El allegamiento producto del atractivo de la actividad minera, una falta de planificación en la política de vivienda y el incremento de la inmigración, son las principales razones que transforman a las ciudades del norte del país en aquellas que poseen los mayores índices de hacinamiento a nivel nacional.
Se estima que un hogar se encuentra en situación de hacinamiento, cuando el número de sujetos por dormitorio supera los 2,5 o en el caso de que la vivienda no cuente con un dormitorio para uso exclusivo.
Según indica el Atlas de Acción Social del Ministerio de Desarrollo Social (MDS), Antofagasta (19,9%), Coquimbo (18,8%) e Iquique (18,4%), son las capitales regionales que poseen el mayor porcentaje de su población bajo esta situación (ver infografía).
"Este fenómeno ha aumentado desde 2011 en adelante, principalmente en la zona del macro norte y las áreas metropolitanas. Esto se debe al mayor precio del arriendo, que no todos pueden pagar, la inseguridad y la búsqueda de mejores redes laborales; además, se trata de un factor que se agrava debido al aumento del precio del suelo, el que en los últimos 10 años se ha duplicado, y un elevado flujo migratorio en situación de vulnerabilidad", señala Sebastián Bowen, director de Techo Chile.
De acuerdo con un análisis realizado por el Centro de Investigación Social de Techo, 118.889 migrantes viven en hacinamiento, lo que significa que el 25,5% de los 465.319 extranjeros residentes en Chile habitan bajo esta condición. Según estos datos, la región que predomina en porcentaje de extranjeros hacinados es Antofagasta, con un 33,8%. En el listado sigue Tarapacá con 31,8%, que totalizó 9.737 inmigrantes hacinados.
"El hacinamiento no es el problema, si no que se trata del síntoma. El desafío está en el allegamiento. Esto ocurre por la atracción de la actividad minera, la inmigración y una política de vivienda en déficit. La clave está en producir un mayor número de viviendas en terrenos más centrales y reutilizar espacios públicos", explica Javier Ruiz Tagle académico e investigador del Instituto de Estudios Urbanos UC.
El caso de Antofagasta
Según las estadísticas del Ministerio de Desarrollo Social y Techo, claramente, la capital de la Región de Antofagasta es la que sufre uno de los mayores índices de hacinamiento a nivel nacional. La caída de las condiciones de habitabilidad que se produjo durante los últimos años, sería uno de los principales factores detonantes.
Este problema se origina en la "nula construcción de viviendas sociales en la ciudad y al incremento de la población flotante, ya sea nacional o extranjera. Lamentablemente, esto provocó el aumento de tomas y campamentos en el borde cerro, y el hacinamiento de familias que viven en residenciales o cités del sector centro", denuncia Karen Rojo, alcaldesa de Antofagasta.
Es por este motivo que el propio municipio decidió ponerse manos a la obra, generando las instancias apropiadas para la construcción y acceso a viviendas. "Decidimos que era hora de actualizar nuestro Plan Regulador Comunal, que data del 2002, porque entendemos que esta es una necesidad a la que se debe dar respuesta de manera eficiente y urgente", asegura Rojo.
Esta estrategia se está llevando a cabo por medio de mesas de trabajo, las que cuentan con una metodología de participación ciudadana. Su objetivo es trazar las líneas urbanas de lo que serán las próximas dos o tres décadas.
Entre otros aspectos, el proyecto contempla una mayor densificación en ciertas áreas, tales como el sector centro de Antofagasta. En tanto, también considera el cambio de uso de suelo para permitir su utilización con fines habitacionales.
"En octubre tendremos la novena Mesa de Desarrollo Urbano, en la cual junto a la comunidad, expertos y profesionales, vamos a analizar la segregación social que existe en la comuna y, por supuesto, ver de qué manera aportamos a reducir las brechas y mejorar la calidad de vida de las personas", dice Rojo.