En el mes de enero, la economía chilena se encontraba en estado “negativo y empeorando”, pero al compararse con los tres meses previos, cada vez se aproxima más a estar mejorando. Así lo indica el último informe del Barómetro de la Economía Chilena, instrumento creado por el Instituto UNAB de Políticas Públicas que realiza una radiografía de cómo se encuentra la economía en la actualidad a través de 20 indicadores.

Del total de dichos indicadores, un 25% se encuentra en el cuadrante “bien y mejorando”. Entre ellos están la incertidumbre económica, el riesgo, la tasa de hipotecarios, el precio del cobre y la brecha de género. En tanto, un 15% está “bien, pero empeorando”: los deudores morosos, la deuda neta del gobierno central y el IPSA.

En tanto, un 35% va “mal, pero mejorando”: el valor del dólar, las exportaciones, la confianza de los consumidores, el flujo de capitales, la participación laboral, el desempleo y la inflación. Y, por último, un 25% está “mal y empeorando”: la creación de empleos, las remuneraciones reales, el Imacec, la confianza empresarial y el ahorro en cuentas y depósitos.

Con todo, el instrumento desarrollado por la UNAB muestra nuevamente una economía deteriorada, pero que disminuye su ritmo de caída.

Los cambios de enero

En cuanto a los movimientos experimentados en enero en relación a diciembre, el 50% de las variables consideradas en el Barómetro tuvieron un cambio de cuadrante en el primer mes del año. En ese sentido, en el terreno negativo, el índice de remuneraciones reales y el indicador de confianza empresarial pasaron de estar “mal, pero mejorando” a “mal y empeorando”.

En particular, el índice de remuneraciones reales mostró una disminución a 12 meses de 2,3%, acumulando 14 meses de caída en los ingresos reales. “Esto reflejaría que el ingreso real de las familias, es decir, controlando la variación de sus remuneraciones por el aumento de los precios, ha disminuido afectando la capacidad de adquisición de bienes de los hogares, y, por tanto, su bienestar”, dice el informe.

En tanto, el indicador mensual de confianza empresarial disminuyó su nivel en 5,44 puntos al comparar con el mes anterior, mostrando un ambiente pesimista. Las caídas se presentaron en el sector de minería e industria, mientras que, el sector de comercio y construcción tuvieron aumentos leves.

Continuando en el terreno negativo, tres indicadores pasaron de “mal y empeorando” a “mal, pero mejorando”. En ese sentido, la tasa de desempleo tuvo una disminución, pasando de 7,97% a 7,95%, con un aumento de los ocupados de 13,7 mil respecto al trimestre móvil previo y un aumento de los participantes en la fuerza laboral de 12,9 mil.

El índice de confianza de los consumidores aumentó 0,8 puntos, manteniendo a los consumidores en un terreno pesimista. En esta materia, Chile se encuentra en el lugar 22 de 28 países para los cuales se reporta este indicador.

Las exportaciones, por su parte, alcanzaron los US$ 8.895 millones, cifra menor a lo reportado para diciembre de 2021, pero mayor a lo reportado durante todos los meses del año pasado. Además, considerando los doce meses del 2022, la cifra llegó a los US$ 97.534 millones.

Dentro de los indicadores que se encuentran en estado positivo también hubo cambios de cuadrante. Ese fue el caso de la deuda neta del gobierno central, que pasó de “bien y mejorando” a “bien, pero empeorando”. Dicho indicador alcanzó un valor de 19,4% del PIB. De esta manera, si se compara con su valor de 2021, es mayor en 12,8 puntos porcentuales.

En tanto, la brecha de participación laboral por género y la tasa de créditos hipotecarios cambiaron de “bien, pero empeorando” a “bien y mejorando”. El primer ítem tiene dos perspectivas. Una positiva, debido a que hubo un aumento en la participación laboral femenina, y una mirada negativa, que se debe a una disminución de la participación laboral masculina, con una caída de los hombres en la fuerza laboral de 21 mil personas, aun cuando la población en edad de trabajar masculina aumentó.

Por su parte, la tasa de crédito hipotecario se encuentra en un nivel de 4,44%, menor al 4,64% del mes anterior, cifra que fue uno de los máximos desde marzo del 2009. “Este dato se encuentra en línea con una actividad económica compleja, donde existe una disminución de la demanda en el mercado inmobiliario, debido a la UF y las evaluaciones de riesgo de los clientes”, dice el reporte de la UNAB.

Los cambios más significativos

Con respecto a los mayores cambios, la creación de empleos y el riesgo país fueron los indicadores que experimentaron las mayores modificaciones.

En el caso de la creción de empleos, esa variable pasó de estar en un terreno positivo a uno negativo. Entre el trimestre móvil septiembre-octubre-noviembre de 2022 y 2021 se crearon 324 mil empleos, cifra menor si se considera una comparación desestacionalizada a lo creado en el trimestre móvil previo.

“Al comparar con lo creado en 2021, se ve claramente la desaceleración de la recuperación del empleo, ya que en este trimestre móvil se crearon 316 mil menos empleos a los creados en el 2021. Por último, para estar en los mismos niveles prepandemia de empleo, faltarían 162 mil puestos de trabajo por crear”, dice el reporte.

Por su parte, el riesgo país pasó de un estado negativo a uno positivo. Éste disminuye en noviembre y diciembre del año 2022, principalmente relacionado con la disminución en la incertidumbre del país y a un aumento de la estabilidad económica, con hechos como el acuerdo constitucional y resultados positivos de la política monetaria dentro de la economía.

Conclusiones

Como conclusión, el Barómetro señaló que el estado de la economía en el mes de enero es negativo y se encuentra empeorando, pero al compararse con los tres meses previos cada vez se aproxima más a pasar a terreno positivo, es decir, a estar mejorando.

Para el subdirector del Instituto UNAB de Políticas Públicas, Gonzalo Valdés, estos resultados reflejan que “la economía dejó de descender por factores internos y externos. Respecto a los factores internos destaca el control de la inflación y un probable ajuste suave durante 2023. En términos externos vemos efectos positivos, como la normalización de los costos de exportación e importación.”.

Asimismo, Valdés agrega que “este mes destaca la dinámica de la deuda externa. Vemos que los spread soberanos caen a nivel global, lo que nos habla de una normalización de la economía post pandemia y de riesgos de escalamiento de conflictos bélicos contenidos. Esto se refleja en Chile también, donde el spread de riesgo global EMBI cae 48 puntos los últimos tres meses y el chileno 46″.

“En paralelo, vemos los activos públicos se valorizan y pasan de 16 a 20% del PIB desde diciembre 2021 a junio 2022. Lamentablemente, la deuda bruta del gobierno escala de 36 a 38% del PIB en el mismo período, lo que nos acerca a niveles en que aumentará el costo de la deuda. La mejora en los riesgos globales no nos debe hacer bajar la guardia”, finaliza el académico.