Huawei trabaja contrarreloj para atajar el daño que está ocasionándole el boicot de EE UU a su negocio. La compañía planea construir una planta de chips en Shanghái sin utilizar tecnología estadounidense, según informan Bloomberg y Financial Times. Un movimiento que le permitiría asegurarse el suministro de este componente para su negocio de infraestructura de telecomunicaciones a pesar de las sanciones de EE UU.
Dos personas conocedoras del proyecto han señalado al periódico británico que la fábrica será gestionada por un socio, Shanghai IC R&D Center, una compañía de investigación de chips respaldada por las autoridades municipales de la ciudad china citada.
Se espera que la nueva instalación comience a fabricar chips de 45 nanómetros de gama baja y que para finales de 2021 hacer otros más avanzados de 28 nanómetros para dispositivos del internet de las cosas y televisores inteligentes. El objetivo sería producir chips de 20 nm a finales de 2022 que formarían parte de sus equipos de telecomunicaciones 5G.
Esta estrategia marcada por Huawei para independizarse de la tecnología de EE UU se encuentra, sin embargo, con un escollo al hablar de smartphones, pues los chips que utilizan ya Qualcomm, Apple o Samsung para los teléfonos inteligentes utilizan arquitecturas con tecnología de fabricación de 5 nanómetros y ya hay empresas como Samsung y TSMC (que fabrica para esas tres compañías) planea ir a los 3 nm a corto plazo.
Este proyecto de Huawei podría impulsar las ambiciones de China de no depender de la tecnología de chips de extranjera, particularmente de EE UU, que quiere frenar el desarrollo del país asiático como potencia tecnológica, según el FT.
Las fuentes consultadas por este medio han destacado que los planes de Huawei de equipar su producción nacional de chips solo con maquinaria de fabricación china hará que el proceso sea menos eficiente y más costoso, pero la compañía podría permitírselo, añaden, porque el volumen de semiconductores necesarios para las estaciones base es mucho menor que para un producto masivo como los teléfonos inteligentes.
Este nuevo plan de Huawei llega después de que el gobierno de Donald Trump impusiera a la compañía china en mayo de 2019 restricciones para utilizar chips con tecnología china, aprovechando el fuerte posicionamiento de este país en este negocio. Una decisión que no solo fue cuestionada por el gigante tecnológico chino por el impacto que presuponía iba a tener esta maniobra sobre su negocio futuro, sino por la industria de semiconductores de EE UU, que tiene en Huawei y las empresas chinas a algunos de sus principales clientes.
De hecho, la compañía china ha disfrutado de algún aplazamiento del veto para que las compañías estadounidenses afectadas también sortearan el impacto negativo de la medida. Y es que, según un informe de Boston Consulting Group el pasado marzo, las principales empresas de semiconductores de EE UU habían advertido de una caída de ingresos de entre el 4% y el 9% tras restringirse las ventas a Huawei.