Cuando Ignacio Briones dejó el gobierno para iniciar su campaña presidencial como representante de Evópoli, ya se habían aprobado dos proyectos de ley que permitían el retiro de un 10% de los fondos de pensiones. Ahora, nueve meses después, avanza un cuarto retiro. Dice que está pesimista, y que por eso insistió en que esa llave no se abriera, porque costaría mucho cerrarla. “Nada indica que no puede haber un quinto, un sexto retiro. Estamos en una situación bastante complicada”.
Para el exsecretario de Estado el tema de que las ayudas llegaron tarde o que eran insuficientes siempre fue una excusa para avanzar en estas iniciativas. Y ahora, para él estos hechos refuerzan esa idea. “Hoy tenemos más ayudas que nunca, incluso más allá de lo razonable, pero se aprueban igual los retiros”. Evita criticar directamente a los ministros y personeros políticos que sacaron sus recursos, pero menciona que “pudo haber afectado la votación”.
Después de perder en las elecciones primarias de su bloque Chile Podemos Más, Briones se tomó una pausa para analizar los pasos a seguir. Esa pausa termina mañana: regresa a la Universidad Adolfo Ibáñez como académico senior fellow en la Facultad de Artes Liberales. Cuenta que su cargo es un “estatuto especial que ocupan algunos académicos que es bastante más libre”. Dentro de sus funciones está el generar proyectos de investigación y tener presencia en seminarios y en el debate de políticas pública.
Además, retomará sus funciones como presidente del centro de estudios Horizontal, donde también espera influir en el debate.
Cuando se tramitó el primer retiro del 10% usted era ministro de Hacienda. En ese entonces se dijo que era por única vez, sin embargo, la Cámara aprobó el cuarto. ¿Qué responsabilidad le cabe al Ejecutivo y a la coalición gobernante esta situación?
-La responsabilidad primera es de quienes votan. Ellos son los que están llamados a pensar no sólo en su elección. El cuarto retiro viene a confirmar que las ayudas del gobierno fueron siempre una excusa. Hoy tenemos más ayudas que nunca, incluso más allá de lo razonable, pero se aprueban igual los retiros. Hay un lucro personal de los parlamentarios que buscan su reelección y contra eso es bien difícil lo que pueda hacer el gobierno. Neoliberalismo es por definición poner los intereses particulares por sobre el bien común. Desde la izquierda dicen que esta es una mala política, pero la hace igual, porque busco mi reelección. Por otro lado, desde la derecha, vemos que los parlamentarios abandonaron sus convicciones. Estamos en un desfondo ideológico, tanto para la izquierda como para la derecha.
¿Esa llave que se abrió en 2020 costará cerrarse y pueden venir más retiro?
Soy súper pesimista en esto. Y por eso insistí en que esa llave no se abriera, porque una vez abierta era para siempre. Es muy difícil cerrarla. Seguirá abierta y ese es el problema que tenemos. Nada indica que no puede haber un quinto, un sexto retiro. Estamos en una situación bastante complicada. La diferencia es que en 2022 ya no será electoral.
¿Qué le parece que lo hayan hecho los ministros Cerda, Schmidt y otros personeros de la coalición?
Evidentemente esa información tuvo consecuencias políticas y es relevante para lo que ha pasado. Pudo haber afectado la votación. Ahora, ellos han dado su explicación y no soy quien para opinar ahí. Son decisiones personales, pero tuvo repercusiones en la aprobación del cuarto retiro.
¿Retiró alguno de los 10%?
No, por supuesto que no. Ninguno de los tres ni pienso hacerlo. La verdad es que no.
Tras el primer retiro no se produjeron los efectos catastróficos que pronosticaban tanto los expertos como el gobierno. ¿Hubo una sobrerreacción en el análisis? ¿Restó aquello fuerza para oponerse a los siguientes retiros?
Si alguien dijo que estos efectos iban a ocurrir de manera automática e iba a suceder una debacle, fue efectivamente catastrófico. Pero el análisis tiene que estar centrado en los impactos que tendrá en la economía. Y ahí tenemos un efecto en inflación, en tasas de interés, sobre todo en las tasas largas. Tenemos el alza en el dólar, caída de los fondos D y E. Todo eso se dijo, pero una cosa es decirlo y otra es escucharla. Todas estas cosas las dije, pero parece que prediqué solo en el desierto.
Hay propuesta de que apuntan a un retiro del 100% de los Fondos...
Cada retiro es un paso hacia el reparto, como parte del desfonde ideológico. Nadie lo está viendo desde la derecha. El 100%, como dije tantas veces en mi campaña, es, por definición, pasar a un sistema de reparto. La derecha parece no darse cuenta que cada retiro de los fondos de pensiones es un paso hacia un sistema de reparto.
¿Ve que el próximo sistema será de reparto?
Supongamos que se aprueba la propuesta irresponsable del 100% de los fondos. Hay dos alternativas: el Estado no le pasa nada a las personas que jubilen, lo que es poco probable o bien le entrega una pensión, que es básicamente el pilar solidario. Ese financiamiento es cotización o impuestos. La población activa financiará a la pasiva. Eso es reparto. La cuenta se la estamos cargando a las generaciones futuras. La plata de las pensiones la terminarán pagando las personas, ya sea a través de cotizaciones o impuestos generales. Cada retiro equivale a 2 puntos de cotización de la reforma previsional. Si se aprueba el cuarto ya llevaremos 8 puntos.
Durante su gestión en Hacienda impulsó la eliminación de las exenciones, sin embargo, su sucesor no tanto. Ahora recién se incorporaron algunas exenciones dentro de la ley corta de pensiones, ¿cómo analiza ese proyecto?
Me parece bien y responsable que a gastos permanentes existan recursos permanentes. Esa es una máxima que no podemos olvidar. Valoro que se haya avanzado en exenciones. Es un tema que muchos hablan, pero nunca se hizo. Por vez primera, cuando fui Ministro de Hacienda, impulsamos un trabajo serio con el FMI y la OCDE para poner al día nuestra metodología. Se convocó a una comisión tributaria que tenía dos misiones: las exenciones y fijar una ruta tributaria de largo plazo.
Esa comisión entregó un listado amplio de exenciones, sin embargo, este proyecto incluye sólo cinco, ¿se quedó corto al excluir temas como la renta presunta y la devolución a los transportistas del impuesto al diésel?
Me hubiese gustado que todas las exenciones que no tienen ninguna justificación en pleno siglo XXI, como la renta presunta se incluyeran. Presumir renta en el siglo de la información no tiene ningún sentido. Por donde se le mire es algo que no tiene justificación. Pero es muy defendida por distintos grupos y a mí me tocó verlos. Esa es la razón por la que no se avanza. Lo mismo pasa con el subsidio al diésel para los transportistas. Ese es un grupo de presión que le cuesta US$80 millones al año a todos los chilenos. No se entiende que al mismo tiempo en que se discute del cambio climático, en energías limpias no se avance en esta otra materia. No puede ser que los chantajes de los grupos de presión logren que no se avance en esa discusión. Muchos se llenan la boca diciendo que se debe eliminar las exenciones, pero a la hora de concretarlo tienen muchos intereses detrás.
La economía se encamina a crecer en torno a 10%, pero para el próximo año se espera un ajuste importante con crecimiento cercanos al 1,5%-2,5%, ¿Habrá un frenazo?
Estamos viviendo en un espejismo. Hay un boom de consumo nunca antes visto, una cantidad de plata en las cuentas rut, vistas y corrientes. Una liquidez increíble. Cuando uno mira los agregados monetarios M1 están disparados, porque hay mucho dinero que pasó de activos a dinero para ser consumido y eso estamos viendo. Las personas del comercio han vendido como nunca, pero eso no es de equilibrio, se va a acabar y ese ajuste tiene que producirse. Vamos a salir de este espejismo y volveremos a la dura realidad. Será un ajuste importante y mientras antes ocurra mejor.
Y ese ajuste, ¿en qué magnitud lo espera?
El crecimiento del próximo año lo veo más cerca de 1,5% y 2%. Eso será duro después de tener un crecimiento de dos dígitos. Además, tenemos un rezago en el empleo que lo vamos a ver el próximo año con una tasa de actividad mucho más baja.
El presupuesto que presentó el gobierno para 2022 va en esa dirección de comenzar el ajuste y volver al equilibrio?
La clave es tomarse muy enserio la convergencia fiscal. Vamos a enfrentar un periodo duro, independiente de quién gobierne va a ser muy duro. Volveremos a la realidad. Un país endeudado, un sistema de pensiones desfondado, y vamos a salir con fisuras. Será necesario volver a ordenar la casa y a entregar certezas. El presupuesto está bien orientado y espero que el Congreso lo respalde.
¿Hay riesgo de que Chile se estanque en materia de crecimiento?
Hay un riesgo y seria hipócrita negarlo. Chile sigue teniendo todavía sus fundamentos sólidos, pero ha habido un deterioro muy notorio en las instituciones. La democracia se sostiene en pilares y cuando se van deteriorando, la democracia también. Tenemos un parlamentarismo de facto, donde varios ponen su interés personal sobre el del país y su bienestar. Hemos tenido un deterioro fiscal muy relevante, hay un ataque velado sobre el Banco Central. Hoy enfrentemos muchas más incertidumbres de las que estábamos acostumbrados y la certeza es la condición necesaria para la inversión y el crecimiento de largo plazo. Si no somos capaces de aplacarlas, efectivamente tenemos el riesgo de tener una economía con un crecimiento muy mediocre.
Dentro de las candidaturas todos plantean reformas tributarias, ¿es de primer orden hacer una reforma tributaria el próximo año?
Es indudable que los recursos fiscales tienen que aumentar, pero de acuerdo a la realidad del país. Se puede lograr un justo equilibrio y avanzar en un pacto tributario que apunte a recaudar 5 puntos del PIB, que es la brecha que tenemos con los países de la OCDE. Podemos discutir en qué horizonte de tiempo y qué gatillantes de crecimiento. Pero al mismo tiempo, tiene que generar estabilidad en las reglas del juego. Fijemos las reglas, y demos un marco de referencia de largo plazo. Un sistema que recaude, entregue certezas, pero al mismo tiempo sea pro inversión y pro crecimiento.