Las proyecciones de inversión para este y el próximo año no son auspiciosas. De acuerdo al Banco Central esta variable se contraerá 3,8% en 2022 y 4,8% en 2023 lo que da cuenta el complejo escenario por el que atraviesa la actividad económica. Un reflejo de aquello es el catastro de la inversión inmobiliaria en proyectos turísticos de segunda vivienda o resort, que incluye proyectos en ejecución y estudio por un valor igual o superior a US$ 3 millones, el cual siguió su trayectoria descendiente que comenzó el segundo semestre de 2019 con sucesivas bajas las que se fueron acentuando debido a la pandemia en 2020 y 2021.
De acuerdo a un informe de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), este tipo de inversión alcanzó un monto de US$ 609,3 millones a junio de 2022, anotando nuevamente el menor monto registrado desde que se inició el catastro en 1994. El resultado representa una baja de 13,5% respecto de igual período de 2021 y una caída de 9,5% en comparación con diciembre del año pasado.
Entre junio 2021 y junio 2022 salieron del catastro nueve proyectos de inversión por un total de US$ 227 millones, donde el 34% del monto equivale a proyectos que estaban en estudio y se cancelaron, es decir, nunca se materializaron.
La gerenta de Estudios de la CNC, Bernardita Silva, menciona una situación inusual desde que existe este registro. “El catastro da cuenta de una inversión que ya venía decreciendo desde los peaks alcanzados en 2013, sin embargo, en los dos últimos años se profundiza aún más la caída y, por primera vez, no hay entrada de proyectos nuevos en el primer semestre de este año”.
El total catastrado incluye proyectos en etapa de estudio y proyectos en ejecución, es decir, que ya comenzaron a construirse. De esta manera, la proporción invertida en proyectos en proceso de construcción o ejecución alcanza un 67% de la inversión total catastrada, lo que equivale a US$ 406,2 millones, mientras que el restante 33% (US$ 203,1 millones) se encontraban en etapa de estudio al cierre del primer semestre de este año.
Se especifica que de los nuevos proyectos que entraron en el segundo semestre del año pasado, un 89% del monto se encuentra aún en etapa de estudio y sólo un 11% ha sido ejecutado. Con respecto a los 14 proyectos que hace un año estaban en estudio, sólo tres pasaron a ejecución, mientras que siete se bajaron y el resto continúa en etapa de estudio.
Hoteles lidera
En el desglose de la cartera de proyectos, el estudio de la CNC indica que el sector hotelero es el que lidera la inversión con un 49% y un monto de US$ 300,1 millones. Pese a ello, representa una baja de 38,2% respecto al catastro de junio 2021 y una merma de17,6% respecto de diciembre del año pasado. De los siete proyectos hoteleros que salieron del catastro desde junio 2021, cuatro fueron ejecutados y tres se bajaron sin nunca materializarse.
El sector inmobiliario de segunda vivienda/resort con fines turísticos alcanzó una inversión de US$ 67 millones a junio de este año. Esto es una caída anual de 10,7% y un nulo crecimiento respecto a diciembre del año pasado. Más atrás se ubicó la inversión de proyectos integrales de hotel y casinos que tuvo un monto por US$ 118 millones mantenido lo registrado en diciembre 2021 y cayendo un 7,1% respecto a junio del año pasado.
Los otros proyectos de turismo, que representan menos el 21% de la inversión total, contabilizaron inversiones por US$ 124 millones a junio de este año, muy por sobre lo registrado en junio de 2021 (US$ 17,2 millones) que se explica en su totalidad por la entrada de un proyecto de entretención.
Por regiones, la inversión turística inmobiliaria se concentra en la Metropolitana con un monto de US$ 265 millones a junio de 2022, lo que representando un 43,5% del total, mientras que en se contabilizó un total de US$ 115 millones lo que equivale al 18,9%. Coquimbo tuvo una participación de 5,7%, con US$ 35 millones.
Incertidumbre, principal factor
¿Qué explica estas sucesivas caídas en los montos de inversión? para Silva esta merma en los montos de inversión se debe a una suma de factores, entre ellos, “el clima de incertidumbre política y económica que estamos atravesando, junto al alza de costos que encarecen los proyectos inmobiliarios, sumado a mayores frenos judiciales y ambientales que entorpecen su ejecución”. A ello, dice que se suman “las mayores tasas de interés que elevan los costos financieros afectando las decisiones de inversión”.
Silva argumenta que si bien parte de la inestabilidad viene dada por factores externos, existe también una buena parte que responde a temas internos. “Tenemos un gran desafío por delante, sin inversión no hay capacidad productiva futura y crecimiento sostenible en el largo plazo. Debemos ser capaces de dar certezas para que proyectos en estudio se materialicen y enfocar las políticas públicas en orden de atraer, promover y movilizar la entrada de nuevas iniciativas”, puntualiza.