El éxito de Jeff Bezos, asegura Brad Stone, autor de su biografía The Everything Store: Jeff Bezos and The Age of Amazon, radica en ver soluciones simples, que casi nadie ve.
Cuando era un niño, relata el texto, Bezos desmanteló su cuna con un destornillador, simplemente porque quería dormir en una cama.
Su éxito le permitió esta semana colgarse la medalla del hombre más rico de la historia moderna, una frenética disputa que mantiene con otro titán tecnológico: Bill Gates. Su fortuna superó el lunes los US$ 150.000 millones, según el índice Bloomberg Billionaires. La cifra batió a la que el fundador de Microsoft acumuló en 1999, y que llegó a US$ 100.000 millones, pero que a dinero de hoy, calcula Bloomberg, equivalía a US$ 149.000 millones.
Este nuevo hito financiero una vez más se inspiró en su biblioteca electrónica. El Amazon Prime Day, un evento de liquidación de tres días que comenzó el lunes pasado (una especie
de Black Friday, pero solo en el portal de Amazon), arrojó, según la propia empresa, más de 100 millones de productos vendidos en todo el mundo, lo que le permitió transformarse en el mayor evento de compras en la historia de Amazon.
La compañía no quiso revelar cuánto ganó durante el evento, pero sí reconoció que solo las pymes que operan en su plataforma tuvieron ventas sobre los US$ 1.000 millones. Se estima que la firma facturó en total unos US$ 4.200 millones.
Según Martín Ireta, director de la Escuela de Posgrado en Negocios de la U.Mayor, no hay sorpresa en el botín que ha logrado acumular el multimillonario, cuya principal virtud es ver oportunidades de crecimiento en sectores que no todos visualizan con la misma claridad. Además, dice, es un gran planificador, gracias a la experiencia que acumuló como vicepresidente de un fondo de inversiones llamado D. E. Shaw & Co. "Él planifica muy bien y tiene un orden que le dio su trabajo en Wall Street y que la mayoría de los emprendedores no tiene", asegura.
Además, dice, capitaliza muy bien y tiene una gran capacidad de reinversión. "Por cinco o seis años, Amazon no generó ganancias para los accionistas. Todo era reinvertido". De hecho, dice, si uno revisa los balances de la compañía, es una política que aún mantiene.
Desvelo espacial
Aunque su riqueza se sustenta en Amazon, su visionaria librería virtual, hoy transformada en una gigantesca bodega online, el verdadero desvelo de Bezos es Blue Origin, su compañía aeroespacial.
El emprendedor espera no solo transformarla en una empresa de transporte de astronautas de la Nasa a la órbita baja de la Tierra (donde circulan los satélites o la Estación Espacial Internacional), sino en la primera en ofrecer viajes turísticos al espacio.
Y esta semana, el afán de Bezos dio, literalmente, un meteórico ascenso. Su cohete New Shepard, un tubo metálico de 15 metros y 40 toneladas, alcanzó una altura de 119 kilómetros, para luego regresar a la Tierra. A diferencia de los antiguos cohetes, como los Saturno usados por las misiones Apollo, este no cae al mar, sino que regresa a la Tierra, permitiendo su reutilización y mejorando su rentabilidad. Se trata de la mayor altitud lograda por el cohete en sus nueve pruebas preliminares, en un despegue que, tal como su dueño, parece no tener techo.
Ireta dice que el afán de Bezos es diversificar su portafolio de inversiones, en un terreno en el que parece haber pocos competidores, salvo Virgin Galactic, de Richard Branson, y SpaceX, de Elon Musk.
"Bezos siempre busca espacios donde crecer. Siempre está en la búsqueda de sus océanos azules, y el espacio es uno de ellos", explica Ireta.
Bezos es un fanático aeroespacial y de la serie Star Trek. Asegura que la asistente virtual de Amazon, Alexa (su versión de Siri, de Apple), se inspiró en el ícono de la cultura pop.
Tanto es su fanatismo por la serie, que incluso tuvo un cameo como extraterrestre en Star Trek Beyond de 2016. Amazon casi se llamó MakeItSo.com por el eslogan del capitán Picard de la serie Star Trek, Next Generation.
El hombre más rico del globo quiere comenzar a ofrecer viajes al espacio para turistas en una fecha tan próxima como 2019, en vuelos que costarían entre US$ 200 mil y US$ 300 mil.
Blue Origin hoy copa su atención, y asegura que se trata del trabajo más importante que estoy haciendo. "No quiero que los bisnietos de mis bisnietos vivan en una civilización atorada".