La minoría de la minoría. Ese es el concepto que usa Loreto Acevedo para referirse a su realidad. No solo porque sea una de las pocas fundadoras y socias que lidera una startup chilena con presencia internacional, sino además porque la empresa se dedica a proveer de alta tecnología al rubro minero, ambas industrias con muy poca participación femenina.
La historia de Indimin parte el 2014, cuando Loreto y Álvaro Díaz, el otro fundador, se conocieron mientras cursaban un magíster de Innovación en la Universidad Adolfo Ibáñez. Su tesis fue la creación de una plataforma denominada Smart Mining Coach, que, en términos simples, consiste en un asistente digital de inteligencia artificial (IA) para la operación minera.
“Recorrimos todo Chile visitando diversas minas, conociendo sus áreas de operación, preguntando, investigando. Invertimos mucho en terreno”, recuerda Loreto. Ella había liderado proyectos de automatización y adopción tecnológica, con 12 de años de experiencia en minería. Álvaro, por su parte, venía de Finning y tenía una amplia experiencia con big data y gestión de maquinaria remota. La combinación perfecta.
El piloto lo hicieron en la Compañía Minera del Pacífico (CMP), que hoy es del grupo CAP. El objetivo era que el sistema sirviera para tomar decisiones en terreno mejorando la eficiencia. Estaban con el prototipo andando, antes de terminar su tesis.
Lograron el primer contrato en diciembre de 2016, pero CMP paraba su producción durante el verano, así que el proyecto como tal comenzó en marzo de 2017. “Trabajamos con ellos hasta el 2020. Fue nuestro laboratorio. Creamos un motor de predicción de planificación, otro de emisión de CO2 para los objetivos de sustentabilidad y muchas otras cosas. Fueron como un aliado para hacer innovación en terreno”, explica Loreto.
Casi un año después consiguieron el segundo cliente: SQM. “No fue fácil. Antes que big data o analytics, primero había que pasar por un proceso de digitalización”, dice Loreto. Le siguieron AngloAmerican y Antofagasta Minerals, además de grandes proveedores como Enaex y Molycop. Pero a medida que avanzaban, Chile les fue quedando chico.
“Necesitábamos saber si nuestra propuesta de valor servía también a nivel global. Entonces nos fuimos a Australia, el principal país exportador de minería y que es diez veces más grande que Chile en esta industria. Nosotros tenemos las minas más grandes, pero ellos tienen muchas más”, señala Loreto, como adelantándose a la pregunta ¿por qué Australia y no Perú que está al lado? Y agrega además: “El mayor exportador de tecnología para minería es Australia y tiene las tasas de adopción más rápidas”.
El 2018 el MIT (Massachusetts Institute of Technology) realizó un bootcamp en ese país, donde participó Indimin con su “coach”. Quedaron clasificados y entraron directo al ecosistema emprendedor de Queensland. Paralelamente, sacaron el tercer lugar de una hackatón que hizo Komatsu en Australia. Se hicieron un nombre y crearon una red global en el mundo de la minería.
Smart Mining Coach es una aplicación móvil adaptada para la rutina de trabajo minero en terreno, que entrega datos e indicadores de desempeño y estado de cada uno de los equipos humanos y maquinaria minera, de manera intuitiva, inteligente y en línea. Además, tiene un análisis predictivo que permite proyectar si se cumplirán las metas de producción. “Nuestra diferencia con otros motores de analítica es que predecimos el comportamiento, pero además aconsejamos qué hacer. O sea, cerramos el ciclo. Algo que aún está en verde en este tipo de soluciones”, destaca la fundadora de Indimin.
El modelo de negocios se basa en un cobro inicial de implementación que dura unos tres meses, el que, para una minera mediana (250 operadores), promedia los US$ 60 mil. Luego existe un cobro mensual según la cantidad de herramientas contratadas.
Con respecto al respaldo económico, comenzaron con recursos propios, pero rápidamente ganaron un fondo SSAF de Corfo ($ 25 millones). Luego consiguieron otro de la misma entidad por $ 100 millones y, más adelante, un financiamiento de StartUp-Chile.
Paralelamente, en 2018 abrieron su primera ronda de inversión privada por US$ 1 millón con una empresa australiana. Recibieron la primera parte por US$ 250.000 en agosto de 2019. Pero llegó el estallido social más pandemia y el dinero restante no llegó. “Nos dejó bien terremoteados. El 2020 fue una etapa bien dura… casi de supervivencia. Tuvimos que achicarnos e implementar una metodología de ventas 100% online. De marzo a octubre estuvimos en una economía de guerra”, recuerda Loreto, con ahora ya con claras notas de optimismo. “Pasamos el chaparrón pandémico y comenzamos a agarrar fuerza en diciembre del año pasado”, relata.
Actualmente se encuentran en otra ronda abierta por US$ 250.000, la cual es liderada por un “ángel” chileno, del cual no quieren dar el nombre. “Vive ahora en EE.UU. y dirigió una empresa importante en Chile. Tiene una tremenda red y es de un nivel altísimo de contactos, además de un gran matemático. Es un superángel”, dice riendo Loreto para aumentar la curiosidad.
Con todos estos elementos en mano, esperan facturar cerca de US$ 1 millón este año, además de lograr el punto de equilibrio.
Sobre cómo es ser emprendedora en los mundos masculinos en que se mueve su negocio, la fundadora de Indimin afirma que “el emprendimiento es una herramienta que permite la realización profesional y da la flexibilidad que necesitamos las mujeres, principalmente entre los 30 y 40 años. O sea, la conciliación familiar. Tengo una mirada positiva. Las universidades se están poniendo a tono y han aparecido varias iniciativas como Mujeres Empresarias o Mujeres del Pacífico. Además, existen muchos estudios que demuestran que las empresas lideradas por mujeres tienen más impacto”.