Un indicador de inflación subyacente de Estados Unidos se aceleró en septiembre, mientras que el gasto de los consumidores se mantuvo firme, lo que indica que las presiones sobre los precios y la sólida demanda refuerzan los argumentos de la Reserva Federal para otra gran alza de tasas de interés la próxima semana.

El índice de precios de los gastos de consumo personal -PCE, por sus siglas en inglés- excluidos los alimentos y la energía, una medida clave de la inflación subyacente que sigue la Reserva Federal, subió un 0,5% respecto al mes anterior, según mostraron este viernes datos del Departamento de Comercio. En términos anuales, el indicador aumentó un 5,1%, lo que supone un repunte respecto al mes anterior, aunque ligeramente por debajo de las previsiones de los economistas.

El índice general de precios PCE aumentó un 0,3% en el mes y subió un 6,2% respecto al año anterior, aún muy por encima de la meta del 2% del banco central.

La mediana de las estimaciones de los economistas encuestados por Bloomberg fue de un aumento mensual del 0,5% del índice de precios PCE subyacente y un avance del 0,3% en la medida general.

Las compras de bienes y servicios, ajustadas por las variaciones de los precios, aumentaron un 0,3% el mes pasado, más de lo que se esperaba, tras registrar un incremento similar en agosto. El alza reflejó un mayor gasto en bienes y servicios.

Al igual que los datos del índice de precios al consumidor publicados previamente este mes, las últimas cifras subrayan la gravedad y amplitud de la inflación de Estados Unidos. También muestran por qué los responsables de la política monetaria de la Fed, que luchan por llevar la inflación de regreso a su objetivo del 2%, probablemente aumentarán las tasas de interés en otros 75 puntos básicos en la reunión de la próxima semana.

La fortaleza del mercado laboral, los sólidos aumentos salariales y el ahorro han ayudado a los hogares a sobrellevar el alza de los precios de todo tipo de productos, desde los alimentos hasta el alquiler. Sin embargo, no está claro cuánto tiempo podrán aguantar los consumidores y sus finanzas.

La Fed se encuentra en medio de su campaña de ajuste monetario más agresiva desde la década de 1980, algo que ha pesado notablemente en el mercado de la vivienda, pero que aún no ha hecho mella en el ritmo de la inflación. Dicho esto, el rápido ritmo de las subidas de tasas afectará al mercado laboral y desacelerará aún más la economía en general en los próximos meses. Es probable que los banqueros centrales discutan pronto cuándo es conveniente reducir el ritmo de las alzas de tasas.

El informe mostró un sólido gasto en bienes y servicios. El gasto ajustado a la inflación en mercancías subió un 0,4%, después de registrar escasa variación el mes anterior, en parte como consecuencia del gasto en medicamentos recetados y vehículos nuevos.

El gasto en servicios aumentó un 0,3%, una desaceleración frente al aumento del 0,5% del mes anterior.

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