La inflación parece comenzar a dar una tregua deteniendo su alza sostenido que en agosto alcanzó su peak con un registro de 14,1% anual, siendo este el nivel más alto en 30 años. Al siguiente mes, septiembre, se redujo levemente a 13,7% y ahora las expectativas de los economistas apuntan a una nueva reducción.
Esto porque para octubre, las perspectivas de los economistas fluctúan entre 0,9% y 1%. De concretarse esta previsión, la inflación acumulada en el año llegaría a entre 11,3% y 11,4%, mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en doce meses se ubicarían entre 13,2% y 13,4%, manteniéndose en máximos desde principios de 1994.
La mayoría de los expertos consultados esperan que el registro del décimo mes del año sea de 0,9%.
Uno de ellos es Felipe Alarcón, economista de Euroamerica quien prevé un alza de 0,9% y 13,2% anual. Felipe Ruiz, economista de Bci también espera un 0,9% y una lenta disminución hacia diciembre, ya que proyecta “una inflación de 13%”. Soledad Monge, economista de Libertad y Desarrollo y Carolina Molinare del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, prevén un registro de 0,9%. “Se mantiene una trayectoria de descenso, pero aun manteniendo cifras elevadas por sobre el 13%. De esta forma, se produce una convergencia paulatina hacia las expectativas de inflación de final de año, las cuales se encuentran al redor del 13%”, comenta Molinare.
En la parte alta de las previsiones se sitúa el decano de la Facultad de Administración y Negocios (FAN) de la Universidad Autónoma de Chile, Rodrigo Montero, quien espera un IPC de 1%.
Para Monge, al igual que en meses anteriores, aunque en menor medida, las divisiones de alimentos y transporte serían las que presenten las mayores alzas. “En el caso de transporte, esta alza estaría impulsada principalmente por el aumento que hemos seguido viendo en el precio de los combustibles”, acota. De hecho, los precios de la gasolina de 93 octanos ya supera los $1.300 en todo el país y en la región Metropolitana, este combustible acumula un alza de $324 en el año y su precio promedio a consumidor es de $1.309.
La realidad para los otros dos tipos de octanaje no es más auspiciosa: la de 95 anota un precio promedio sobre los $1.350 en todo el país, y en la Región Metropolitana acumula un incremento de $338. La de 97, en tanto, registra un alza de $354 en lo que va del año, y su precio promedio supera los $1.400 en 12 de las 16 regiones del país.
Molinare complementa: “Esto se explica en parte por la apreciación que ha tenido el tipo de cambio durante el mes, aunque también se registraron alzas en el precio del petróleo”.
Para el año, los expertos coinciden en que los precios finalizarán en torno al 13%, levemente por arriba de la última proyección que entregó el Banco Central en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre de 12%.
¿Cuándo bajará de los dos dígitos?
Una de las preguntas que está presente entre los analistas es hasta qué mes la inflación estará en dos dígitos. Y la mayoría espera que sea hacia mediados del próximo año, aunque otros ven ese escenario más cercano como el primer trimestre. “La inflación de dos dígitos estará presente por lo menos hasta el primer trimestre de 2023. Ya en el segundo trimestre deberíamos comenzar a ver registros de un solo dígito, para empezar a caer con más fuerza en el segundo semestre del próximo año”, señala Monge. Para Ruiz, el IPC bajaría del 10% en mayo de 2023 y Alarcón espera que se produzca en junio 2023.
En ese contexto, Molinare dice que “la inflación permanecerá en dos dígitos entre el segundo trimestre y el tercer trimestre del 2023, debido a la persistencia inflacionaria. Sin embargo, para diciembre de 2023 debiésemos esperar una inflación en torno al 5,6%”.
Otra perspectiva entrega Montero, quien afirma que “por ahora bajar de los dos dígitos se ve lejano, tal vez en dos trimestres más podamos ver aquello. Hoy hay muchos riesgos sobre la mesa por el lado de la oferta, y estos se seguirán manifestando”. El economista detalla que “es muy probable que sigamos viendo presiones sobre el tipo de cambio, y eso es una fuente de preocupación también. El elemento que nos puede hacer pensar en reducciones de las presiones inflacionarias pasa por la magnitud de la desaceleración de la demanda agregada y de la actividad económica”.