El presidente estadounidense, Joe Biden, dará a conocer el miércoles un plan de infraestructura por US$2,25 billones que la Administración dice que será el más extenso que se haya realizado desde el programa espacial de los años 60 y el sistema de autopistas interestatales de los años 50.
“Al igual que los grandes proyectos del pasado, el plan del presidente unificará y movilizará al país para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo: la crisis climática y las ambiciones de una China autocrática”, señaló la Casa Blanca en un comunicado antes del discurso que dará Biden durante la tarde en Pittsburgh
El plan, que está compuesto de cuatro partes y abarca un período de ocho años, destina US$620.000 millones a transporte, incluido duplicar los fondos federales para el transporte público, y US$650.000 millones a iniciativas vinculadas a mejorar la calidad de vida de los hogares, como agua limpia y banda ancha de alta velocidad.
Contempla US$580.000 millones para fortalecer el sector manufacturero del país, de los cuales unos US$180.000 millones se destinan a lo que se ha denominado el mayor programa de investigación y desarrollo no militar registrado, y US$400.000 millones para mejorar la atención a personas mayores y discapacitadas.
Los aumentos de impuestos “financiará completamente las inversiones de este plan durante los próximos 15 años”, dijo la Casa Blanca. El impuesto a las sociedades aumentará de 21% a 28%%, y se impondrá un impuesto mínimo de 21% a las ganancias corporativas globales.
Lo que Biden presentará el miércoles es solo la primera parte de un programa económico a largo plazo. A mediados de abril se anunciará una segunda ronda de iniciativas, que se centrarán en “ayudar a las familias con problemas como los costos de salud, el cuidado infantil y la educación”.
El programa resultará mucho más complejo de promulgar que el proyecto de ley de alivio por la pandemia por US$1,9 billones que firmó el presidente a principios de marzo, dada la férrea oposición de los republicanos a aumentar los impuestos y la amplitud de las medidas que provocarán batallas partidistas e incluso internas en el partido demócrata.
Como se evidenció con el proyecto de ley por el covid-19, los planes iniciales de Biden son mucho más grandes de lo que los economistas habían anticipado. El cambio a una gran expansión en la política fiscal ya ha elevado las previsiones de crecimiento para este año y ha hecho subir los rendimientos de los bonos del Tesoro. Si bien las acciones han reaccionado con cierta volatilidad en las últimas semanas, el índice S&P 500 alcanzó un máximo histórico el viernes.
El plan de Biden creará millones y millones de empleos, dijo un funcionario de la Administración a los periodistas, aunque no quso entregar una cifra específica.
Modelo de Pittsburgh
Biden presentará su “Plan de empleo estadounidense” el miércoles en Pittsburgh, una ciudad que la Casa Blanca ve como un excelente ejemplo de un antiguo centro manufacturero revitalizado por nuevas industrias, desde la salud hasta la tecnología.
La Administración quiere el mismo tipo de reorientación que experimentó Pittsburgh para proporcionar nuevas oportunidades a las ciudades y pueblos de clase trabajadora de todo el país. El plan contempla una costosa estrategia política durante la próxima década para tratar de crear empleos bien remunerados actualizando la infraestructura del país y preparándose para los próximos patrones climáticos provocados por el cambio climático.
Un importante trasfondo del plan de infraestructura es abordar la desigualdad y ampliar la ayuda para los segmentos de la sociedad que la Administración considera han sido dejados de lado en el pasado. Por ejemplo, además de reparar los “diez puentes más significativos desde el punto de vista económico del país que necesitan reconstrucción”, se contemplan US$20.000 millones para un nuevo programa que “reconectará” barrios que fueron divididos por inversiones anteriores, como la autopista I-81 en Syracuse, Nueva York. Y todas las cañerías de plomo serán reemplazadas, para abordar los problemas de la calidad del agua.
Otro tema clave es reforzar la competitividad de EE.UU. contra China. Se destinarán US$50.000 millones a la fabricación nacional de semiconductores, y US$40.000 millones más para mejorar la capacidad de investigación en laboratorios de todo el país.
El cambio climático también es un objetivo importante. Los fondos de transporte propuestos destinan específicamente US$174.000 millones a vehículos eléctricos, incluidos descuentos de venta e incentivos fiscales para que los consumidores compren automóviles de fabricación estadounidense.