Un impacto en torno a una décima en el crecimiento de octubre podrían tener los incidentes ocurridos ayer y que se prolongan durante este fin de semana, siempre en el entendido que no se prolonguen en el tiempo.

Esa es la evaluación preliminar de los economistas al evaluar el impacto de los incidentes en diversas comunas de la Región Metropolitana, que obligaron al cierre total de las líneas del metro.

Según Carolina Grünwald de BanChile, se trata de "un shock de oferta negativo que afectará la productividad", aunque luego del shock inicial, "los arreglos podrían generar más actividad".

Patricio Rojas de Rojas y Asociados complementa que "es bastante probable que el lunes sea un día bastante complejo producto que la movilización posiblemente va a estar interrumpida". En ese contexto agrega que "si bien es cierto que esto no va a ser a nivel de todo el país, va a afectar a una parte importante, como el comercio, que va a tener el efecto de un día no trabajado".

Respecto de la cuantificación, Cristián Echeverría de la UDD sostiene que el mayor impacto se produce en el área servicios que es el 70% de la actividad económica del país y que "podría verse un impacto de como máximo una décima de crecimiento para el crecimiento de octubre", aunque también habría un efecto rebote si es que las movilizaciones son contenidas.

"También hay un efecto expansivo porque la reparación también genera actividad por la reconstrucción. Además, esto está contenido en el mes, lo que generaría un efecto marginalmente negativo", afirma.

Ahora bien, todas las evaluaciones de un impacto acotado en el mes, y sin efecto en el crecimiento anual, dependen de que los incidentes no se prolonguen en el tiempo.

Cambios al mecanismo de subsidio

Respecto de potenciales cambios al diseño del subsidio al transporte público, Nathan Pincheira de Fynsa plantea que "nunca las situaciones que generan estos estallidos deban usarse para resolver problemas estructurales, porque las manifestaciones no responden solo a lo de Transantiago, hay una suma de cosas".

En esa línea, abordar cambios al subsidio "debe ser pensado en el mediano y largo plazo, y que sea una discusión alejada de la coyuntura, porque cada peso adicional al Transantiago es un peso menos al transporte en regiones, a vivienda o a salud".

Una evaluación similar tiene Sergio Lehmann de BCI, quien plantea que "no debería entregarse un subsidio al transporte (porque) bajo ese argumento, podrían invocarse subsidios para todo tipo de servicio o producto" y que la vía más adecuada es enfocarse en "mayores herramientas a las familias menos favorecidas, apoyando la educación, fortaleciendo redes y garantizando acceso a servicios sociales".

Por su parte, Cristián Echeverría –quien, además se desempeñó en la Coordinación del Transantiago en el período de René Cortázar como ministro de Transportes- afirma que el sistema partió con una falencia de origen y que es la obligación de autofinanciamiento, al contrario de lo que señalaba la experiencia internacional.

¿Qué hacer?

Echeverría plantea que en primer lugar, se debería aumentar el subsidio "porque el transporte es caro y no se puede comparar con el estándar internacional" y segundo, utilizar la tecnología de la tarjeta BIP para permitirle tarifas diferenciadas. "La BIP tiene una tecnología que ha sido subutilizada, por ejemplo, se podría hacer que cobrara menos en zonas más pobres o comprar bolsas de transporte, con beneficios para la población de menores recursos", afirma.

¿Daño a la imagen país?

Sobre el impacto en términos de imagen país, no hay consenso, aunque a nivel internacional, lo ocurrido anoche ha sido ampliamente difundido.

Para Nathan Pincheira, "hay un sesgo local muy alto, en toda América Latina hay movilizaciones por cosas similares y claramente afectan a la gobernanza, pero es diferente la evaluación que se pueda percibir de Chile". Agrega que "esto pasó en Francia, pero nadie cree que Francia sea un país ingobernable, por lo tanto, no creo que afecte a las inversiones futuras".

Una evaluación diferente sostiene Patricio Rojas quien detalla que lo ocurrido "genera un cambio importante en expectativas, hay que ver cómo lo están viendo los inversionistas extranjeros, esto retrocede la posición que tiene Chile como un país serio y que tiene institucionalidad y un cierto orden".