En línea con las mejores perspectivas que hay para el crecimiento de este año, el gobierno en su Informe de Finanzas Públicas (IFP) del segundo trimestre subió su proyección para el Producto Interno Bruto (PIB), pasando de 6% a 7,5%. Si bien es una corrección importante al alza, se mantiene por debajo del rango entregado por el Banco Central, de 8,5% a 9,5%, y también es inferior al resultado de la Encuesta de Expectativas Económicas de julio, de 8%.

De acuerdo a lo explicado por Hacienda y la Dirección de Presupuestos, este escenario más positivo reconoce el mayor dinamismo de la economía mundial y la mejora de los términos de intercambio, producto del alza del precio del cobre. En ese contexto, se mejora la previsión del año para el metal rojo, la que se eleva de US$3,99 la libra a US$4,11.

En la proyección de crecimiento del PIB, además, Hacienda detalló que está presente el positivo avance del plan de vacunación que, a junio, arroja que más de un 80% de la población objetivo se encuentra vacunada con primera o única dosis, mientras que más de un 70%, con la segunda o única dosis. También se menciona el impulso fiscal adicional aprobado en los últimos meses. Entre otras estimaciones, la demanda interna pasa de 10,7% a 12,6%.

“Entendemos que hay otras proyecciones más optimistas, pero quisiéramos ser cautos ya que entendemos que el proceso de pandemia, si bien ha ido evolucionando positivamente, puede existir riesgos”, comentó el titular de las finanzas públicas, Rodrigo Cerda.

En el informe se menciona que entre los distintos componentes de los ingresos fiscales destaca el ajuste al alza, con respecto al IFP anterior, de la tributación resto de contribuyentes, con un crecimiento de 27,4% real anual, producto de la mejora del escenario macroeconómico, particularmente de la demanda interna. También resaltan los aumentos de tributación minería privada (122,5% anual) y cobre bruto (217% anual), debido a las mejores perspectivas para el precio del metal rojo y a un tipo de cambio más depreciado de lo previsto anteriormente.

“El mayor dinamismo de la economía, así como la mayor tributación del cobre, permiten también mejorar los ingresos proyectados del fisco y entregar fuentes adicionales de financiamiento para el impulso fiscal de este año”, puntualizó Cerda.

El deterioro fiscal

En materia fiscal, Hacienda indicó que considerando las proyecciones de ingresos efectivos y cíclicamente ajustados, y la actualización del gasto contemplada en el presente IFP, se estima un balance efectivo de -7,1% del PIB para 2021, lo que implica un aumento del déficit fiscal de 3,3 puntos porcentuales (p.p.) respecto a lo estimado previamente. Todo esto debido a que el gasto público crecerá a un nivel récord de 27,3%, versus el 9,5% considerado en la Ley de Presupuestos 2021.

Por su parte, se proyecta un balance cíclicamente ajustado o estructural de -9,5% del PIB, es decir, 3,5 p.p. superior a la proyección anterior. “La desviación proyectada respecto de la meta del Balance Estructural responde al mayor gasto que ha sido necesario para apoyar a los hogares y a las pymes para enfrentar la pandemia. Lo anterior implica, como fue adelantado en marzo, una desviación de la meta, y nos encontrarnos ante una cláusula de escape de facto producto del impacto de las medidas impulsadas, dada la extensión que ha tenido la emergencia sanitaria y social”, explicaron en su presentación.

La directora de Presupuestos, Cristina Torres, acotó que “el déficit proyectado constituye por cierto una desviación de la meta y que nos encontremos en una cláusula de escape de facto. Sin embargo, el compromiso con avanzar hacia una senda de convergencia se mantiene firme, dado que, hacia adelante, y en la medida que la pandemia lo permita, este estímulo fiscal excepcional comenzará a retirarse. Así fue configurado desde su diseño, donde las medidas transitorias fueron separadas del resto del gasto del Gobierno Central”.

Mayor deuda

El financiamiento del mayor gasto, junto con la mayor cantidad de recursos para enfrentar las nuevas medidas implementadas en el contexto de la pandemia, se hará con endeudamiento y uso de fondos soberanos. Así, respecto de la deuda, en 2021 se realizarán emisiones por un total de US$27.000 millones. Descontando el monto emitido en el primer semestre, los US$15.100 millones restantes se colocarán durante el segundo semestre y, de estos, US$7.100 millones corresponden al calendario anual de colocaciones anunciado en diciembre, mientras que los restantes US$8.000 millones corresponden a nuevo endeudamiento, producto de las recientes medidas, el cual se realizará mayoritariamente en moneda extranjera.

A su vez, explicaron que el uso de fondos soberanos llegará a US$9.157 millones en 2021, de los cuales US$6.710 millones se retiraron en el primer semestre, mientras US$2.447 millones se retirarán en la segunda mitad del año.

Así, para este año, se estima que al cierre de 2021 el stock de deuda bruta del Gobierno Central alcance un 34,1% del PIB, frente al 33% estimado en el IFP anterior, mientras que “la posición financiera neta cerraría el presente año en -29,2% del PIB, en comparación al -27,2% del IFP previo”.

Hacia el mediano plazo, se estima que la deuda bruta, consistente con la meta de balance estructural, alcance los US$155.158 millones al cierre de 2025, equivalente a un 38,5% del PIB -un punto menos de lo esperado en el informe anterior-, mientras que la posición financiera neta alcanzaría un -34,8% del PIB del producto a igual período.