En una oficina dónde los protagonistas son los instrumentos musicales, las figuras de Thanos, el villano principal de Marvel y la espada de Darth Vader, el psicólogo organizacional y magíster en ingeniería de negocios y tecnologías, Andrés Bustamante, es el encargado de pensar la mejor forma de llevar el proceso de digitalización del Estado.

¿Qué le ha parecido la forma en que se tramita la ley de Transformación Digital?

-Se ha tratado muy bien. El paso por el Senado fue bastante rápido. Además, el proyecto es bastante neutro desde el punto de vista político al tener que ver con una política de Estado que busca hacer más fácil la vida a los funcionarios y a los ciudadanos. Es una ley que tiene que ver cómo deberían ser hechos los procesos administrativos: rápidos, transparentes, que la gente sepa en qué estado está el trámite, que tenga una resolución y no se quede siempre en el limbo de la persona respecto a su trámite. Una serie de principios que acompañan el cómo debe gestionarse lo público.

¿Cuáles son los aspectos que destaca de esta iniciativa?

-Que la primera opción de tramitación sea electrónica y solo en aquellos casos en los cuales no se puede -por impedimentos de brechas digitales- se hagan excepciones. El segundo aspecto que yo destacaría es no pedirle a las personas documentos que el Estado ya tiene. Hoy existen más de 220 certificados de los cuales 100, el Estado los pide para trámites propios, por lo cual no tiene ningún sentido. Otro aspecto es todo lo que tiene que ver con la notificación electrónica, el poder tener un buzón donde las personas no tengan que recibir las cartas certificadas siglos después.

¿Con qué idea debería quedarse la gente al término de este gobierno en materia de digitalización del Estado?

-Que fuimos uno de los primeros países en tener una identidad digital única, que es lo que hoy día se llama la "clave única" y que va a evolucionar con distintos factores de funcionalidad. Espero que en 20 años más la gente diga: "Somos un país donde la mayor cantidad de los trámites se hacen de manera digital y que seamos un país donde las políticas públicas, toma en cuenta la información de las personas y eso tiene que ver con hacer un gobierno basado en datos.

¿Qué limita que la agenda de la digitalización avance más rápido?

-En las personas existe aún mucha resistencia al cambio.

¿Cuál sería el aspecto que te dejaría un sabor amargo si no se lleva a cabo?

-Que no esté implementada la identidad digital como algo que es parte de nuestra vida, porque creo en un mundo digital y porque somos un país privilegiado al tener un RUT que nos da un nivel de identificación que nos permite autorizar o no el uso de nuestros datos.

¿Sería considerado un fracaso?

-La verdad es difícil hablar de fracaso con una política pública que ya ha tenido éxito. Además, siempre existe la posibilidad de que nos encontremos con un escollo tecnológico o legal, por ejemplo que tengamos que demorarnos más por temas de ciberseguridad, que son extremadamente importantes. Esto, porque no saco nada con tener una identidad digital única si no es segura. Por lo tanto no lo vería como un fracaso, sino como un aprendizaje sobre cuáles son las mejores formas de implementar una determinada pública.