Heineken se recuperó en 2021, con un beneficio neto de 3.320 millones de euros (US$ 3.780 millones), pero la compañía cervecera holandesa planea subir sus precios este año para compensar el aumento de las materias primas.
En el año 2020 Heineken había registrado una pérdida de 204 millones de euros.
El segundo fabricante de cerveza más grande del mundo, detrás de AB InBev, explicó en un comunicado que el año pasado se benefició, en particular, del levantamiento de las restricciones en Europa.
El grupo registró en 2021 un aumento del 4,6% de los volúmenes de cerveza, aprovechando también la “dinámica en América, África, Oriente Medio y Europa del este, y una recuperación secuencial en la zona Asia-Pacífico”.
Heineken anunció una facturación de 26.580 millones de euros, lo que constituye un aumento del 11,8%.
No obstante, para 2022 el grupo prevé un aumento del coste de sus insumos por hectolitro a mediados de año, debido al fuerte aumento de los precios de las materias primas, la energía y el flete.
Heineken también estimó que los mercados de la región de Asia-Pacífico se recuperarán “gradualmente durante el año” 2022, pero que la recuperación completa del comercio exterior en Europa “podría llevar más tiempo”.
Heineken había sufrido de lleno la crisis sanitaria con el cierre de los bares, obligándole a suprimir 8.000 empleos, es decir alrededor del 10% de sus efectivos, después de haber caído en rojo en 2020.
El gigante holandés anunció a finales de 2021 su intención de comprar al sudafricano Distell, que produce algunas de las bebidas emblemáticas del país de África meridional, por 2.495 millones de dólares.
Fundada en el siglo XIX en Ámsterdam, Heineken produce y vende más de 300 marcas de cerveza y sidra, entre ellas Heineken, Strongbow y Amstel, y emplea a más de 85.000 personas en todo el mundo.