La inflación ha sido una de las variables que más sorpresas negativas ha traído para la economía local en los meses recientes. Y si bien en el escenario principal previsto por el Banco Central (BC) para el año se esperaba que se mantuviera alta durante el primer semestre, el IPC de 1,9% registrado en marzo puso en entredicho las proyecciones que el ente rector presentó al respecto en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de ese mismo mes.
En la ocasión, el BC previó una inflación a diciembre de 5,6% que empezó a ser cuestionada, puesto que las causas que explicaban el alto registro de marzo estaban siendo más persistentes de lo esperado. Y en abril, nuevamente el IPC se situó por sobre lo esperado por el mercado, anotando una variación mensual de 1,4%, lo que llevó a que la inflación anual escalara hasta 10,5%, su mayor nivel en más de 27 años.
Todo lo anterior reafirmó que no se cumpliría con lo proyectado. Y por ello, los economistas anticipan que este será uno de los principales cambios que hará el BC en su Informe de Política Monetaria de junio, el que se publicará el 8 de dicho mes.
Así, la expectativa de los analistas es que la proyección de inflación de ente rector pase de 5,6% a un nivel entre 8,5% y 10% para 2022, mientras que para el próximo año tampoco esperan que se cumpla el 2,9% que estimó el BC en marzo, y ven que subirá la apuesta a una cifra más cercana a 5%.
“Las últimas mediciones del IPC han registrado sorpresas y han mostrado una mayor persistencia de las presiones inflacionarias, sumada a nuevos factores como fueron las cuarentenas masivas en diversas ciudades de China, que mantendrán por un mayor tiempo los problemas de la cadena de suministros y producción, lo que se agrega a los problemas que ya registraba la economía global”, sostiene la economista de Euroamerica, Martina Ogaz. De esta manera, prevé “correcciones al alza para las proyecciones de IPC, tanto para 2022 y 2023, a niveles aproximados de 10% y 5%, respectivamente”.
Por su parte, Francisca Pérez, economista principal de Bci, cree que tales estimaciones de inflación del ente rector subirán “a 9% a diciembre de 2022 y a 4,5% a diciembre 2023″. Mientras que el académico de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón, apunta que “lamentablemente el cierre para la inflación (de este año) deberá subir a un nivel más cercano a 10%, y para el próximo a un 5% o 6%”.
Carlos García, académico de la Universidad Alberto Hurtado, añade que “la inflación no da señales de ceder por el shock del precio del petróleo y de los alimentos. Así, es posible que el 2022 exista una posibilidad que estemos encima del 10%, en cambio el 2023 debiéramos volver a un dígito por los aumentos de la tasa de interés”.
Precisamente, como consecuencia de la mayor inflación, en el mercado también se espera que en este IPoM de junio el BC suba el techo del corredor de política monetaria. En su última Reunión de Política Monetaria el propio instituto emisor, junto con elevar la tasa de interés a 8,25%, dio pistas de que sería así. “La evolución reciente de la inflación y sus perspectivas de corto plazo se ubican por sobre lo previsto en el IPoM de marzo. Esta situación intensifica los riesgos del escenario inflacionario, por lo que el Consejo ha decidido un aumento de la Tasa de Política Monetaria que la sitúa en torno al borde superior del corredor de tasa del último Informe (8,5%). Una nueva evaluación de la trayectoria de la política monetaria se realizará en el próximo Informe de Política Monetaria”, dijo en su comunicado.
Para los economistas consultados, la señal es evidente: el ente rector seguirá aumentando la tasa de interés, buscando nuevos techos por arriba del 8,5% previsto en marzo. De esta forma, estiman que en el IPoM que viene el BC situaría ese tope superior en una cifra que va entre 9% y 10,5%.
PIB
En materia del pronóstico de actividad esta vez no se esperan grandes modificaciones. Si bien el primer trimestre el Producto Interno Bruto (PIB) creció 7,2%, algo menor a lo que se anticipaba luego de conocer el Imacec de marzo, los expertos afirman que el rango previsto por el Banco Central para 2022, de entre 1% y 2% , sigue plenamente vigente. “Creemos que no debería cambiar el rango (de crecimiento del PIB) para este año y el próximo”, plantea Pérez. Y Ogaz refuerza ese análisis: “El rango de crecimiento que presento el BC en el IPoM de marzo se ajusta bastante al escenario actual, tanto para este como para el próximo año”.
Principales mensajes
En lo que se refiere a los mensajes que enfatizará el instituto emisor en su nuevo IPoM, los analistas afirman que el principal apuntará a los riesgos inflacionarios que enfrenta la economía, lo que está supeditado a lo que suceda a nivel internacional. A ello se sumaría uno relativo al proceso de ajuste de la actividad y otro respecto a la necesidad de una tasa de interés más alta por más tiempo.
Desde Banco Santander señalan que “el mensaje estará centrado en el riesgo inflacionario de corto plazo por el escenario internacional”. Lo mismo Ogaz, que enfatiza que el foco principal estará “en la inflación, la cual ha sorprendido estos últimos meses y se proyecta termine en niveles de dos dígitos este año”. Además, la economista agrega que “el BC pondrá atención a la serie de desbalances que está teniendo la economía global y que agudizarán tanto los problemas de inflación como de actividad a nivel local, ante condiciones financieras internacionales menos favorables, problemas en las cadenas de suministros y la invasión de Rusia a Ucrania”.
Pavel Castillo, gerente comercial de Corpa, puntualiza que “las principales señales que se entregarán son de una economía que está en proceso de normalización, donde el escenario de recesión técnica es probable para el último trimestre y para el próximo año. Ello implicará una menor presión sobre la inflación por la disminución de la demanda interna”.
A ello, Castillo le suma que estará presente una alerta sobre el escenario internacional de incertidumbre “y menor crecimiento para EE.UU. y China que mueven las proyecciones de PIB a la baja, y posibles problemas logísticos que pueden seguir afectando los costos de importación, empujando el costo de transables en la economía”.