La emisión e inversión en bonos verdes es una tendencia mundial, impulsada por la enorme preocupación por el cambio climático en la que fueron clave la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenibles y el Acuerdo de París.

Desde entonces, su crecimiento se ha acelerado, y así durante 2017 alcanzó USD$ 155,5 mil millones y según The Climate Bond Initiative, se reportaron más de 1500 emisiones de bonos verdes (78% más que en 2016), pertenecientes a 37 países, de los cuales 10 debutaron en este tipo de instrumento financiero, entre los que destacan Chile, Argentina, Suiza, Singapur y Eslovenia, entre otros.

En este contexto, Bolsa de Comercio de Santiago lanzó semanas atrás el Mercado de Bonos Verdes y Sociales, una iniciativa muy esperada por algunos inversionistas institucionales. Hoy hay dos compañías locales que ya han emitido bonos verdes, CMPC en el mercado internacional y Aguas Andinas en el local, respondiendo a la necesidad imperante de las compañías e inversionistas de contribuir a un mundo más sostenible por su parte, Banco Estado fue la primera compañía chilena en emitir un bono social.

Hoy estamos mucho más conscientes respecto del impacto que generan nuestras decisiones en el medio ambiente y también nos encontramos con condiciones favorables para promover inversiones sustentables, considerando que, por ejemplo, existe un desarrollo relevante en energías renovables y se han incorporado legislaciones que apuntan en este sentido, como es el caso del Derecho Real de Conservación.

A fines de 2017 SURA Asset Management, líder en la administración de fondos de pensiones en Latinoamérica, se sumó a la Coalición de Descarbonización de Portafolios de las Naciones Unidas, formando parte de los 32 inversionistas adheridos, que en su conjunto administran activos por más de USD$ 3.5 trillones; único de América Latina. Comprometerse con la descarbonización de las carteras implica que cada una de las organizaciones miembro integrará sistémicamente información sobre el carbono y los ingresos provenientes de combustibles fósiles, tanto en el diseño de sus portafolios como en la asignación de recursos.

En el caso de SURA Asset Management, accionista de AFP Capital en Chile, el compromiso es contribuir con la sostenibilidad y mitigación de los riesgos asociados al cambio climático, aplicando estrategias para la reducción de la huella de carbono sobre los US$ 130 billones de activos que administra en la región.

En este contexto, bajo la premisa de optimizar los indicadores de carbono del portafolio que se administra, se debiese avanzar en este sentido hacia la inversión en empresas que hoy están emitiendo los recién estrenados bonos verdes en Chile.

Es importante tener en consideración que, dado que la industria de administradoras de fondos de pensiones constituye el principal inversionista institucional en Chile, la posibilidad de que los bonos verdes prosperen pasa, por ejemplo, por el que las Administradoras de Fondos de Pensiones los valoren y elijan.

En los próximos tres años probablemente se avanzará hacia un aumento de la inversión precisamente en bonos verdes, aunque ello dependerá obviamente del atractivo que ofrezcan las compañías en esta línea.