La inflación británica se redujo desde su tasa más alta en cuatro décadas después de que la gasolina disminuyera. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 9,9% con respecto a hace un año el mes pasado, más lentamente que el ritmo del 10,1% de julio, dijo el miércoles la Oficina de Estadísticas Nacionales. Los economistas esperaban una dato del 10%.
La lectura puede respaldar la especulación de que la inflación alcanzará pronto su punto máximo, aliviando parte de la presión sobre el Banco de Inglaterra (BOE, por su siglas en inglés) para que actúe. La Primera Ministra, Liz Truss, anunció planes para congelar un aumento de las cuentas de energía que se producirá en octubre, una medida que, según los economistas, reducirá la magnitud de un nuevo aumento de los precios este invierno. Sin embargo, con estas medidas, la inflación se mantendrá por encima del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra hasta bien entrado el próximo año.
“El Banco de Inglaterra sigue enfrentándose a un duro reto para reconducir el crecimiento de los precios hacia su nivel objetivo”, dijo Rachel Winter, socia de Killik & Co. “Los responsables de la política monetaria ya han insinuado que tienen la intención de llevar a cabo otra subida del tasas la próxima semana, dadas las continuas presiones subyacentes”.
Los bonos del Reino Unido subieron, recortando la rentabilidad de las notas a 10 años en 5 puntos básicos, hasta el 3,12%.
La cifra inferior a la esperada en el Reino Unido contrasta con el informe del martes en EE.UU., que mostró que la inflación sigue siendo más elevada de lo que la mayoría preveía. Esa lectura desencadenó la caída de las acciones, ya que los operadores están más seguros de que la Reserva Federal subirá los tipos de interés tres cuartos de punto la próxima semana.
El BOE celebra su propia reunión el 22 de septiembre, en la que los inversionistas se debaten entre anticipar una subida de 50 o 75 puntos básicos desde el 1,75% actual.
“Es poco probable que las noticias de hoy alteren las expectativas de una subida de los tipos de interés cuando el Banco de Inglaterra se reúna la semana que viene”, dijo Kitty Ussher, economista jefe del Instituto de Directores. “Son las presiones inflacionistas internas como éstas las que más preocupan”, agregó.
Los economistas británicos habían anticipado un pequeño descenso de la tasa de inflación el mes pasado, reflejando un descenso del 6,8% en el coste de la gasolina en lugar del aumento del 1,3% registrado hace un año. Los precios de los alimentos subieron un 1,5% y los de la ropa un 1,1%, presionando al alza la inflación.
Bloomberg Economics espera que la inflación alcance un máximo del 10,5% en octubre, muy por debajo del más del 13% previsto por el BOE en agosto, antes de que Truss hiciera su anuncio. La mayoría de los analistas, incluido el Banco de Inglaterra, esperan un rápido retroceso en el crecimiento de los precios el año que viene, suponiendo que el costo del gas natural y la electricidad no siga subiendo.
Los precios de consumo básicos, excluyendo los volátiles precios del alcohol, el tabaco y los combustibles, se aceleraron hasta el 6,3% en agosto desde el 6,2% del mes anterior, un ritmo que los economistas esperaban que se mantuviera sin cambios.
Los precios de los insumos y de la producción cayeron inesperadamente por primera vez desde 2020, lo que sugiere una relajación de las presiones inflacionistas. Los costes de los combustibles y las materias primas bajaron un 1,2%, impulsados por el abaratamiento del crudo. Las fábricas recortaron sus precios un 0,1%. Sin embargo, los precios siguieron subiendo mucho con respecto al año anterior.
Por su parte, el costo de las materias primas compradas por los productores bajó un 1,2% en agosto, después de haber variado poco en julio.
No obstante, esos precios siguen siendo demasiado elevados para muchas empresas, que se ven apretadas entre el aumento de los costes de la mano de obra y las materias primas y el debilitamiento de la economía.
“Hay un límite al tiempo que una empresa puede sostener estos costes crecientes antes de que algo tenga que ceder. Sabemos por nuestra investigación que dos tercios de las empresas tienen previsto aumentar sus propios precios”, dijo Alex Veitch, director de política de las Cámaras de Comercio Británicas.