Hoteles Accor prevé baja de 50% en ingresos este año y ve su recuperación plena recién en 2022

Fachada Novotel
SANTIAGO - CHILE - EDIFICIO - FACHADA - VISTA - FRONTIS - HOTEL NOVOTEL

La compañía hotelera más grande del país cree no tener dificultades para adaptarse a la nueva normalidad y poder convivir con la pandemia. Sin embargo, ven como una situación compleja para ellos y la industria en general un eventual rebrote de la violencia similar a la del 18 de octubre.


Con cerca de 95% de caída en los ingresos a nivel mundial durante los meses más fuertes de la pandemia y una previsión de cierre de año con 50% menos de ganancias respecto a las anotadas en 2019, la cadena de hoteles Accor acusa el golpe de la crisis del Covid-19, la que, además, viene a ratificar el difícil momento por el que transitan los sectores de turismo y hotelería a lo largo del mundo y de lo que Chile no está exento.

Es así como, ante un virus del que poco se sabía y que hasta ahora no es posible controlar, la firma tuvo que cerrar prácticamente en su totalidad los cerca de 5.000 hoteles que tiene desplegados alrededor del mundo, en tanto, para los pocos que se mantuvieron abiertos, las bajas tasas de ocupación encendieron las alarmas respecto a lo profunda y duradera de la crisis.

En el caso Chile, de los 23 que tiene solo pudo mantener funcionando a dos (Novotel Providencia y Mercure Concepción), los que en comparación con otros países exhibieron tasas de ocupación “interesantes”, señala el director de operaciones de Accor para Países Hispánicos, Franck Pruvost, quien precisa que estas oscilaron entre 30% y 40%, situándose por encima del promedio regional en el contexto de crisis, pero muy por debajo del 80% de ocupación en un período normal.

A estos dos que se mantuvieron operando, luego se le sumaron otros 4 más que fueron dispuestos como residencias sanitarias (Ibis Valparaíso, Novotel Viña del Mar, Ibis Budget Iquique e Ibis Budget Copiapó) junto con el Ibis Calama, destinado como hotel exclusivo para un grupo minero.

Aunque reconocen que el impacto de la pandemia fue “brutal” y que mucho del cómo se desarrolle el negocio en el futuro inmediato va depender de factores exógenos, como el hallazgo de una vacuna o la recuperación del sector aéreo, y en el caso de Chile un eventual rebrote de la crisis social, la compañía se mantiene optimista sobre lo que viene hacia adelante, y es justo por eso que diseñaron un plan de reapertura programada que se extiende hasta octubre próximo, fecha en la que esperan ya haber puesto en marcha la totalidad de sus hoteles.

A nivel regional, ya hay 29 hoteles que están funcionando de manera tradicional, lo que representa el 40% del total, el caso de Chile la primera reapertura de este tipo se produjo la semana pasada con el Ibis Santiago Estación Central.

Pruvost explica que la experiencia internacional de países que van más adelantados que Chile en el control de la pandemia, ha demostrado que la reactivación se ha logrado con el turismo nacional, por lo que la estrategia apunta a ir abriendo de a poco los hoteles como el Ibis Santiago Estación Central o Mercure Santiago Centro, para a partir de allí, ir progresivamente reabriendo los de la serie Novotel, seguidos por los Pullman cuyo nivel es el más alto y al que concurren más turistas extranjeros.

Para este proceso inicial de reapertura, Accor ha dispuesto más de 150 protocolos en los hoteles, que van desde el lavado de manos hasta la sanitización de cada una de las instalaciones.

“Hemos hecho alianzas con distribuidores de productos sanitarios y con Bureau Veritas diseñamos en conjunto el sello ALLSafe de Accor, para certificar la implementación de los protocolos. También hicimos una alianza con los Seguros AXA para que el cliente tenga acceso a telemedicina gratuita”, explica Pruvost.

Este mayor desembolso, que se suma además a una menor demanda y perspectivas poco claras respecto al desenlace final de la pandemia, ha llevado a la cadena de hoteles a replantearse su estructura de costos y el modelo de negocio. “Diseñando nuevos servicios como el room office, lo que hemos acompañado de una estructura de costo baja para que, con 15% a 20% de ocupación, podamos al menos equilibrar las cuentas y no perder recursos”, señala Pruvost.

Esta estructura de costos reducida, involucra personal acotado y simplificación de algunos servicios, y tiene como objetivo principal ir reabriendo los hoteles lo más rápido posible e ir subiendo la dotación de personal y de servicios que se tenía dispuestos previo a la crisis, situación que estiman podría alcanzarse recién en 2022.

Entre marzo y mayo Accor ha suspendido al 60% de los colaboradores, el 12% en tanto, se encuentra con reducción de jornada y el 7% de quienes están con contrato a plazo fijo fue desvinculado. No obstante a eso, y como una medida paliativa a sus empleados la compañía implementó una política de priorización de la contratación sobre el universo de desvinculados por la crisis.

Lo que viene

Hacia adelante, y aunque creen no tener dificultades para adaptarse a la nueva normalidad y poder convivir con la pandemia, dicen que una situación fatal para ellos y la industria en general, sería un eventual rebrote de la crisis social, similar a la del 18 de octubre.

Sin embargo, y aunque Pruvost dice que sería complicado volver a lidiar con un estallido social, aclara que esto no condicionaría de ninguna manera las decisiones de inversión en el país, dado que “entendemos que la hotelería es una inversión de largo plazo, sabemos que las crisis desafortunadamente hacen parte de la vida de un país, así que un estallido social no sería un factor que nos haga irnos de Chile”.

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