Se esperaba un crecimiento negativo para octubre, pero su magnitud no estaba en el escenario ni del más pesimista. Es que la contracción de 3,4% que registró la actividad en el décimo mes del año enfrió aún más los ánimos de los economistas, tanto así que se comenzaron a ajustar fuertemente las expectativas de crecimiento para este año desde un rango de 1,8% a 2,3% estimado previo al estallido social a un nivel entre 0,5% y 1,5%.
Qué explicó la caída: de acuerdo al Banco Central, la actividad económica del mes se vio afectada por el desempeño de las actividades de servicios, comercio e industria manufacturera. En los servicios, destacaron las caídas de educación, transporte, servicios empresariales y restaurantes y hoteles. Compensó parcialmente este resultado el aumento de la actividad de construcción. Así, según el Central, la actividad minera creció 2%, mientras que el Imacec no minero retrocedió 4%, su mayor caída desde 1999.
La serie desestacionalizada disminuyó 5,4% respecto del mes precedente, su mayor contracción histórica, y 3,5% en doce meses. El mes registró la misma cantidad de días hábiles que octubre de 2018.
Los economistas coinciden y en esto no hay dobles lecturas: el estallido social cambió el escenario de recuperación que venía mostrando las cifras y que se reflejó en el PIB de 3,3% del tercer trimestre. "La economía venía mostrando un repunte que se interrumpe con la crisis social, llevando a un marcada disrupción en la actividad y comercio", señaló el economista jefe de Bci, Sergio Lehmann.
Pablo Cruz, economista senior de BTG Pactual, señaló que "previo al estallido de la crisis esperábamos que la actividad en octubre creciera en torno a 2,5%, en cambio ahora, prevemos un 1,1%".
Así, el escenario base que manejan los economistas apuntan a que noviembre también mostrará una contracción que podría llegar incluso a -5%, aunque el promedio es -3,8%.
Una señal poco auspiciosa son las cifras de exportaciones, que al 23 de noviembre mostraron una caída interanual de 15,7%, al totalizar montos por US$4.003 millones. En el detalle, los envíos de cobre retrocedieron 10,7%, y el sector agrícola cayó 12%. Las exportaciones industriales, en tanto, cayeron 22,67%. Por su parte, las importaciones totales mostraron una caída de 9% a US$3.811 millones. Los bienes de consumo bajaron 13,1%, mientras que las de bienes de capital retrocedieron 2,49%.
"Considerando que en noviembre continuamos viendo episodios de violencia, que alcanzaron su mayor nivel el 12 de noviembre, esperamos que ese mes muestre una caída entre 3% y 5%", puntualiza Cruz.
Para Scotiabank, con este Imacec, "la economía habría perdido 2 años de crecimiento en tan solo 2 semanas. Esperamos que se recuperen actividades durante los próximos meses, ya que de quedarnos con el nivel del PIB de octubre, la economía habría vuelto a los niveles de mediados del 2017".
Con dos meses de caída ya es una realidad que el último trimestre del año será negativo. Las estimaciones promedio apuntan a una caída de 2,6%. Y por ello aumentan las posibilidades de que exista una recesión técnica, es decir, una caída de dos trimestres consecutivos de manera desestacionalizada. Y también en su medida tradicional anual.
Para el próximo año, los economistas también pusieron paños fríos a sus proyecciones. Si hasta antes del estallido social se esperaba un 2,3% de expansión, ahora el mercado ve, en promedio, un 1,2%.
En cuanto a la decisión de política monetaria (mañana el BC tiene la reunión), los economistas se encuentran divididos entre mantener o bajar. El argumento de mantener se basa en la reciente intervención del ente rector para contener el alza del dólar, y que por ello, una baja de la tasa de interés iría en contra de esa medida. Ángel Cabrera, de Forecast Consultores, es partidario de una mantención. En la vereda opuesta se sitúa Felipe Alarcón, de EuroAmerica, quien afirmó que será una decisión "discutida" pero que se inclinará la visión de recortar la tasa.