Uno de los grandes damnificados del último cuatrienio fue la inversión. Nunca antes, desde que existen cifras comparables, la formación bruta de capital fijo había caído ininterrumpidamente durante cuatro años. Es por esto que cualquier esperanza de recuperación económica debe ir necesariamente acompañada de un repunte de la inversión.
Los datos que entregó el Banco Central para el primer trimestre reflejaron un mejor comportamiento de la demanda interna. El consumo privado registró un crecimiento de 3,9%, el mayor en cuatro años, impulsado por el consumo de bienes durables que registró un aumento interanual de 8,8%. Por su parte, la inversión creció 3,6%, su mejor desempeño desde el tercer trimestre de 2015, impulsada por el incremento del componente "maquinarias y equipos"- con un alza de 6,5%- y de "construcción y otras obras" con un aumento de 3,6%, el mejor rendimiento de este subindicador desde fines de 2015.
Como quedó demostrado en el pasado reciente, no es trivial lo que ocurra en materia de inversión. El desempeño económico futuro está íntimamente ligado a la disposición de las empresas a invertir, por lo que es fundamental generar un entorno macroeconómico sano y un marco regulatorio que genere incentivos y no obstáculos a los inversionistas. Es interesante destacar que de las más de 170 economías que monitorea el FMI, aquellas que tuvieron en promedio la década 2008-2017 un crecimiento de más del 5%, registraron una tasa de inversión media de 29% del PIB, en contraste con las que crecieron 5% o menos, cuya tasa de inversión promedio fue de 23% del PIB. ¿El resultado para Chile? Un crecimiento económico de solo 3%, con una tasa de inversión que promedió la década en 23,9% del PIB.
Las próximas discusiones legislativas en materia tributaria, laboral, evaluación ambiental, entre otras, deben considerar la urgencia que conlleva para nuestra economía recuperar altos niveles de inversión. Porque al final, la mayor recaudación que obtiene el Estado para financiar las legítimas demandas sociales proviene en buena medida del crecimiento económico, y la sustentabilidad de este depende, en gran medida, del comportamiento de la inversión.