Mi Instituto, nuestro Instituto: Labor Omnia Vincit
Han pasado casi 50 años desde que entré al Instituto Nacional. Cursaba quinto básico y fue por iniciativa de mis padres, quienes consideraban que la educación era primordial: había que ir al mejor colegio posible para ser una mejor persona y destacar. Creían en el mérito.
Han pasado casi 50 años desde que entré al Instituto Nacional. Cursaba quinto básico y fue por iniciativa de mis padres, quienes consideraban que la educación era primordial: había que ir al mejor colegio posible para ser una mejor persona y destacar. Creían en el mérito.
Entrar allí fue un salto radical desde la escuela pública en Nuñoa donde cursé mis primeros años, y para postular me tuve que preparar. En ese proceso entendí que para competir no solo necesitaba aprender las materias adecuadas, sino también rigurosidad y disciplina de estudio. Ya aceptado, en un entorno donde la diversidad se manifestaba en todos sus ámbitos, con mis compañeros aprendimos a convivir y entendernos pese a múltiples diferencias. Lo mismo ocurrió con apoderados y profesores. Éramos una comunidad con un propósito común y que en el tiempo desarrollamos valores compartidos. Fue una experiencia enriquecedora de vida.
Hace poco pregunté a mis compañeros qué había significado para ellos, y supe de primera fuente que la mayoría abraza un profundo agradecimiento por la oportunidad de asistir a un establecimiento educacional de excelencia, laico y gratuito:
• "Adquirir valores que hasta hoy conservo".
• "Aprender que sin esfuerzo no eres nadie y que la honestidad es una palabra que debes llevar pegada en tu piel. Aprendí que el respeto es parte de tu vida diaria con todo el que te rodea, y que el cariño y la amistad con mis pares debe ser siempre igual".
• "Significó un cambio a nivel personal y familiar, porque dio a mi entorno, sobre todo a mis hermanos y padres- nuevas perspectivas de desarrollo que el resto de mi familia nunca tuvo".
• "Implicó un crecimiento personal para entender la vida y cómo se podía enfrentar. Esto tras compartir con personas con distintas realidades socioeconómicas, pero con un propósito de desarrollo similar".
• "Obtener un título profesional y adquirir las competencias para hacernos cargo del futuro de esa época, y proyectar en nuestros hijos e hijas lo que nos enseñó mi padre"-
• "No era el mejor colegio ni lo es ahora, pero en el tiempo y espacio en que nos ubicábamos nos abría puertas al futuro. Hoy, por cierto, son pocos los que se atreven a pasar las llaves"
Su lema se basa en la frase de Virgilio "Labor omnia vincit improbu", que significa "el trabajo constante vence todas las dificultades". Creo que la mayoría lo llevamos grabado y vemos con incredulidad y pena como la ideología, malas politicas y falta de autoridad y capacidad de gestión lo han casi destruido. Sin embargo, aún estamos a tiempo, no solo de mantener y potenciar éste y otros liceos de excelencia, sino de generar liderazgos más amplios para que a futuro seamos gobernados por una elite diversa y no por aquellos que hoy lanzan molotov desde los techos.
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