El fuerte aumento que ha tenido el precio del cobre desde comienzos de año llegando a mediados de febrero a US$4,36 la libra, su mayor nivel desde el 2 de agosto de 2011 abrió el debate sobre si estamos o no en un nuevo superciclo. Si bien el valor ha descendido se mantiene firme sobre los US$4 la libra, las perspectivas de los analistas es que se mantendrá alto por un buen tiempo.
De acuerdo a un informe de la gestora de activos Schroders hay varias similitudes estructurales entre lo que pasó a principios de la década de 2000, la última vez que las materias primas comenzaron un ascenso largo y poderoso a precios récord, con lo que está pasando ahora. Por ello, entregan cinco razones por las que creen que las materias primas están destinadas a lograr el crecimiento y por qué los inversores lo deberían considerar.
Mencionan que el aumento de la demanda de productos básicos de China, la importante disciplina de la oferta en el sector petrolero y los compromisos gubernamentales para mantener el apoyo económico fiscal han sido factores importantes.
El documento argumenta que a principios de la década de 2000, China representaba una fuente importante de aceleración de la demanda de materias primas, sin embargo, hoy, “podemos estar a punto de embarcarnos en un período sin precedentes de inversión de capital global coordinada para facilitar la transición energética. El cambio a fuentes de energía limpia y vehículos eléctricos puede provocar una aceleración de la demanda de materias primas clave”.
1) Las materias primas son baratas
En su primer punto, el informe sostiene que las valoraciones de las materias primas son baratas. Esto no solo es relativo a otros activos como las acciones, sino también cuando se compara con el historial. “Vale la pena señalar que cuando las materias primas obtienen mejores resultados, a menudo es por un gran margen. Los períodos anteriores de buenos resultados se han visto respaldados por ciertas condiciones que se han establecido. Por ejemplo, a principios de la década de 2000 se produjo el auge de China después de un período de subinversión debido al mercado bajista de la década de 1990. Creemos que estas condiciones fértiles están volviendo a su lugar una vez más”, precisan.
Subrayan que a medida que avanzamos hacia un mundo post-covid, los gobiernos de todo el mundo están promulgando una combinación de políticas fiscales y monetarias que serán mucho más positivas para las materias primas.
2) La inflación en alza
En respuesta a la crisis financiera mundial de 2008, los principales bancos centrales del mundo buscaron rescatar economías con política poco ortodoxa de flexibilización cuantitativa (QE). Aunque esta política vio a los activos financieros superar a los activos reales durante la última década, fue muy negativa y deflacionaria para las materias primas. Sin embargo, añaden en su documento que la era de la QE pura ha terminado.
“Los últimos 12 meses han visto a los principales bancos centrales de todo el mundo responder a la pandemia de Covid-19 con una combinación de política fiscal y monetaria no convencional. La velocidad y el tamaño de estos paquetes no tienen precedentes. A diferencia de 2008, se ha logrado una expansión fiscal de varios billones de dólares, que incluye dinero directo a hogares y empresas”.
En su análisis sostienen que algunos países tienen déficits fiscales que superan el 15% del PIB, algo que no se ha visto desde tiempos de guerras. En el contexto de la carga de la deuda existente, dicen que esto hace que la política inflacionaria sea más atractiva. “Creemos que la combinación coordinada de una política fiscal y monetaria agresiva significa que la inflación está en camino. Y esto es beneficioso para los precios de las materias primas”.
3) La demanda de materias primas se acelerará
Se prevé que la transición energética hará que la demanda de metales se acelere drásticamente en los próximos años a medida que el mundo comience a cambiar a los vehículos eléctricos y más fuentes de energía renovables. Pero sólo ese factor puede impulsar la demanda, ya que también se prevé que otros productos básicos experimenten un rápido repunte en los próximos años, entre ellos, los agrícolas, como maíz, soja y carne de cerdo, impulsada principalmente por China. Afirman que las interrupciones de la cadena de suministro debido a las restricciones a las exportaciones durante la crisis de Covid-19 también han llevado a varios países a implementar planes a largo plazo para construir reservas estratégicas de alimentos, trigo en particular, para reducir su dependencia de las importaciones.
4) La menor inversión podría conducir será factor a considerar
La subinversión siempre precede al siguiente ciclo de materias primas, dice el informe, y lo que se tiene como antecedentes es que las inversiones de capital en las principales compañías integradas de petróleo y gas disminuyeron en un 52% entre 2013 y 2020, mientras que el gasto de capital en la industria del cobre disminuyó en un 44% entre 2012 y 2020.
“Lo único que puede estimular la inversión en estos sectores es un aumento del precio. Si llega incluso la mitad de la demanda esperada, la oferta resultará insuficiente, lo que hará subir los precios y estimulará la inversión”, comentan.
5) Se espera que el dólar estadounidense se deprecie en los próximos años.
La intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos durante la pandemia de Covid-19 para apuntalar las finanzas de las empresas y los consumidores ha tenido el efecto de limitar la apreciación del dólar. Dado el suministro ilimitado de dólares de la Fed en cualquier crisis, los inversores han buscado opciones de refugio seguro más atractivas, como el euro.
Las preocupaciones sobre el doble déficit de Estados Unidos (el déficit financiero y el déficit en cuenta corriente) también han contribuido a la caída del valor del dólar, del cual esperan que continúe en los próximos años.
Además, el estatus de moneda de “reserva” preeminente del dólar estadounidense podría comenzar a desvanecerse a medida que el euro parece ganar en fuerza y prominencia a medida que los líderes europeos adoptan un enfoque más proactivo para estimular la actividad económica. Y un dólar más débil es definitivamente positivo para las materias primas. Aunque la mayoría de las materias primas se producen en mercados emergentes, normalmente se cotizan en dólares. Cuando el dólar está débil, el precio de estos productos básicos en dólares aumenta.
El estudios afirma que algunos inversores centrados en factores medioambientales, sociales y de gobernanza pueden mostrarse reacios a invertir en materias primas debido a preocupaciones sobre su impacto medioambiental de la misma forma que no invertirían en acciones de energía. Sin embargo, “es importante señalar que algunos de estos productos básicos (metales, en particular) son esenciales para garantizar la transición energética y el paso a una economía baja en carbono. Un suministro insuficiente de cobre o níquel sería problemático para desarrollar baterías de vehículos eléctricos o conectar parques solares y turbinas eólicas a la red eléctrica”.