En el año de la pandemia, los cotizantes del sistema isapres parecen haber priorizado su salud, sobre otros gastos. Al menos eso es lo que muestra un estudio elaborado por la Asociación de Isapres, a partir de datos propios y de la Superintendencia de Salud al cierre del año pasado.
De acuerdo a los datos de la Asociación, en el año de la pandemia al menos 272.885 cotizantes del sistema isapre se desafiliaron. La cifra, si bien reconocen desde el gremio, es alta, sobre todo para un contexto de pandemia, se compara favorablemente con la desafiliación que se produjo el año anterior, cuando 349.551 cotizantes lo hicieron. Es decir, en 2020, se registró un 76,6% menos, respecto del 2019.
Pero además, el dato de 2020 es el más bajo desde el 2015 cuando en ese año, el total de desafiliaciones ascendió a 263.890. Desde la Asociación explican que la menor desafiliación responde a varios factores, no obstante, para Gonzalo Simon, su presidente, “el menor número, es sin duda la pandemia y la incertidumbre respecto de la salud en general”.
Y si se mira el comportamiento de las desafiliaciones desde el 2016 hacia adelante, en promedio estas se ubican por sobre las 300 mil, siendo el 2020 el año que corta esa barrera. No obstante a eso, desde la Asociación ponen una nota de cautela sobre otra variable que estaría corriendo en la dirección opuesta respecto de su tendencia habitual.
Y es que mientras la desvinculación del sistema se mantiene por debajo del promedio de los últimos cuatro años, las suscripciones, que habían estado estables en el último tiempo, bajaron 62% en el año alcanzando a 237.617 cotizantes, frente a los 380.473 nuevos ingresos del periodo anterior.
Esto, pese a que el año pasado, la Superintendencia logró poner fin a la discriminación por sexo, y luego se concretó la eliminación de la preexistencia en isapres para enfermedades y condiciones desarrolladas antes del nacimiento, como el Síndrome de Down, lo que implicó una barrera menos de entrada al sistema.
Para el presidente del gremio, la caída en ventas respecto del año anterior se relaciona directamente con el deterioro del mercado laboral. Así, mientras más encarecido se encuentra el mundo del trabajo, menos personas se ven motivadas a ingresar al sistema isapre y por lo tanto la venta se reduce, por ejemplo.
Hacia adelante, y aunque reconocen que es difícil proyectar una cifra, sobre todo en un contexto en el que todavía no se tiene control exacto de pandemia, dicen que tanto la desafiliación como las ventas deberían retomar la tendencia habitual.
El fiscalizador
Para darle seguimiento a esta situación, el Superintendente de Salud, Patricio Fernández, adelantó a PULSO que se encuentran conformando un comité de riesgo financiero de las isapres, para “ir monitoreando la situación de estabilidad del sistema, como también el comportamiento de las desafiliaciones y el impacto que estas desafiliaciones puedan tener en los ingresos de las isapres”.
Manifestó sentirse preocupado por la situación de dos isapres que podrían enfrentar problemas financiero. Por lo que insistió en que, la tarea del comité que están conformando, sería precisamente la de desarrollar estrategias de protección que les permita adelantarse a eventuales consecuencia negativa, y evitar un nuevo caso como el que ocurrió en el pasado con la isapre MasVida.
En el año de la pandemia, con $26.354 millones, Colmena fue la isapre que registró mayores utilidades. En orden le siguió Banmédica, con $22.550 millones; VidaTres con $17.213 millones; Nueva Más Vida con $13.110 millones y Consalud con $5.701 millones. CruzBlanca, en tanto, registró pérdidas de $2.381 millones.