El Gobierno de China y Huawei aumentaron ayer la presión sobre EEUU y Canadá, en una disputa desatada por los intentos de Washington por frenar el acceso al mercado de la compañía china, tanto en su territorio como en el resto del mundo.
La arremetida de los asiáticos tiene lugar luego que el viernes pasado el Departamento de Justicia canadiense anunciara la apertura del proceso de extradición de la CFO de la compañía, Meng Wanzhou, a Estados Unidos, donde enfrenta cargos penales.
Acusado el golpe, ayer Reuters, Financial Times y New York Times informaron que el fabricante de equipos de telecomunicaciones prepara para este jueves una demanda contra la Casa Blanca, debido a una legislación que restringe su acceso al mercado.
La firma impugnará una ampliación firmada el año pasado de la Ley de Autorización de Defensa Nacional, la cual ahora controla los contratos del Gobierno de EEUU con compañías chinas, fortaleciendo el rol del panel que revisa las propuestas de inversión extranjera.
Por otra parte, Beijing acusó ayer al canadiense, Michael Kovrig, de robar secretos de Estado que pasó a un compatriota, el empresario Michael Spavor. Ambos fueron arrestados en diciembre pasado, poco después de que en su país fuese apresada Meng.
"Obviamente, estamos muy preocupados por la posición que ha adoptado China", dijo el lunes el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sobre las acusaciones. "Hemos estado comprometidos y defendiendo a los dos canadienses que han sido detenidos arbitrariamente por China desde el principio", agregó.
Pero esa no es la única respuesta que recibió Canadá. Los abogados de la ejecutiva, que acudirá a tribunales el viernes en el marco de su proceso de extradición, están demandando a Otawa, a las agencia de fronteras y la policía federal del país, alegando que su cliente fue detenida, registrada e interrogada durante tres horas en violación de sus derechos constitucionales.