Hubo un dato en las estadísticas entregadas por el Banco Central en el marco de las cuentas nacionales al tercer trimestre que pasó inadvertido: el impacto de los feriados en la economía chilena.

De acuerdo con los cálculos de la entidad monetaria, con tres días hábiles menos que el tercer trimestre de 2017, el efecto calendario resultó igual a -0,4 puntos porcentuales. Así, entre julio y septiembre del presente año, la actividad económica exhibió un aumento anual de 2,8%, en lugar de 3,2%.

Es bueno que las autoridades y la ciudadanía tomen conciencia de estos números y del costo que implican, en ciertos casos, decisiones populistas.

Un lujo que un país en vías de desarrollo como Chile no se puede dar y que requiere una solución.

Con 15 días festivos, nuestro país se encuentra en el rango alto de economías con el mayor número de feriados, siendo sólo superado por Colombia e India con 18 días no laborables y Argentina, Japón, Líbano, Corea del Sur y Tailandia con 16.

En materia de días de vacaciones Chile (15 días hábiles) está en la parte baja de la tabla, aunque superamos a algunos competidores directos como Argentina (14), Costa Rica (12) y México (6).

Entregar vacaciones más largas, a cambio de menos feriados -tal como propuso el candidato Sebastián Piñera en su campaña- parece una idea razonable.

Actualmente existe un proyecto de ley en discusión en el Congreso, que amplía a 20 el número de días de vacaciones, pero sólo eliminó el feriado correspondiente al 12 de octubre.

El camino al desarrollo exige tomar decisiones impopulares y dado que ahora ha surgido una preocupación transversal por el crecimiento, parece ser un buen momento para implementarlo.