La mayoría de los inmigrantes que vienen a Chile lo hacen por motivos laborales, buscando mejores perspectivas de vida para sus familias. Un reflejo de aquello es que este año los ocupados extranjeros superaron el millón de personas. En el trimestre marzo-mayo totalizaron 1.002.829 personas. De ese total, 739.250 tienen un trabajo formal, mientras que 263.579 son informales.

Una de las características es que la mayoría de los ocupados son personas de nacionalidad venezolana, mientras que el 86% tiene entre 25 a 54 años, lo que equivale a 864.921, mientras que solo el 6,5% tiene de 55 años hacia arriba, lo que se traduce a 65.940 personas.

En algunos informes se muestra que la mayoría de los extranjeros se desempeñan en trabajos que están por debajo de sus calificaciones, lo que se conoce como subempleo. Sin embargo, un análisis realizado por el Observatorio de Migraciones Responsable entrega otros antecedentes sobre el empleo de inmigrantes.

La última cifra oficial sobre la población extranjera que reside habitualmente en Chile es de 2020, la que muestra que 1.462.103 inmigrantes viven en el país. Este número implicó un alza del 0,8% respecto a igual fecha de 2019 y un aumento del 12,4% en comparación con 2018, considerando cifras actualizadas para ambos años (1.450.333 personas en 2019 y 1.301.381 personas en 2018).

En este estudio, liderado por el exdirector del Servicio Nacional de Migraciones, Álvaro Bellolio, se pone el acento en que la relación entre creación de empleo y calificación de los trabajadores.

Así, ocupando la Encuesta Nacional de Empleo, y replicando la metodología utilizada en el libro “Gestión de la Migración en el siglo XXI: El caso de Chile”, se compara la creación de empleo entre trabajadores chilenos y extranjeros sin educación superior y entre los que sí tienen educación superior.

Para el primer caso, entre 2014 y 2019, el informe muestra que mientras 320 mil empleos fueron ocupados por inmigrantes, en ese mismo período de tiempo se perdieron 240 mil plazas laborales de trabajadores chilenos sin educación superior. Esa misma tendencia se mantuvo los años 2019-2022. En dicho período se crearon 45 mil plazas laborales ocupadas por extranjeros, se destruyeron 443 mil puestos de trabajo de nacionales.

Una tendencia opuesta es la que muestra cuando se analiza la creación de empleo entre trabajadores con educación superior donde la relación entre chilenos y extranjeros es similar. De acuerdo al informe entre 2014-2019, 419 mil empleos fueron ocupados por chilenos, mientras 219 por extranjeros. Entre 2019-2022 se muestra que 111 mil plazas laborales fueron ocupadas por nacionales, y 144 por inmigrantes.

Álvaro Bellolio explica que “la destrucción de empleo después del estallido y la pandemia afecto fuertemente a los nacionales sin educación superior, en cambio los extranjeros en el mismo nivel de escolaridad siguieron creando nuevos empleos. Esto se ha visto que tiene efectos en materia de reemplazo y en baja de salarios, lo que, junto con la inflación, genera problemas de cohesión”.

¿Qué lo explica?

El exdirector del Servicio Nacional de Migraciones, sostiene que “hay varias explicaciones. Primero, se debe a un tema de salarios, ya que cuando llegan los extranjeros al país buscan generar ingresos de manera rápida y por ello, aceptan los primeros empleos, aunque sea un salario bajo, porque pese a eso es mayor a lo que ellos ganarían en sus países”. Y lo segundo responde a un tema de mayor oferta de mercado laboral.

Para Bellolio, es clave ordenar la migración, puesto que al mantener un proceso desordenado afecta principalmente a los trabajadores chilenos menos calificados. “La nueva administración no ha contestado la pregunta de si Chile puede recibir a todo extranjero que quiera venir. Esa pregunta sigue abierta porque no hay una definición de las necesidades que tiene el país”, puntualiza.Ahora bien, en el reporte se señala que en materia de empleo para nacionales y extranjeros con educación superior, “esta sigue siendo complementaria, donde si bien disminuyó para toda la creación de empleos, no se observa que con el aumento de una disminuya la otra”.

Más en Pulso