Nuestra matriz productiva se basa en la extracción de recursos naturales, lo fue el salitre y el guano en 1700, hoy el cobre, el litio y la explotación forestal. Estos no serán el motor de un crecimiento sustentable en los próximos años, conocemos la gloria y caída del salitre y experimentamos diariamente los vaivenes del precio del cobre y como afecta el dólar y la inflación.
Chile requiere nuevas experiencias y desarrollos y así construir una sociedad con oportunidades para todos, logrando traspasar la barrera del ingreso anual percapita de los 19.000 dólares y en ese sentido, los motores de crecimiento serán siempre la educación, la innovación y con ello la tecnología.
Nuestro país, por su condición geopolítica, tiene factores únicos para la innovación, como el desierto más árido con los mejores cielos para la observación astronómica, una antártica llena de riqueza, siendo la mayor reserva de agua dulce del mundo, nuestra cordillera tan admirada y la inmensidad de nuestro mar, condiciones que nos hacen un país único, pero estas ventajas se empañan al saber que Chile tiene los más bajos índices de inversión en términos de Investigación y Desarrollo dentro de los países del OCDE, con una tasa del 0,38% respecto a su PIB, por debajo de México con un 0,50%, Portugal un 1,2% o Noruega con un 1,80% y Japón que invierte un 3,70% de su PIB, así Chile está lejos también del promedio de la OCDE que es de un 2,4%, por ello, a mi juicio, es un gran logro la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que nos permitirá alcanzar una visión de futuro sustentable como país.
En nuestra economía existen buenos ejemplos de innovación, pero a mi me llama la atención en particular una dada su condición de entidad pública y no privada, esta es nuestra Armada, con ejemplos claros como, la construcción del buque Cabo de Hornos, una de las 5 unidades científicas más modernas del mundo y la primera en Sudamérica, construida por Asmar y que cumple como objetivo, la investigación marítima científica, lo mismo ocurre con la construcción del nuevo rompehielos, el más grande en Chile y el primero construido en América Latina, también por Asmar, casos que reflejan la capacidad de como una institución de nuestro país es capaz de fijar una política de innovación tecnológica en búsqueda de soluciones eficientes, de hecho, la Armada ha promulgado una política de investigación, creando el Centro de Investigación y Tecnología de la Armada (CITA) con la finalidad de generar sinergías entre la industria privada, las distintas universidades y la academia politécnica, potenciando así las ventajas competitivas y los talentos de los profesionales. Los sectores públicos y privados deben continuar trabajando en esta misma línea, haciendo visible lo invisible.