En un entorno dinámico e hiperconectado como el actual, no es suficiente el contar con grandes reservas minerales para mantener el liderazgo y la competitividad en el mercado minero internacional. Requerimos mejorar en productividad, costos y continuidad operacional, aspectos en los cuales las herramientas digitales tienen un rol estratégico.
Conceptos como el "big data", analítica predictiva, Internet de las cosas, interoperabilidad y ciberseguridad, entre otros, ya son parte de nuestra industria. Pero debemos ir más allá, porque la irrupción de la tecnología demanda una nueva mirada en la gestión.
Este nuevo escenario requiere de organizaciones y líderes con la capacidad para seleccionar las mejores soluciones, gestionar los riesgos inherentes a la tecnología, la integración de capacidades y para promover el cambio cultural.
En concreto, el reto de la digitalización puede ser abordado en cuatro frentes.
En primer lugar, comprendiendo el negocio minero y sus desafíos tecnológicos. Nuestro proceso productivo es continuo y requiere permanente coordinación para asegurar la disponibilidad de personas, recursos, equipos y suministros. Además, los procesos son variables, con altos niveles de riesgos operacionales.
Por lo tanto, las herramientas deben mejorar la estabilidad, la disponibilidad de información y la capacidad de respuesta frente a cambios o eventos no programados.
En segundo término, utilizar la tecnología como un apoyo al negocio. No se trata de adoptarla porque sí, sino que debe responder a la estrategia corporativa y ayudar a lograr los objetivos definidos. Asimismo, se debe testear las nuevas soluciones a escala piloto para luego replicarlas con éxito en toda la organización.
Tercero, focalizar los esfuerzos. Avanzar hacia una minería más sustentable y competitiva requiere de lineamientos que orienten los esfuerzos hacia soluciones tecnológicas que respondan a las necesidades propias de la industria.
La Hoja de Ruta de la Minería 2015-2035, elaborada por la Corporación Alta Ley y actualizada recientemente, aporta un camino a seguir con la identificación de los llamados "núcleos traccionantes" y "núcleos habilitantes".
Por último, gestionar exitosamente el cambio y los riesgos. Es crítico preparar a la organización y a los colaboradores para un entorno donde cambiará la forma de ejecutar muchas tareas, controlar los procesos y de tomar decisiones.
De hecho, una de las brechas importantes que tiene Chile en la incorporación de nuevas tecnologías, es la escasez de trabajadores con competencias digitales. A la vez, debemos identificar, controlar y mitigar los nuevos riesgos asociados a la seguridad de los sistemas y a la protección de infraestructura crítica ante delitos informáticos.
Somos una industria que cumple un rol protagónico en el desarrollo del país y hoy tenemos el gran desafío de impulsar la minería hacia el futuro. Por ello, debemos enfrentar el reto y aprovechar las oportunidades únicas de los avances tecnológicos para mantenernos en una posición de liderazgo en la minería internacional.