La Ley de Responsabilidad Extendida del Productos (REP) o ley de reciclaje, obliga a que los productores o importadores de ciertos productos, revaloricen un porcentaje de los residuos de los mismos y, para ello, deben trabajar con un sistema de gestión, entidad que los recolecta y administra, para posteriormente valorizarlos. Ignacio Larraechea es presidente del directorio del Sistema de Gestión Giro, que agrupa a más de 173 empresas que comercializan envases y embalajes dentro de Chile, categoría que comienza a regir este mes de septiembre.

Hasta hora, Giro tiene convenio con tres municipios para el primer año (Peñalolén, Independencia y Recoleta) y está en conversaciones con otros dos. No obstante, sigue a la espera de la aprobación de su plan de gestión por parte del Ministerio de Medio Ambiente (MMA), para poder comenzar a operar. “Estamos seguros que partiremos en la fecha que corresponde, porque nos hemos preparado mucho para esta instancia”, señala Larraechea.

¿Podrían empezar tarde?

-Estamos seguros de que no. Nos encontramos en plena etapa de afinar las coordinaciones y ya hemos presentado nuestro plan de gestión. Es un proceso en el cual no tenemos grandes incertidumbres, porque hemos ido trabajando junto al MMA las mejoras y precisiones. Por lo tanto, está ad portas de ser aprobado y todo nuestro esfuerzo hoy día está en partir bien.

¿Qué significa partir bien?

-Primero, afinar las coordinaciones con nuestras empresas socias, donde muchas de ellas están entrando a un proceso absolutamente nuevo y, por lo tanto, valoran la asesoría que les estamos dando: un monitoreo que tranquilice y que se den cuenta de que esto es plenamente realizable. Tenerlos debidamente informados. En segundo lugar, las coordinaciones con los municipios, un actor muy relevante con el manejo de los territorios y, por lo tanto, hay un esfuerzo enorme.

Su competencia ya tiene convenios con municipios a lo largo de Chile y están haciendo las licitaciones. ¿En qué están ustedes?

-Giro ha decidido hacer un comienzo a pequeña escala, con 1.100 toneladas, con un máximo de recolección de 2.000 o, un potencial de 2.400, lo que es plenamente realizable. Y quisimos comenzar así, porque la ley tiene en el espíritu la gradualidad. Las grandes metas empiezan a partir del tercer año y ya en el quinto, nosotros tenemos trazado el crecimiento. Estamos afirmando nuestra gestión en lo que se ha realizado durante dos años en capacidades ya instaladas en los municipios con los que comenzamos este 2023. Nos parece importante focalizar, hacer los aprendizajes y después del segundo año comenzar a expandirnos con una velocidad mayor. Pero este año queremos aprender de la institucionalidad pública (MMA y municipalidades), de las empresas y de nosotros como gestores. Por lo tanto, con esta escala prudente estamos dando una especie de seguro a nuestras empresas socias, para después tener una tasa de crecimiento que sea razonable y no números al aire.

¿Qué los diferencia?

-Yo creo que nos diferenciamos en un buen servicio. Podemos asegurar el cumplimiento de la ley de las empresas socias y para eso necesitamos una relación bastante personalizada, donde no podemos fallar. Hemos contratado los servicios de New Hope, que tiene una experiencia internacional importante y una plataforma tecnológica ya probada. Impulsar que las empresas de verdad se involucren en el ecodiseño de sus envases y embalajes, ya que disminuye el gramaje y facilita la recolección y valorización. Por lo tanto, se logran menores tarifas. Lo otro es educar a la ciudadanía, sobre todo a las municipalidades en donde estamos operando, porque eso también baja los costos de operación.

¿Cuál será su rol con la ciudadanía?

-Nuestra opción es estar muy cerca de los municipios, con los que tenemos una relación muy fluida, como también de las iniciativas impulsadas por los recicladores de base, para que se mantenga el principio de inclusión.

¿Cómo será el trabajo con esos recicladores?

-Estamos barajando la posibilidad de realizar contrataciones directas con ellos por pago de servicios. Además, ya tenemos que empezar a hacer que las metas de las empresas sean también coherentes con las metas de los municipios. La exigencia operacional en cada municipalidad va a crecer muy rápido. Pero una vez que ocurra esto, va a llegar con recursos y no como ha ocurrido en otros ámbitos, donde le llegan nuevas tareas al municipio y no le llegan los recursos.

¿Cómo ve el escenario previo y a la industria en general?

-Yo lo calificaría como un momento desafiante de todo el sistema. La REP, al incorporar la gradualidad, permite que en vez de volvernos locos con un comienzo abrupto, estemos en un momento de poner la primera piedra bien para que el resto del edificio quede derecho. Tenemos meses por delante, que son clave para que esto resulte, donde hay una exigencia operacional importante. Pero también hay un cambio cultural que es crucial, en la ciudadanía y en los hogares.

¿A qué se refiere en específico?

-A que a hogares más pobres, con espacios pequeños, les vamos a estar exigiendo reciclar y diversificar sus residuos. Entonces, lo peor que podría pasar es que el ciudadano no confíe en el sistema, eso sería un problema importante. No es lo mismo hacer gestión de residuos en comunas que tienen más recursos que en aquellas que tienen menos. Por lo tanto, hay un incentivo a ser muy innovadores. Ahora, también me da confianza el que las multas sean tan importantes para las empresas que no cumplan (entre US$1 millón y US$10 millones). Así como la colaboración y la coordinación son clave, también la ley establece, de alguna manera, un garrote que pocas veces hemos visto. Lo he notado más estos últimos meses, mediante los llamados y correos de empresas que están preocupados de que han ido postergando este tema y, hasta ahora, están fuera.

¿Y la trazabilidad de toda la cadena, podría ser una garantía en ese ámbito?

-No puede pasar que el ciudadano sienta sospecha de que esto no está resultando, porque hay un esfuerzo adicional en todas las familias y para eso hay que darles garantías. Necesitamos que esa trazabilidad sea un elemento que dé confianza y que ayude a la gestión, pero también es crucial el esfuerzo de las empresas por trabajar en la ecoeficiencia como parte de sus estrategias competitivas, para que esto escale de verdad a los números que queremos. Chile, en este sentido, está dando un batacazo a nivel internacional.