No se suelen esperar llamadas en la madrugada, así que la Real Academia de las Ciencias Sueca tuvo que esforzarse por dar primero con Robert Wilson, a través de su esposa, quien fue a darle a su vecino Paul Milgrom las buenas noticias. Ambos son los ganadores del premio Nobel de Economía 2020.
La anécdota la comenta Gabriel Weintraub, académico chileno de la Universidad de Stanford, casa matriz de los dos galardonados. “Estamos todos muy contentos y muy orgullosos. Los dos han formado generaciones de microeconomistas y de gente que trabaja en el diseño de mercado. Han tenido mucha influencia en el campo”, indica Weintraub, quien reconoce que Chile no ha escapado a ello.
Teoría premiada
Milgrom y Wilson recibirán la medalla sueca el próximo 10 de diciembre gracias a que “han mejorado la teoría de las subastas e inventado nuevos formatos de subastas, beneficiando a los vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo”, destaca la Academia.
Detallan que con su trabajo, ambos economistas "no solo aclararon cómo funcionan las subastas y por qué los participantes se comportan de cierta manera, sino que utilizaron sus descubrimientos teóricos para inventar formatos de subastas completamente nuevos para la venta de bienes y servicios".
Juan Escobar, académico de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile y otro de los chilenos que se ha relacionado directamente con los premiados, explica que “ellos revisan proceso de licitaciones más complejos y la aplicación básica de esto fue la licitación del espectro eléctrico en Estados Unidos 1994”.
Según precisa, las demandas de las firmas interesadas eran diversas, tanto en términos de bloque de espectros como por el número de personas al que esperaban proveer el servicio, marco en el que buscar la sinergia adecuada fueron cruciales los postulados de Wilson y Milgrom.
En ese contexto, Sergio Lehmann, economista jefe de BCI que fue alumno de Wilson, comenta que la teoría en cuestión “tiene importancia no solamente en el ámbito de la economía (…) También ha sido muy importante para la apertura a bolsa de algunas empresas a nivel global, de manera de asignar correctamente el precio”.
Influencia local
De acuerdo con Weintraub, que la noche de ayer celebraría junto a sus colegas las buenas nuevas, los planteamientos de la dupla ganadora han inspirado licitaciones también en el país.
“A fines de los 90 o principios del 2000 participamos de la subasta de la Junaeb que se inspiró en este modelo. Había un proveedor y se le asignó un grupo de colegios que cuesta ‘X’ y otro grupo de colegios que cuesta ‘Y’, pero el costo era menor a ‘X+Y’, porque tienes sinergia. Hay economía de escala, puedes usar las mismas bodegas, la misma logística… Se lo comenté a Milgrom y lo tiene contemplado como un ejemplo de teoría de subastas”, relató.
Sin embargo, Milgrom no siempre ha conseguido la misma influencia en el país. Escobar recuerda que “estuvo involucrado en la discusión de las cuotas de pesca en Chile en 2011 y luego en 2017 cuando yo lo invité y tuvimos reuniones con gente del Ministerio de Economía. En el detalle no se metió, pero hay un tema de principios con entregar estás cuotas de pesca de manera competitiva y no usando derechos históricos, que es una mala fórmula que por una parte entrega renta a empresas establecidas y que además es muy poco transparente y probablemente ineficiente. Lamentablemente no se le escuchó mucho”.
Con todo, la influencia de ambos economistas es innegable. A juicio de Ricardo Caballero, economista del MIT, el premio es “extremadamente merecido. Wilson y Milgrom hicieron contribuciones fundamentales a la teoría de ‘subastas’ y diseño de mecanismos. De esa contribución fundamental surgieron aplicaciones extremadamente importantes en la práctica, como por ejemplo el remate de frecuencias en telecomunicaciones y otras cosas por el estilo”.