Hidrógeno verde: los mitos y verdades del combustible del futuro
Chile está en la carrera para transformarse, al 2030, en un actor relevante en la producción y exportación del hidrógeno verde, combustible que no produce emisiones y que ayudará a la carbono neutralidad. Sin embargo, la competencia será dura. Marruecos, Australia y Alemania están potenciando sus capacidades para también ser líderes de este nuevo mercado, cuyas expectativas son crear un nuevo sector económico valorado en hasta US$ 2,5 mil millones al 2050.
En 1874 Julio Verne escribió que “el agua será el carbón del futuro”. La profética frase de Isla Misteriosa podría hacerse realidad el año 2030, 156 años más tarde, y de la mano del hidrógeno verde (H2), energía que se genera a través de una electrólisis del agua a partir de electricidad proveniente de fuentes renovables, como el sol o el aire, y su producción es “verde” porque no genera emisiones. El H2 es calificado hoy como la fuente de energía más prometedora para un futuro sostenible y de carbono neutralidad, denominación que el orbe quiere lograr mirando hacia el año 2050.
Pero el hidrógeno, como combustible, no es una idea nueva. Desde el siglo XIX que se ha utilizado, e incluso ha servido como combustible para naves espaciales. En la historia reciente, en la década del ochenta en Estados Unidos, se habló con fuerza de esta nueva forma de energía, la que en ese minuto no era competitiva, pero servía para contrarrestar la crisis que en esa época vivía el petróleo.
En la actualidad, el impacto del calentamiento global y el escenario de precios que está viviendo el mundo de las energías renovables está amparando el desarrollo competitivo de este tipo de energías para el futuro inmediato y, de la mano de una conjunción de factores, podría transformar a Chile en el productor más barato del planeta en H2 el año 2030, contar con 5 GW de capacidad de electrólisis en desarrollo al 2025 y posicionar al país entre los principales exportadores para el año 2040. Esas, por lo menos, son las metas que se trazó el Ministerio de Energía en la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde, programa que la cartera que dirige Juan Carlos Jobet dio a conocer en noviembre pasado. ¿Qué tan reales son? Aquí lo analizamos.
Competitividad chilena
Hoy el costo de producción en Chile del hidrógeno verde es de US$ 5 a US$ 6 por kilogramo de hidrógeno, lo que aún es muy alto, pero mirando hacia una década más, se espera que su costo alcance los US$ 2 a US$ 2,3 por kilo. Sin embargo, Chile es más ambicioso y espera que el costo se sitúe en torno a US$ 1,5 por kilo el 2030, de la mano del menor precio que tiene la energía renovable en el país.
El combustible de referencia es el hidrógeno gris, hecho de carbón o gas natural, y que hoy está entre US$ 1,5 y US$ 2 el kilowatt. “Hoy no es compatible con ese tipo de hidrógeno que se mueve en relación al gas natural, pero si algunas tendencias a la baja relacionadas con el costo de la energía renovable se mantienen, hará que el combustible sea compatible”, explica un actor que está incursionando en el H2. Otro actor del sector eléctrico hace el símil con lo que fue el arribo de las energías renovables hace más de una década. “Todos miraban con recelo las energías renovables y con el tiempo los costos de inversión de estas tecnologías fueron bajando, y se espera que en el caso del hidrógeno verde suceda lo mismo, es decir, que su costo de producción también baje”, indica.
En Engie comparten esa tesis: “Algunos podrían mirar al hidrógeno verde hoy con suspicacia, como se solía ver la energía solar hace 10 o 15 años. Y lo cierto es que en los últimos dos años ya se ha visto una tendencia similar de reducción de costos respecto de lo ocurrido con la energía solar. Además, la mayor parte del costo del hidrógeno sigue siendo la energía eléctrica, y esta logra nuevos récords cada año”, señala la firma que también está incursionando en este tipo de tecnología.
Uno de los factores que ayudan a esa caída del costo es la tendencia de precios que se ve para los electrolizadores, necesarios para la producción del H2, los que hoy tienen un valor de US$ 800 el kilowatt, pero existen proyecciones que lo sitúan en US$ 150 el kw en el futuro cercano. “Si todas estas cosas se ponen en la juguera y se ven las proyecciones del potencial renovable que tiene Chile, uno dice, sí, podríamos llegar a esos números al 2025 o 2030”, sostiene el ejecutivo. Además, hay otro factor que pone a Chile en la vanguardia en el desarrollo de esta tecnología: “Esta tendencia a la baja se dará más pronto en Chile que en otros países”, recalca una fuente del sector eléctrico.
Dicha noción la comparten en McKinsey, consultora que realizó un estudio para el Ministerio de Energía. Sus socios Clemens Müller-Falcke y Xavier Contantin indican que Chile tiene recursos incomparables en Atacama y en la Patagonia, lo que convierte al país “en el lugar de menor costo para producir hidrógeno verde y derivados del hidrógeno verde en el mundo”.
Los polos de desarrollo que quiere potenciar el país son el valle de Atacama, por donde se podría abastecer los mercados de California y también Corea o Japón. Y Punta Arenas, zona que da la flexibilidad de llegar al Asia Pacífico y también a Europa, pero con un precio un poco más alto.
Competencia internacional
Chile está realizando una ronda de financiamiento por US$ 50 millones para proyectos de hidrógeno verde, de manera de ayudar a los inversionistas a cerrar brechas y crear experiencia temprana. A esto se suma el aporte que hará Alemania a la planta piloto de High Innovative Fuels (HIF), que está desarrollando Enap en conjunto con ME, Enel Green Power, Porsche y Siemens Energy; y que contempla una inversión inicial de US$ 38 millones.
Pero el país no es el único del mundo que está diseñando una hoja de ruta para potenciar el desarrollo del H2. Alemania está poniendo sobre la mesa US$ 9.000 millones para lo mismo; Francia, US$ 7.000 millones, y España e Inglaterra también están desarrollando un plan para ser líderes en este nuevo combustible. Australia, país que será la competencia directa de Chile en este futuro mercado, anunció que pondrá US$ 1.500 millones para potenciar la producción de H2, ya que su meta es ser un líder exportador en este ámbito.
Otro país que está compitiendo con Chile en su aventura por este combustible es Marruecos. Su ventajas son su fuerte potencial solar y el estar muy cerca de Europa. Este último factor hace que a pesar de no tener la misma calidad que la radiación chilena, los bajos costos de transporte jueguen a su favor y vuelva su H2 más competitivo.
“Para que esa realidad que dice Energía suceda, se tiene que generar el cambio en el costo del transporte para que Chile sea viable versus los países que hoy se están potenciando y que están más cerca de los consumidores finales”, señala un ejecutivo del sector eléctrico.
Enel, compañía que está desarrollando proyectos en Estados Unidos, Chile, España e Italia, comparte esa tesis, pero es auspicioso respecto del futuro. “El transporte le puede quitar competitividad, pero según varios análisis del sector, en el largo plazo este efecto tenderá a desaparecer con la penetración de tecnologías más eficientes y basadas en biocombustibles, lo que incluye también el transporte marítimo”, explica James Lee Sancampiano, gerente general de Enel Green Power Chile.
Energía conoce la limitante, pero le pone paños fríos. “La construcción de una Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde en Chile apunta a posicionar al país en esta ruta a la carbono neutralidad y al liderazgo en la exportación de energéticos verdes, y va en línea con las estimaciones realizadas por McKinsey & Co, que plantean que en término de producción, Chile es el único país en el mundo en que al 2030 podría darse una producción por debajo de los 1,5 USD/kg H2. Ciertos países, como Marruecos y Australia, también poseen buenas condiciones para la producción competitiva y tienen planes para escalar su industria. Sin embargo, en estas etapas incipientes, como país buscaremos colaborar incluso con estos futuros competidores, con el fin de generar demanda internacional, desarrollar las cadenas de suministro y propiciar economías de escala”, explica Juan Carlos Jobet.
Añade que por nuestra ubicación -en la punta de América- podemos exportar a Europa desde la Patagonia por el Atlántico, o hacia Asia desde el norte por el Pacífico.
H2 y el cobre
El potencial de desarrollo del hidrógeno verde tiene entre sus expectativas generar un mercado tan relevante para el país como es el cobre. De acuerdo a las estimaciones de McKinsey, el año 2050 Chile exportará US$ 24 mil millones de H2 y contará con un mercado local de US$ 9 millones. El cobre, por su parte, en la actualidad exporta del orden de los US$ 35 mil millones anuales. Para la Sonami, que Chile potencie el desarrollo del hidrógeno verde es positivo, ya que estiman que ambos sectores se complementarán en el futuro. “Ambas industrias son complementarias entre sí, y el desarrollo de una industria local de hidrógeno verde depende también de la demanda de energía que le genera la minería y sus procesos productivos”, explica Gonzalo Cid, gerente Fundación Tecnológica para la Minería de Sonami. Cid añade que el H2 para la minería representa un factor habilitante que “nos permitiría alcanzar la condición o atributo de principal productor de cobre verde a nivel mundial. Es decir, cobre producido en gran medida en base al uso de energías limpias”, indica.
Actores interesados
Las expectativas económicas respecto del hidrógeno verde son auspiciosas. Según el estudio Scaling-Up de 2017 del Hydrogen Council, el hidrógeno verde creará un nuevo sector económico valorado en hasta US$ 2,5 mil millones al año, al 2050. En relación a las inversiones, a nivel global se espera que se generen inversiones por US$ 475 mil millones hacia el año 2030 y Chile no se queda atrás en esa meta. En el país son Enel y Engie las firmas de energía que están potenciando el desarrollo del H2.
En Energía detallan que hay más de 20 proyectos relacionados con el H2, los que esperan producir hidrógeno con energía eólica o solar, para su uso tanto como energético como también para generar otros productos como amoniaco, metanol y combustibles verdes.
Hoy Copec está trabajando en una ruta baja en el Norte Grande, lo que significa producción y suministro de hidrógeno verde a los buses de transporte de personal de la minería. CAP también tiene un proyecto que busca implementar un piloto para la producción y suministro de hidrógeno a partir de una planta fotovoltaica de 3 MW, para consumos en off takers en la Región de Atacama. Aguas CAP proveería el agua y la energía sería abastecida en los mismos terrenos por EPA, destacan en Energía.
Enaex y Engie trabajan en hidrógeno verde para producir amoníaco en la Región de Antofagasta. Y la Corfo ha impulsado tres consorcios tecnológicos relacionados con el desarrollo del hidrógeno. Uno de ellos es el proyecto de “combustión dual de hidrógeno y diésel para camiones mineros de alto tonelaje”, que busca modificar un motor diésel de un CAEX ( camiones de extracción minera) para utilizar una mezcla de diésel e hidrógeno.
El otro es el proyecto de “Adaptación de la operación de equipos móviles mineros de diésel a hidrógeno mediante celdas de combustibles”, que apunta a adaptar los móviles como cargadores frontales de la minería subterránea, hacia la electromovilidad, utilizando pilas de combustible.
Cristal Chile actualmente también está trabajando en un piloto que busca adecuar el equipo diésel de generación eléctrica de respaldo para la utilización de hidrógeno como combustible.
Y está el proyecto piloto HIF en Magallanes para producir metanol y combustibles verdes a partir de hidrógeno verde, gracias a los vientos de la Patagonia. La iniciativa es promovida por la compañía nacional AME, con la colaboración de Siemens Energy, Porsche, Enel Green Power y la Empresa Nacional del Petróleo, Enap.
Pero la lista de interesados podría elevarse. Hace unos días, InvestChile, en conjunto con el Japan Institute for Overseas Investment (JOI) y el Banco Interamericano de Desarrollo, realizaron el seminario Chile Green Hydrogen Strategy - Hydrogen Carriers - Development of Natural Capital, donde se sumaron cerca de 120 ejecutivos de más de 40 empresas japonesas.
Esta es la segunda actividad que realizan en este ámbito, explica el director (s) de InvestChile, Juan Araya Allende, quien destaca que son varios los factores que atraen a los inversionistas extranjeros a desarrollar esta tecnología en el país. Uno de ellos -señala- es la red de acuerdos comerciales que tiene Chile. “Esto también es un factor para considerar, porque permite transformar a Chile en una plataforma desde la cual alcanzar otros mercados en condiciones comerciales ventajosas, lo que es una característica diferenciadora respecto de otros competidores”, explica Araya.
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