Ante la moda de las hamburguesas veganas que arrasa en Estados Unidos, la industria estadounidense de carne de vaca está tratando de deshacerse de su imagen de máquina emisora de gases de efecto invernadero.Los grandes minoristas y los inversionistas están presionando a las empresas para que mejoren su huella de carbono, por lo que gigantes como Tyson Foods y Cargill han prometido reducciones ambiciosas en las emisiones, incluidas las cadenas de suministro.
Entre los ejecutivos de la carne están apareciendo directores de sostenibilidad y los anuncios en las redes sociales dicen que se están malinterpretando los beneficios para la salud de la carne.Es una dura batalla. Durante más de diez años, los estudios han instado a comer menos carne de res por razones ambientales y de salud. Según algunas mediciones, la agricultura genera más emisiones globales de gases de efecto invernadero que el transporte debido, en parte, a la producción ganadera.
Entretanto, las alternativas vegetales son la tendencia del momento a medida que más estadounidenses se autocalifican de flexitarianos, personas que regularmente sustituyen la carne por otros alimentos. Empresas como Beyond Meat Inc., cuyas acciones se han triplicado desde su oferta pública inicial, están beneficiándose de la fiebre anti-carne, exaltando las virtudes de los productos veganos que aparecen en los menús de cadenas nacionales, como los establecimientos TGI Fridays.
Mayor demanda
El aumento de las alternativas a la carne podría comenzar a afectar al sustento de la carne de vacuno, si el reciente descenso de la leche sirve de referencia. En menos de diez años, han surgido alternativas de la nada para arrebatar una cuota significativa al mercado de la leche de vaca convencional, un cambio que contribuyó a la bancarrota de este mes del gigante Dean Foods Co. Hoy, las alternativas a la leche representan el 13% del mercado.
Aún así, el consumo de carne es robusto en América del Norte, y el consumo de carne en general crece a nivel mundial. Pero preocupa la rapidez con la que crecen las ofertas veganas y el auge del mercado multimillonario de activos ecológicos y sostenibles. Deborah Perkins, responsable global de alimentos y agronegocios de ING Wholesale Banking, dice que la industria tendrá que seguir trabajando para mejorar su huella.
"No creo que en algún momento la industria vaya a decir "hemos acabado"", señaló. "La gente va a querer comer carne. Veremos un crecimiento en el sector de alternativas a la carne, pero no creo que vaya a reemplazar completamente la carne".
Gran parte del problema ambiental se reduce a cómo los animales procesan los alimentos. El ganado emite metano, un gas de efecto invernadero particularmente potente, como parte de sus procesos digestivos normales. En pocas palabras, los pedos de vaca y el estiércol son los grandes culpables.
Eficiencia
Pero la industria ha puesto de relieve nuevas cifras que muestran la eficiencia de la producción estadounidense en comparación con el resto del mundo. Según un estudio reciente del Gobierno, financiado por el sector, la huella de la carne de vacuno estadounidense representa aproximadamente el 3% de los gases de efecto invernadero producidos por el hombre, muy inferior a la cifra mundial del 14,5% que se cita a menudo.
"Deberíamos aceptar ese 3% y reducirlo, porque un 3% sigue siendo importante", dijo Kim Stackhouse-Lawson, directora de sostenibilidad de JBS USA. La matriz brasileña JBS SA es el mayor productor de carne del mundo.
Las unidades de negocios de JBS en Estados Unidos y Canadá se fijaron el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% para 2020 desde una base de 2015.
La tecnología puede ayudar. El ganado estadounidense ha cambiado en los últimos decenios gracias a la cría y las actualizaciones a las fórmulas alimenticias. Los ganaderos pueden producir la misma cantidad de carne de vaca que en 1975 con un 36% menos de animales, según Sara Place, directora principal de producción sostenible de carne de res de la Asociación Nacional de Carne de Ganado.