Incertidumbre. Esa fue una de las frases que más se repitieron en los análisis de los economistas en 2022. Y como no, si durante todo el año pasado el índice de incertidumbre económica que mide diariamente el Banco Central (BC) se mantuvo por sobre los 200 puntos, e incluso en marzo de ese año llegó a los 409 puntos. Pero ya a fines del ejercicio cerró con 229,9 puntos y dicha tendencia siguió a la baja hasta que en febrero se ubicó en 147,42 puntos, su menor nivel desde octubre de 2019. Tal retroceso se consolidó luego en marzo.
Sin embargo, en abril ese comportamiento cambió y sorpresivamente de nuevo comenzó a subir la incertidumbre. Así, el mes pasado el índice del instituto emisor finalizó en 161,06 puntos y ahora, durante los primeros 18 días de mayo, sólo ha registrado incrementos, ubicándose ya en 188,25 puntos, su máximo desde el 13 de enero. Entre el 1 y 18 de mayo el promedio fue de 172,45 puntos.
Los expertos afirman que detrás de esta alza hay factores tanto internos como externos, pero si bien ven un elemento de preocupación en el hecho de que la incertidumbre vuelva a instalarse como algo de primer orden en los distintos análisis, no estiman, por ahora, que pueda haber una escalada similar a la del año pasado.
Felipe Alarcón, economista de Euroamerica, sostiene que “dado que abril fue el mes previo a la elección de consejeros constitucionales, el escenario político debe haber influido en el aumento”. Asimismo, añade que “también captura eventos externos: puede que la crisis de los bancos regionales haya influido algo, aunque en estricto rigor esto se inició a mediados de marzo”.
Alejandro Fernández, economista de Gemines añade, que “la incertidumbre económica, a pesar del alza que ha tenido sobre todo en mayo, sigue estando por debajo de la de todos los meses de 2022. Esto indica que ha tenido una evolución positiva, pero, probablemente, afectada por factores externos más que internos, los que se pueden resumir en la tendencia a la baja en el precio del cobre por un deterioro del escenario internacional”.
Fernández pone el acento en el alza que ha tenido este índice después de las elecciones de consejeros constitucionales. “El índice podría estar afectado también por el resultado de las elecciones, pero esto apuntaría a un temor de que la influencia de Republicanos perjudique el proceso constitucional, dada su oposición al proceso. Pero también podría ser por la aceleración en la baja del cobre”.
Y Natalia Aranguiz, socia y gerente de Estudios de Aurea Group, señala que “el aumento lo asociamos con las elecciones del 7 de mayo, así como con la incertidumbre generada por la situación de las isapres, el nuevo empuje a una reforma previsional anunciado por el Ministerio del Trabajo, la estrategia nacional del litio”.
Perspectiva cauta
La mirada que tienen los expertos para los próximos meses es cauta, principalmente por la evolución que tenga el escenario internacional. Si bien han disminuido los riesgos, los próximos pasos que dé la Reserva Federal en cuanto a su política monetaria podría generar distintas reacciones en este indicador. No obstante, a nivel local la perspectiva es más positiva, pero atenta a cómo decanten las reformas estructurales del gobierno y la situación de las isapres.
Aránguiz plantea que como primer eje se debe escuchar el mensaje de la cuenta pública del 1 de junio para ver cuál será la hoja de ruta del gobierno. Sin embargo, alerta que “la crisis en las isapres no sólo es una bomba de tiempo en términos humanos, sino que también económicos y financieros. Y esto último puede alterar el índice de forma importante”.
Para Fernández, en tanto, la perspectiva es que, “por factores internos debería disminuir, ya que el proceso constitucional parece estar bien encaminado y que se apruebe la propuesta en diciembre”. No obstante, pone una luz de alerta en cuánto al escenario externo, puesto que “puede seguir deteriorándose, lo que podría aumentar la incertidumbre”. Por esta razón, afirma que “probablemente va a estar volátil y la tendencia dependerá de qué factores predominen y tengan más impacto”.
Alarcón tiene una mirada menos negativa. En su análisis indica que “la incertidumbre, de no mediar nada extraordinario, debiese ajustarse a la baja. Si uno ve la serie, hay una tendencia a ello en lo último, tendencia que se interrumpe precisamente en abril. Si se logra cerrar el flanco constitucional y se alcanzan grandes acuerdos en torno a las reformas pendientes, lo más probable es que el indicador vuelva a la zona previa al estallido social”.