La pandemia y las medidas de confinamiento que el gobierno tomó para tratar de contener su expansión hicieron que el comercio y, en especial los restaurantes, tuvieran que adaptarse para seguir subsistiendo. Menos presencia física en los locales, pero más pedidos a domicilio. Las personas cambiaron sus hábitos de consumo, lo que provocó un boom de los delivery.
En ese contexto, si bien las dark store y dark kitchen ya existían en Chile, la crisis sanitaria y el auge de las ventas online aceleraron su crecimiento. Se trata de locales que no atienden público y que se enfocan exclusivamente en acercar los productos al hogar del consumidor, tendencia que creció con fuerza en Estados Unidos y Europa, y que hace tres años llegó al país para ser la respuesta a quienes viven a un golpe de click.
En ese universo surgió Hey Foodie, startup chilena que optimiza el espacio existente en cocinas comerciales, restaurantes, hoteles, pubs y casinos, para que estas preparen distintas marcas de comida con presencia 100% online, las cuales se venden exclusivamente en formato delivery, explica Pedro Paiva (31) junto a su socio Nicolás Clement (30), ambos ingenieros comerciales.
La idea nació hace tres años. Pedro y Nicolás se conocen de la época universitaria. A comienzos de 2018 Nicolás se acercó a Pedro y le comentó que venía muy fuerte el tema del delivery y que, además, iban a llegar a Chile plataformas última milla como Uber Eats y Rappi. “Con esto en mente y sin pensarlo demasiado, renunciamos a nuestros trabajados y armamos la primera dark kitchen de Latinoamérica. Fue un éxito desde el minuto uno, y desde ahí todo ha sido crecer”, rememora Clement.
Una dark kitchen es una cocina dedicada 100% a hacer delivery, sin sillas, mesas, ni meseros. Lo que hacen es proveer de sus productos a distintos restaurantes para que aprovechen su propia instalación y así comercializar las variedades que entrega Hey Foodie.
“Partimos con marcas y operación propia, y ya hace un tiempo comenzamos a extender el modelo de negocios a cocinas y restaurantes de terceros, porque nos dimos cuenta de que a muchos restaurantes les estaba costando adaptarse a las exigencias de las ventas online y con la pandemia esa exigencia se volvió mayor. Es decir, nosotros entregamos licencias de uso de nuestras marcas y tecnología”, explica Clement.
Según cuentan sus creadores, una vez implementado el modelo de negocios, los cambios son casi inmediatos. Clement pone énfasis en la experiencia que han tenido “sus foodie partners”, los que “en menos de 72 horas pueden estar operando en las principales plataformas de delivery con sus marcas”.
Actualmente cuentan con un portafolio de 10 marcas, las cuales licencian en base a la demanda por tipos de comida en la zona y levantamiento de infraestructura por parte de la cocina licenciada, la cual se encarga de operar los conceptos. Entre esas marcas está “Cada loco por su Churro” o “Tacos & Cuates” y “Hey Burger”.
En un principio comenzaron con una marca y en cuatro meses ya tenían seis. Para ello, “una de las claves fue desarrollar nuestros propios software y algoritmos, de forma de generar estimaciones de demanda precisas, coordinar nuestra red logística e ir eliminando a tiempo las fricciones que trae escalar un negocio con tanta información y procesos, todo esto de forma acelerada”, detalla Clement. Y agrega que “estamos trabajando en una versión 2.0 que se apalanca del uso de big data e inteligencia artificial para profundizar en estas materias y el siguiente paso es hacia mercados internacionales”.
En la empresa trabajan más de 80 personas, que se distribuyen entre chefs hasta un equipo de programación y desarrollo.
Paiva resalta que las ventas generadas por sus marcas representan el 53% del ingreso total de sus cocinas aliadas y que en algunos casos han logrado mejorar hasta en seis veces el resultado de última línea para ellas. “Hey Foodie genera ingresos por cada orden vendida, ganando solamente cuando el restaurante también gana”, precisa Paiva.
Las cifras
Solo en el primer mes de su puesta en marcha pasaron de tener 12 franquiciados en la Región Metropolitana a 30, y ya cuentan con presencia en Valparaíso, Viña y Quilpué. Tienen además cinco locales propios ubicados en Las Condes, Lo Barnechea, Providencia, Santiago y Ñuñoa. Una meta para este año es lograr presencia en todo el país con la incorporación de 300 franquicias y están preparando su llegada a México para fines de 2021. “Queremos estar en las principales regiones de América Latina y soñamos con estar en 3 años más en Estados Unidos”, cuenta Paiva.
En términos de ingresos, desde comienzos de 2021 el número de órdenes creció un 69%, lo que se tradujo en que la facturación de los últimos tres meses superara el millón de dólares. Para este año esperan cerrar con ventas por US$ 10 millones.