A falta de seis meses de la elección presidencial (27 de octubre), el gobierno de Mauricio Macri lanzó ayer un plan extremo para intentar contener la inflación y salir de la recesión en la que se encuentra Argentina.
El plan "anticrisis", como fue catalogado en Argentina, contiene una batería de medidas, entre las que destacan el congelamiento de precios de bienes esenciales, en el marco de la política de Precios Cuidados, y la garantía de que no habrá nuevos aumentos en las tarifas de servicios básicos.
"Lo que más daño nos hace es la inflación, pero se la vamos a ganar. Hemos hecho todo lo que hicieron los países que nos rodean: Chile, Paraguay, Uruguay, Colombia y Perú. Han hecho lo que estamos haciendo y con el tiempo la derrotaron", sostuvo el mandatario en un video casero, junto a una familia trasandina, donde hizo los anuncios.
Estas disposiciones recuerdan en parte al manejo económico kirchnerista, del que renegaba el macrismo, justo en un año electoral, donde Cristina Fernández acecha las pretensiones de continuidad de Macri. Por lo mismo, dan cuenta de la crítica situación que encara tanto el país como el oficialismo.
"Definitivamente son medidas electorales y tardías, que muestran un grado de desesperación de parte del Ejecutivo y su pérdida de iniciativa, porque no nacen de los valores que comparte el Presidente", señaló a PULSO Guido Lorenzo, académico de la Universidad de Buenos Aires.
La actividad argentina no ha logrado repuntar. El año pasado el PIB se redujo 2,5% y, para este año, el FMI anticipa una nueva caída de 1,2%. Esto, en un escenario en el que el riesgo país está en niveles no vistos desde 2016.
Pero peor aún, el gobierno no logra aplacar la inflación. En marzo subió a 54,7% en doce meses, mientras que en la última Encuesta de Expectativas del Banco Central argentino (BCRA) los expertos esperan que cierre el año en 36%.
Esto ha tenido consecuencias en la evaluación de la gestión del líder de Cambiemos. Aunque la imagen de Macri ya venía a la baja, Ignacio Labaqui, politólogo de la Universidad Católica de Argentina, asegura que empeoró desde que "se desató la crisis cambiaria que después se convirtió en una recesión".
Despliegue de medidas
El alza de la inflación ha tenido su correlato en el aumento de las tarifas de los servicios básicos, las cuales han llegado a incrementarse desde 2016 en cerca de 2.000% en algunas provincias. Y si bien el gobierno ya tenía diseñado el calendario de las futuras alzas escalonadas, con la decisión de ayer todo está congelado.
En concreto, se determinó no subir las tarifas de electricidad, gas y transporte público, mientras que las operadoras aceptaron mantener el precio de la telefonía celular de las líneas prepagadas durante cinco meses, hasta el 15 de septiembre.
Adicionalmente, anunciaron un acuerdo con empresas líderes para mantener por al menos seis meses los precios de 60 productos esenciales como aceites, arroz, harinas, fideos, leche, yogur, yerba, infusiones, azúcar, conservas, polenta, galletas, mermeladas y bebidas. Esta medida en particular cae dentro del plan de "Precios Cuidados", que actualmente comprende 579 productos en todo el país con un descuento del 25% promedio.
Por otra parte, los frigoríficos exportadores acordaron vender 120.000 kilos de carne por semana a 149 pesos el kilo, mientras que se anunciaron medidas para apoyar a las pymes, como un nuevo plan para pago de deudas tributarias vencidas y reducción de pagos de ventas por tarjetas de crédito.
Análisis de expertos
Las medidas adoptadas por el Ejecutivo responden a un "plan con un claro fin electoralista. La idea es tratar de llegar a las primarias de agosto recuperando algo de imagen e intención de voto y así poder encarar el tramo final de la campaña en mejor estado", plantea Labaqui.
En tanto, Lorenzo considera que el control de precios y el congelamiento de las tarifas si bien puede dar resultado en el corto plazo, se trata de "una inflación reprimida que, en algún momento, cuando pase el periodo electoral, va a tener que corregirse".
En cambio, sí espera más eficacia del camino tomado por el BCRA en la jornada previa. Tras reconocer que la depreciación del peso argentino, que ha caído 10% en lo que va del año y 52% en 12 meses frente al dólar, es un impulsor de inflación, el Central decidió congelar la banda de flotación cambiaria donde se mueve la divisa de EEUU en 39,75 y 51,45 pesos hasta fin de año, en lugar de moverla de manera ascendente como se planificó originalmente en el plan con el FMI.