"Muchos me han dicho que soy valiente, otros que soy huevón", asegura Ignacio Álvarez, ex gerente general de la AFP Cuprum, quien, junto a otros socios, creó una nueva AFP llamada UNO. Lo que le han dicho a Álvarez tiene asidero, dado que inició las operaciones de la AFP menos de tres semanas antes del estallido social, en un contexto donde las administradoras de pensiones están deslegitimadas por una parte de la población que se ha manifestado en las calles y donde se corre cierto riesgo regulatorio en la antesala de la discusión de la reforma de pensiones y de un debate constitucional.
Pero Álvarez se tiró a la piscina. Dice ser parte de la solución del problema y junto a su equipo -él lo llama comunidad- quiere cambiar la forma de administrar fondos de pensiones. Se siente con la moral para hacerlo, dice que no viene de cuna de oro y que nadie le regaló nada, que su padre llegó a Chile desde la guerra de España con una mano adelante y otra atrás, sin terminar su educación básica y que, trabajando como obrero, logró darle una buena educación a sus hijos.
Aquí las definiciones de un hombre que está lidiando con una crisis desde su primer mes de funcionamiento, pero que tiene la convicción de que la sorteará. Al menos, en sus dos primeros meses completan 20 mil afiliados -2.000 de ellos vienen desde otras AFP- y muestran la mejor rentabilidad en todos los fondos, con la comisión mensual más baja del mercado, 0,69%.
Si hubiesen tenido planificado su inicio para noviembre, ¿hubieran empezado a funcionar de igual manera, pese a los hechos de octubre?
-Cuando partimos este emprendimiento lo pensamos de forma sostenible y a largo plazo, sabiendo que la olla iba a explotar, quizás no que sería el 18 de octubre de 2019, pero sabíamos que iba a explotar en algún momento. Nos adjudicamos la licitación el 1 de abril de 2019 y en ese momento ya existía en parte de la opinión pública una crítica legítima, otras ilegítimas, hacia las AFP y, completamente conscientes de eso, dijimos vamos para adelante, porque vamos a hacer las cosas de forma distinta.
Nos hubiéramos tirado igual a la piscina. Empatizamos con este Chile que al final lo que quiere es un país que siga progresando, pero que lo haga con más equidad y más justicia social.
¿El hecho que la olla haya explotado en su primer mes de operaciones, les cambió sus expectativas para 2020?
-Las empresas tenemos tremendos riesgos, y en el caso nuestro, se materializó el riesgo. De hecho, el número de personas que se estaba afiliando al sistema previsional, que era alrededor de 470 mil anual que nosotros estimamos, va a tener una baja sustancial en los próximos 12 meses, a niveles más cercanos a 330 mil. Es una baja gigante y, además, los que se afilien van a tener menos cotizaciones porque habrá mayor desempleo.
En lo interno, hicimos un compromiso de no disminuir puestos de trabajo, más allá de las rotaciones normales que se dan, porque tenemos otros valores más allá de retribuir el capital.
¿Esta tormenta hará que aplacen su horizonte estimado de recuperación de la inversión inicial del negocio?
-De forma consciente estamos perdiendo mucha plata. El momento en que podemos estar en equilibrio se va a desfasar en el tiempo y eso significa que los accionistas seguirán pagando los sueldos y arriendos, tenemos que poner más plata que la que se hubiera puesto. Probablemente se atrase en un año el dejar de estar poniendo dinero -ni siquiera me refiero a recuperar la inversión-.
¿Faltan esfuerzos para tener pensiones más dignas?
-Se dio un gran paso en aumentar en 50% la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsional Solidario, pero creemos que eso es insuficiente. Es imprescindible agregar un tercer pilar que permita un sistema mixto, como el de la mayoría de los países, que apoye a una generación de chilenos que hoy están pensionados y a los próximos a pensionarse que estuvieron en un Chile más pobre, que tuvieron salarios más bajos. El Estado tiene espacio para endeudarse.
¿Qué modelo propone?
-El sistema debiera quedar construido por tres pilares: solidario con financiamiento del Estado, solidario con financiamiento del empleador y, finalmente, el contributivo financiado con el ahorro de cada persona. El Estado está contribuyendo desde antes y con el nuevo aumento del 50% de la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsional Solidario recientemente anunciado, al primer pilar, por lo tanto, introducir un nuevo pilar solidario financiado por el empleador que va al mismo Fondo de Reserva de Pensiones (FRP), permitiría aumentarle la pensión a todas las personas que tengan más de 65 años en $165 mil, es decir, para todos, universal, para el 100% de los mayores. Ese debería ser el piso, lo mínimo, un derecho. Se incluiría a todas las personas, haya o no haya contribuido al sistema previsional.
Si plantea que esto lo administre el FRP que ya existe, ¿entonces cree que no es necesaria una AFP estatal?
-No tenemos paradigmas. Si un ente estatal lo hiciera, no hay problema. Pero ya existe el Fondo de Reserva de Pensiones, entonces ¿para qué crear otro más? Creo que debiera canalizarse a través de esta entidad, aunque con mejoras en su gobierno corporativo, es decir, que tenga independencia y donde participen los trabajadores. De hecho, creemos que en las AFP también deberían participar los afiliados. Estaríamos felices de que hubiera miembros de los afiliados -elegidos a través de un mecanismo transparente- que participen en el cuerpo que dirige a los fondos, que nos dieran otra mirada. Que las personas se sientan partícipes de esto.
¿Es viable la idea de que la pensión mínima pueda equipararse al sueldo mínimo?
-¿Debiésemos aspirar a que el sueldo mínimo sea de $500 mil y de tener pensiones igual a eso? Sí, es un sueño precioso. Técnicamente se está derribando el paradigma que estaba instalado de que el país no se podía endeudar más. Creemos que el país sí se puede endeudar más, de forma más agresiva. Probablemente también va a ser necesaria una reforma tributaria y aumentar impuestos para tener un país más justo, sin dejar de facilitar y atraer a muchos emprendedores que puedan crear empleos nuevos.
¿Apoya un royalty a las utilidades de las AFP?
-Para hacer un ejemplo teórico, si todos los cotizantes se cambiaran a UNO, las utilidades de las AFP bajarían en $300 mil millones anualmente, porque pagarían una comisión mensual de 0,69%. La competencia y la portabilidad de afiliados es lo que hace que las AFP tengan menos utilidades. Eso sería el mejor royalty a las utilidades.
¿Está de acuerdo con la idea de que se puedan retirar los fondos de pensiones antes de la edad de jubilación?
-El fin principal del ahorro de las pensiones debe ser para las pensiones, o si no se va a ir deteriorando el ahorro de cada persona. Sin embargo, nos alejamos de los paradigmas que muchos han tenido por muchos años y, dado que los fondos son de las personas, creemos que al igual que en muchos países deben haber algunas causales bajo las cuales sea completamente razonable que las personas puedan retirar anticipadamente sus fondos. En enfermedades catastróficas se tiene que poder retirar los fondos sí o sí, al igual que por motivos de educación, o tal vez para la primera vivienda. Hay que abrirse a estas posibilidades y preguntarle a la ciudadanía. Hay AFP que están haciendo encuestas de lo que les conviene, pero hay que preguntarle a los afiliados cuáles son las necesidades más importantes bajo las cuales creen que se debería retirar los fondos de pensiones. Eso no significa retirar el ciento por ciento y quedar sin pensión.
¿Cómo evalúa la conducción política de este gobierno en materia de pensiones?
-El gobierno ha sido muy lento en reaccionar con las medidas que son técnica y políticamente factibles. Pero también es cierto que el gobierno no tiene mayoría en el Congreso. Estamos decepcionados de que los políticos que nos representan en el Parlamento no puedan ser más ágiles en construir los acuerdos. Pero estamos optimistas, porque después del 18 de octubre hemos visto un ánimo de llegar a acuerdos más rápido.
¿Qué falta para que las mejoras en pensiones sean percibidas como una solución maciza y no como parches?
-Que el ciento por ciento de los chilenos y chilenas que tienen más de 65 años reciban un aporte de $165 mil, independiente si cotizaron o no, usando el aporte adicional de los empleadores para financiar esto que ya inició el gobierno. En segundo lugar, que al interior del pilar contributivo se pueda aumentar la facilidad para la portabilidad de afiliados. En tercer lugar, hacer la vida fácil a los afiliados, porque vemos con preocupación que en el proyecto de ley el 10% de cotización se torne en algo más complejo que los planes de Isapres, con descuentos que se ven bien a primera vista, pero que al final se traducirá en planes incomparables, donde la gente se paralice y se discrimine a las mujeres y a las Pymes.
¿Cómo están monitoreando los posibles cambios constitucionales?
-La Constitución chilena tiene un problema de legitimidad de origen, porque se hizo en un periodo en que no había democracia en Chile y, si bien se han hecho muchas modificaciones en los últimos años, en la percepción colectiva a todos los que creemos en la democracia, el solo hecho de saber que se escribió en ese minuto de la historia de Chile, nos molesta. Es positivo que se bote ese libro, por su ilegitimidad, y que se construya un libro nuevo -sin que la discusión sea tomada por minorías antidemocráticas-. Ojalá que la nueva Constitución sea ampliamente consensuada y que nos dure por muchos años. A partir de esa nueva Carta se podrán construir leyes, como por ejemplo, para mejorar las pensiones.
¿Se desmarca del sistema asociado a José Piñera?
-Ahorrar para la pensión como uno de los pilares no se inventó en Chile, como algunos dicen que lo hicieron, pasándose de listos. Esto existe en muchos países antes que aquí. En Chile se instauró que el contributivo sea el único pilar y ese es el problema, nos desmarcamos de ese modelo. No entendemos que una persona tenga la falta de empatía con decir que este sistema es un Mercedes Benz si hay personas con pensiones de $100 mil. Es una falta de respeto a las personas. Pero sí creemos que el pilar contributivo lo ha hecho extremadamente bien en que el ahorro de las personas se multiplique para colaborar en mejores pensiones.
¿Percibe que UNO es como la WOM de las AFP?
-Una de nuestras propuestas de valor más relevante que se asemeja a lo que hizo WOM, es nuestro diagnóstico de que el costo puede ser mucho más bajo, un 40% menos si es que hacemos las cosas de otra forma, pero haciéndolo de forma sustentable. Esto se parece a la portabilidad telefónica, que antes era engorrosa porque tenías que cambiar el número del teléfono o tenías que ir a la sucursal a llenar 43 mil papeles y eso la empresa lo sabía, por lo que podía seguir cobrando caro, porque el costo de cambio era altísimo. En las AFP, los chilenos y chilenas pueden pagar menos de la mitad por administrar sus ahorros, pero hoy es súper difícil cambiarse de AFP. Debería facilitarse la portabilidad.