Impuestos a los súper ricos: Expertos se enfrentan por proyecto de ley que fija tributo al patrimonio

En el marco del nuevo formato “Pulso Debate”, el exdirector de Presupuestos y actual investigador de Clapes UC, Rodrigo Cerda y el exTesorero y actual investigador del Centro de Estudio Regional de la Universidad de Los Lagos, Hernán Frigolett, abordaron los principales alcances y efectos de este proyecto.


Para la próxima semana, la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados tiene previsto comenzar la discusión de un proyecto de ley que busca gravar a quienes tengan un patrimonio bruto igual o superior a US$22 millones.

Según las estimaciones del proyecto, el establecimiento de este impuesto podría allegar recursos al fisco equivalentes a US$ 6.500 millones, los que se utilizarían para financiar una “Renta Básica de Emergencia”-según la define el mismo proyecto- y así ir en ayuda de los hogares más vulnerables.

Por el lado de quienes lo promueve, el principal argumento para imponer este tributo a los denominados “súper ricos” se ha centrado en que corrige la desigualdad y confiere progresividad al sistema tributario. No obstante a eso, la experiencia internacional comparada de países que lo han aplicado muestra que con este gravamen la recaudación ha sido poca y que las consecuencias negativas, en tanto, han sido muchas.

Por eso, y ad portas del inicio del trámite legislativo de esta iniciativa ya son varios los actores que han empezado a discutir sobre este respecto. Así, y en el marco del nuevo formato “Pulso Debate” a través de Pulso TV, el exDirector de Presupuesto y actual académico de la facultad de derecho de la Universidad Católica e investigador de Clapes UC, Rodrigo Cerda y el exTesorero General de la República y actual investigador del Centro de Estudio Regional de la Universidad de Los Lagos Hernán Figolett abordaron los principales alcances y efectos.

Frigolett fue el primero en fijar su postura a favor sobre la idea de gravar a los más ricos, sin embargo, a su juicio, este impuesto no debe verse como un instrumento para financiar una crisis transitoria que bien puede atenderse aumentando la deuda pública o haciendo uso de los activos financieros, si no que “este cartucho único” más bien debe considerarse como un instrumento adicional del que poder echar mano, pero en función de una carga social de largo plazo.

Poco convencido de lo planteado por su contrario, Cerda cree que el imponer un tributo a los que más tienen no es la solución. De hecho, y tomando como base la experiencia de los 13 países OCDE que en la década de los 90 implementaron estos tipos de mecanismo, señala que más son los efectos contrarios que los aciertos de un impuesto de este tipo.

Esto porque, como primer punto explica que la recaudación que se logró hacer con este impuesto fue menos del 1% del PIB, -muy por debajo del 2,5% que plantea el proyecto-. En segundo término y considerando que este es un impuesto que grava al patrimonio, que muchas veces proviene de la rentabilidad del capital, “significa un desincentivo a la inversión privada que representa el 85% de la inversión en Chile”, esto según plantea el investigador de Clapes UC, a su vez traería como consecuencias una fuga masiva de capitales.

Otro elemento que inquieta a Cerda es la frase “por única vez” que plantea el proyecto. A su juicio, haciendo uso del caso de España que instauró este impuesto en 2011 saliendo de la crisis del 2009, y “aunque se suponía que iba a ser transitorio al final del caso es que eso quedó ahí”.

Por eso, para él el caso chileno no sería distinto, más aún si se considera que “hubo una vez que subimos el IVA de forma transitoria y también quedó arriba, lo mismo pasó con el impuesto corporativo por lo que hay una alta probabilidad de que esto quede como un impuesto permanente, lo que atentaría contra la inversión”.

El punto de consenso

No obstante a que las posturas son opuestas, sí hay un elemento de consenso entre los expertos, y es que ambos concuerdan que por su diseño, este proyecto de ley tiene grandes problemas técnicos, Frigolett apunta a que el corte del patrimonio fijado (US$22 millones) es muy elevado y que para debatir sobre un impuesto a los súper ricos hay que tener una mirada de largo aliento.

Cerda, por su parte, argumenta que el proyecto “pasa a llevar” ciertas reglas del juego del orden jurídico chileno “la primera corresponde a la iniciativa exclusiva del Presidente respecto a imponer tributos y lo segundo, es que de acuerdo a la misma Constitución no se puede poner un tributo y decir que lo que recaudas va a ir a un fin específico como lo hace este proyecto, o salvo que sea para financiar la defensa nacional o para un desarrollo local”.

Las alternativas

En función de buscar un punto intermedio, y al ser consultados por alternativas que permitan aumentar la recaudación fiscal sin que haya efectos colaterales adversos, Cerda dice que la clave de todo esto radica en volver a apuntalar las tasas de crecimiento por sobre el 3%.

A veces nos olvidamos que la recaudación no solo viene de subir las tasas de impuestos si no que vienen de aumentar el crecimiento de la economía, por eso nosotros tenemos que aspirar a tasas de crecimiento cercanas al 3%, eso con las mismas tasas de impuestos nos va a dar una mayor recaudación”. Una fórmula para eso, plantea “es generar mayor competencia en los mercados” y en función de eso luego “podríamos ponernos a discutir sobre elevar impuestos”.

En adelante y llegada esta etapa, Cerda señala que se deberá también discutir sobre impuestos a los demás segmentos “esa es una discusión que no hemos tenido y que al ser muy dura deberíamos apuntar primero a crecimiento económico”.

Frigolett en tanto, señala que el imponer tributo a segmento con ingresos inferiores a esos “puede causar efectos muy duros en las familias”, por eso, y aunque la reforma tributaria no lleva sino escasos meses de haber entrado en vigencia cree que “hay que ir pensando en una tercera reforma tributaria que tenga claro “cuáles son los recursos públicos y que es lo que se pretende lograr”. Dentro de esta, dice, un papel muy importante en la recaudación podría ser este impuesto a los súper ricos.

Cerda no está de acuerdo con empezar a plantear una tercera reforma tributaria, porque esto traerá como consecuencia directa incertidumbre en las decisiones de inversión y además aumentaría la carga “eso significa que las empresas se quedarán con menos caja. A mi juicio, parte de los problemas de inversión que tenemos tiene que ver con este mayor aumento de carga tributaria”, dijo.

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