pueda, porque una vez que comienzas a tener miles de millones de personas en el desempleo los costos de los ajustes van a ser más grandes.
Cooperación internacional o cada país por sí mismo. ¿Qué ha caracterizado más esta crisis?
-En toda gran ocasión como la crisis que enfrentamos. Los países están compitiendo para conseguir las mascarillas, desinfectantes, implementos para la protección del equipo médico que necesitan…
Todo eso sí ha sido bastante feo, así como EEUU saliéndose de la OMS, EEUU y China culpándose el uno al otro por el origen del virus.
Por otra parte, hemos visto intenciones interesantes de cooperación internacional. Por ejemplo, muchos países europeos, de África y América Latina han estado en conexión con Singapur y Corea del Sur para aprender las lecciones para manejar esta crisis.
¿En esta materia le preocupa la situación en la que quede la Unión Europea tras los reclamos por falta de apoyo de los países más afectados?
-El fracaso de la Unión Europea en el soporte que debió dársele a Italia y España, ha sido chocante. Ya habíamos visto algo de esto durante la crisis del euro. Italia, España y Portugal están enfrentando dificultades económicas, y la Unión Europea facilitó muy poca ayuda y en algunos casos incluso complicó más las cosas. En esas circunstancias, italianos y españoles legítimamente se preguntan cuál es el punto de estar en esta Unión. Pero creo que las autoridades europeas finalmente están enfrentando este problema. De hecho, en el caso de Italia, la Unión Europea pidió disculpas. Es importante que se aprendan las lecciones.
Con todo, ¿puede ser que el coronavirus cambie en forma determinante la economía mundial?
-Después de todo esto habrá una reorganización de la economía, que tomará dos o tres años. Veremos un rediseño de las cadenas de suministro, para enfrentar crisis de escala global. Cuando se cerró la economía en China, muchas industrias no pudieron seguir operando, aun cuando encontraban en países que en ese momento no estaban muy afectados por el virus. Esto, porque muchas de las partes que utilizaban venían de China y no pudieron llegar. Esa va a ser la siguiente prioridad cuando todo esto esté controlado.
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