Jeannette von Wolffersdorff, directora del Observatorio Fiscal, realiza un detallado análisis de los resultados de las elecciones presidenciales y alerta por la gran fragmentación de partidos que se generó en el Congreso.

“Para ganar el centro (en segunda vuelta) José Antonio Kast tiene la oportunidad de mostrar ahora que realmente quiere construir una ‘economía social de mercado’, como dice su programa”, afirma.

A su vez, “Gabriel Boric tendrá que mostrar que su coalición apoya el crecimiento, y deberá quitar una porción importante de miedo en lo económico. Las transformaciones deben ser consensuadas ampliamente, graduales y definitivamente promercado. Sin embargo, la historia del partido comunista no ha sido promercado”.

Los resultados mostraron que los candidatos que pasaron a segunda vuelta son quienes presentan proyectos de país diametralmente distintos. ¿Cómo analiza esto?

Es interesante el fenómeno de José Antonio Kast, quien consiguió más votos que la coalición liderada por Gabriel Boric. Entiendo las razones detrás de la percepción de las personas sobre la gobernabilidad que ofrecen los candidatos, más allá de los programas de cada uno, y considerando en especial que estamos en un escenario de inseguridad. José Antonio Kast consiguió más votos en esta vuelta, porque las personas -posestallido y pospandemia- tienen miedo en el ámbito económico. Eso significa que independiente del programa detallado de Gabriel Boric, un porcentaje importante de los ciudadanos mostró miedo frente a un Chile cogobernando por el Partido Comunista.

¿Puede ser que haya primado el miedo sobre el futuro en esta elección?

Eugenio Tironi había escrito poco tiempo atrás sobre el “contra-estallido silencioso”, en una columna muy interesante. Mencionó que los sentimientos de abuso de las personas no sólo se refieren a los abusos del Estado -y de empresas oligopólicas-, sino ahora también a la ausencia de Estado y a la ausencia de empresas: el desorden y el desempleo. En lo económico, probablemente hubo la percepción de tener que elegir ahora entre el desarrollo económico del país -sin cuidado del medioambiente y de las desigualdades-, versus un desarrollo social, pero que implica descuidar los mercados e inversiones. Y en esta situación, las personas han mostrado algo más de preferencia por una opción, que en el corto plazo suena como entregar una mayor seguridad en lo económico.

Y pensando en la segunda vuelta presidencial, ¿qué deberían hacer los candidatos para conquistar el voto más de centro?

Para ganar el centro, José Antonio Kast tiene la oportunidad de mostrar ahora que realmente quiere construir una “economía social de mercado”, como dice su programa. Si quiere ser consecuente con la idea base de Alemania, debería buscar una equidad mínima entre los ciudadanos, así como un programa riguroso para que los mercados concentrados en Chile tengan más condición de “mercado”. Esos son los dos pilares de la “Economía Social de Mercado”, pero hoy no se resuelven con las propuestas en su programa.

A su vez, para ganar el centro, Gabriel Boric tendrá que mostrar que su coalición apoya el crecimiento, y quitar una porción importante de miedo en lo económico. Las transformaciones deben ser consensuadas ampliamente, deben ser graduales y definitivamente promercado. Sin embargo, la historia del partido comunista no ha sido promercado.

En lo económico, ¿qué propuestas hacen faltan en ambas candidaturas?

Lo que falta en ambos programas son propuestas más claras en el ámbito microeconómico. El “Economic Survey 2021″ de la Ocde mostró que Chile tiene productividad baja, principalmente por la concentración económica. Nuestro país tiene una división persistente entre un pequeño número de empresas grandes, y muchas pymes.

En 2005, empresas con facturación sobre US$ 1.000 millones tenían un 29% de participación en el mercado. En 2019 ya tienen un 40% de la facturación total, aunque son menos de 100 empresas que en su conjunto no dan más del 3% del empleo. Eso significa que nuestros mercados no van a dinamizarse sólo con más créditos Corfo, y con menos impuestos -lo que es la típica idea del “trickle down”-, sino con una combinación de políticas que deben aumentar considerablemente la presión competitiva en los mercados, y que crean empresas de mediano tamaño, mediblemente, no sólo pymes. Para ello, los mercados requieren de regulación y de más transparencia según tramos de facturación.

En cuanto a la conformación del Congreso, ¿cómo espera que se genere el debate legislativo para el nuevo Presidente?

A nivel de la elección de diputados, con casi 30 partidos en elección y 12 pactos, pienso que era casi imposible informarse bien en esta elección, sobre todo, porque en Chile todavía no se estandarizan en un nivel mínimo los programas de los partidos políticos, y además entregan poca información útil en general. La falta de una barrera -por ejemplo, del 5% de los votos- para entrar al Parlamento hace además que tengamos ahora una Cámara Diputados con una excesiva fragmentación de partidos, lo que dificulta la estabilidad política y la construcción de consensos.

La antigua República de Weimar tuvo 10 a 15 grupos en el Congresos y fue ingobernable. Chile tendrá ahora más de 20 partidos en el Congreso. En conjunto con la contabilidad precaria y la poca rendición de cuentas y estandarización programática de los partidos, espero que se pueda ahora incentivar un debate constructivo sobre reformas estructurales de nuestro sistema político.

La composición parlamentaria en el Senado y la Cámara muestra que Chile efectivamente sigue siendo diverso y amplio, y que ahora nos faltan fuerzas para buscar consensos dentro de estos bloques que permiten tener gobernabilidad y consensuar las reformas que Chile sí necesita en todos sus frentes.