Dejar de lado la necesidad individual para actuar en pos del bien común es lo que los expertos denominan "resiliencia social", para lo cual se necesitan fuertes lazos vecinales y sociales, los cuales con frecuencia se arraigan en ciertos sectores de las urbes. Esto es lo que ha permitido el impulso de iniciativas que mejoran, protegen y rehabilitan el espacio público y que, a su vez, permiten construir una mejor ciudad.
En abril de este año, el Barrio Yungay cumplió 178 años. Este se destaca por el valor de su infraestructura patrimonial y su valor como polo turístico para la ciudad. Es por este motivo que un grupo de vecinos de este conocido sector se organizaron para proteger y desarrollar las estrategias necesarias para la puesta en valor de este lugar.
El grupo llamado "Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay" ha desarrollado una fuerte estrategia de protección, restauración y rehabilitación de la infraestructura de uso público del sector, entendiendo al patrimonio como un concepto fundamental para el desarrollo del tejido social de las comunidades y un espacio de participación ciudadana.
De este modo, esta asociación vecinal se encarga de desarrollar seminarios, festivales, campeonatos deportivos, mingas barriales, escuelas de formación en temas relacionados con el patrimonio y desarrollo de oficios. Pero esta no es la única iniciativa que busca construir una mejor ciudad desde las propias comunidades.
Este es el caso de la Plaza Río de Janeiro de Providencia. Esta tradicional área verde se ubica en el sector de Pocuro y está siendo recuperada gracias al programa de remodelación impulsado por el municipio junto a los propios vecinos. El propósito de este trabajo tiene por objetivo que las mejoras respondan de la manera más efectiva a las necesidades de los residentes.
De este modo, el resultado del diseño final de la plaza es producto de las reuniones que la entidad municipal sostuvo con los residentes cercados a esta área verde. Por ejemplo, se acordó la necesidad de buscar mecanismos que permitan un mayor cuidado en el uso del agua y un mejor equipamiento para que esta sea más sustentable, segura y acogedora.
Otro caso de éxito fue impulsado por los vecinos del sector de Tierras Blancas en La Serena, que gracias a un trabajo desarrollado en conjunto con Senda Previene y la Municipalidad de Coquimbo, lograron recuperar un espacio público que se encontraba abandonado.
De este modo, los vecinos se pusieron manos a la obra. Retiraron escombros y basura, además se reutilizaron neumáticos y se repararon basureros, bancas y juegos infantiles. Además, se plantaron árboles y plantas. Esto, en una primera etapa, pues en el futuro planean expandir el alcance de la iniciativa.
Hualpén es otra comuna que ha sido testigo del trabajo de sus propios vecinos, además de las fortalezas de establecer una alianza entre el sector público y privado. Durante alrededor de 40 años, los habitantes de la población El Triángulo vivieron con los problemas urbanos y de seguridad que generaba un sitio abandonado en la calle Tirana. Esto, hasta que la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), en conjunto con la municipalidad, planearon la recuperación de este espacio.
De este modo, el proyecto "Construcción de Plaza Saludable en población El Triángulo" contempló una inversión de $77 millones, lo que permitió la habilitación de áreas verdes, zonas de circulación peatonal, una vereda perimetral y espacios para bicicletas.
Otro caso destacado en materia de participación ciudadana en la recuperación del espacio público, es la de la plaza de la estación Paniahue de Santa Cruz. Tras años de abandono, fueron los propios vecinos y algunos funcionarios municipales quienes llegaron pala en mano para realizar una profunda limpieza del lugar, lo que permitió habilitar este espacio para que sea utilizado por la comunidad.
En septiembre de 2016, vecinos se acercaron con palos, picotas y carretillas a un sitio baldío del Barrio Norte de Paillaco, Región de Los Ríos. Casi dos años después, este espacio se transformó en su plaza principal. Este lugar que cuenta con más de 600 viviendas y 3 mil habitantes, fue beneficiado por el programa Quiero Mi Barrio, desarrollado por el Minvu, y que busca impulsar el desarrollo vecinal urbano.