John H. Cochrane: “No se puede controlar la inflación con éxito con el Congreso gastando dinero como un marinero borracho”

John Cochrane

El destacado académico de la Universidad de Stanford y uno de los principales impulsores de la teoría fiscal del nivel de precios -que indica que la política fiscal es el principal determinante de la inflación- señala que los bancos centrales solo hacen “lo que pueden”, mientras los gobiernos no tengan superávits o déficits sostenibles y creíbles, y dice que América Latina tiene muchos ejemplos de eso. Además, plantea que la teoría monetaria de Friedman “ya no aplica a la economía actual”.


En enero, el destacado académico de Stanford, John H. Cochrane, publicará el libro Teoría fiscal del nivel de precios, en el que resume cómo los déficits fiscales y la deuda pública impulsan la inflación.

Ese es uno de los temas más estudiados por el doctor en Economía de la University of California, Berkeley, y que pasó gran parte de su carrera como profesor en la Universidad de Chicago. En conversación vía Zoom con Pulso, el académico -quien también publica regularmente el blog The Grumpy Economist (El Economista Gruñón)- señala que “el libro está diseñado para persuadir a otros economistas, para lo cual tienes que incluir todas las ecuaciones y mostrar exactamente cómo esta teoría funciona”.

La teoría fiscal del nivel de precios ofrece una respuesta sobre por qué se genera inflación: “Los precios se ajustan para que el valor real de la deuda pública sea igual al valor actual de los impuestos menos el gasto”. Es decir, en palabras más simples, la inflación explota cuando la gente no espera que el gobierno reembolse totalmente sus deudas. Y un ejemplo concreto de eso, dice Cochrane, es lo que está pasando ahora en Estados Unidos.

Además, el experto dice que la teoría monetaria de Milton Friedman “es hermosa, pero no aplica a la economía actual”.

¿Cómo ve el escenario económico 2023?

-A diferencia de las personas que dijeron que el Covid sería algo largo, la economía se recuperó rápidamente, que es, por supuesto, lo que cabría esperar de una pandemia. Eso es exactamente lo que ha pasado en Estados Unidos. Ahora en EE.UU. el problema es la escasez de mano de obra. Sobre la guerra, las dudas son sobre qué se está haciendo con la energía, especialmente en Europa, que ha descubierto lo idiotas que eran sus políticas energéticas. Los EE.UU. también estamos descubriendo hasta cierto punto lo idiotas que eran nuestras políticas energéticas. Y con eso me refiero a detener los combustibles fósiles antes de tener alternativas que funcionen. Por supuesto, ahora la pregunta para la economía mundial es si nos dirigimos hacia una recesión y la causa más probable de ello es que los bancos centrales están haciendo lo que saben hacer para combatir la inflación.

¿Cuál es el origen de la inflación actual?

-La inflación vino de la expansión fiscal masiva durante la pandemia. El gobierno de EE.UU. imprimió 3 billones (millones de millones) de dólares y pidió prestado 2 billones más y envió cheques directos a la gente. Nuestro amigo Milton Friedman dijo: ‘¿qué pasa si envías 5 billones de dólares en cheques a la gente? Obtienes inflación’.

Y ahí entran los bancos centrales...

-Los bancos centrales están subiendo las tasas de interés que bien podría causar una recesión porque estamos gastando en un tipo de cosas, y las tasas de interés bajan otro tipo de gasto, como casas y bienes duraderos.

¿Ha cambiado la visión en EE.UU. sobre la inflación?

-En cuanto a cómo pensamos sobre la economía, esto es un cambio tremendo. Desde la crisis financiera hasta 2021, casi todos los peces gordos que estudian las políticas públicas pensaron sobre la demanda inadecuada y la necesidad de más estímulo y nuestro gobierno simplemente se dedicó a imprimir dinero y repartirlo. A nadie le importaba, y estaban las tasas de interés cerca de cero. Cuando se hablaba del estancamiento secular, se pensaba en estímulos. Se hacía frente a cada problema con un río de dinero, sin preocuparse. Así que la aparición de la inflación, la escasez de mano de obra y los shocks de oferta son una bofetada en la cara que nos dice lo que creo que deberíamos haber sabido desde el principio: la oferta importa, y nuestras economías están al máximo de lo que pueden producir, no necesita más estímulos.

¿Cómo se solucionaba?

-Tienes que curar todos los cuellos de botella de la oferta y, si nos fijamos en la economía estadounidense, hay cuellos de botella en todas partes. Por ejemplo, se tarda 10 años para obtener los permisos para poner una línea de energía. Está la escasez de mano de obra, mientras que un gran número de estadounidenses simplemente no están trabajando y no están buscando trabajo. Así que realmente es una llamada de atención de que la política económica no puede ser sólo repartir dinero. Tiene que consistir en arreglar todos los cuellos de botella de la oferta, las ineficiencias, los permisos difíciles de conseguir, los aranceles, los impuestos, todo lo demás que estorba a la economía. Esa es la gran noticia que estamos viendo.

Usted ha impulsado la teoría fiscal del nivel de precios. ¿Esta teoría proporciona una mejor explicación a lo que ha pasado y sigue pasando con la inflación?

-Sí, por dos razones. Una razón es la consistencia lógica interna. Uno de los motivos por las que escribí Teoría fiscal del nivel de precios es que cuando miras las ecuaciones de otras teorías que tenemos, no tienen ningún sentido. Así que, aunque se puede decir que estas teorías pueden explicar la inflación, pueden explicar las recesiones o lo que sea, si una teoría no tiene ningún sentido interno, ¿qué sentido tiene decir que explica las cosas? El segundo punto es que funciona y proporciona una perspectiva diferente sobre el origen de las cosas. Y un ejemplo de donde creo que funcionó es el reciente período, cuando las tasas de interés se estancaron en cero en todo el mundo. Las teorías convencionales de la inflación decían que cuando las tasas de interés llegan a cero tendríamos una espiral de deflación. Y algunos dijeron: ‘aquí viene la deflación’... Y no ha ocurrido. En la teoría fiscal no esperas esta espiral de deflación, así que creo que proporciona una mejor interpretación de la historia.

¿Y cómo queda la teoría monetaria? ¿Está obsoleta?

-Bueno, la vieja teoría monetaria de Milton Friedman es hermosa. Yo mencionaba que algunas teorías son lógicamente erróneas, pero no esta. La teoría monetaria es una teoría completamente coherente y me encanta, pero no es aplicable a la economía actual. ¿Por qué? Porque ahí la oferta de dinero determina la inflación. Necesitas que el banco central controle la oferta de dinero, y nuestros bancos centrales no controlan la oferta de dinero, nuestros bancos centrales fijan las tasas de interés. Y vayan a leer a Milton Friedman. Él dice que si el banco central fija los tipos de interés, todo estalla. Bueno, nuestros bancos centrales fijan las tasas de interés y nada explota. Así que es una hermosa teoría si los bancos centrales estuvieran controlando la cantidad de dinero, pero no lo están haciendo, están fijando las tasas de interés. Así que simplemente no se aplica a nuestra situación institucional actual. Es como decir, las monedas de oro son una hermosa teoría del dinero, pero ya no usamos monedas de oro.

¿Los bancos centrales pueden jugar un rol?

-Sí, en la teoría fiscal, y también, en mi opinión, los bancos centrales siguen siendo bastante poderosos para determinar lo que sucede con la inflación actual. Ellos, a diferencia de lo que dice la teoría convencional, no son completamente poderosos. Así que si el gobierno reparte cinco billones de dólares y realmente no tiene un plan para devolverlos, habrá inflación sin importar lo que los bancos centrales hagan al respecto. Ese es un punto en el que la teoría fiscal difiere de las teorías convencionales que dicen que no, que los bancos centrales pueden controlar completamente la inflación. Pero dado ese hecho, pueden hacer mucho para ayudar, así que subir los tipos de interés reducirá la inflación a corto plazo, y aplicar una política estable y predecible es muy importante para los bancos centrales. Así que, sí, creo que están haciendo lo que pueden, pero creo que la visión de la teoría fiscal sugiere que son mucho menos poderosos de lo que solemos atribuirles. Volver a poner en orden nuestras políticas fiscales es lo más importante para la inflación. Simplemente no se puede controlar la inflación con éxito con el Congreso gastando dinero como un marinero borracho. Tomando prestado, pensando que viene de la nada y diciendo ‘no te preocupes, la Fed se encargará de ello’. La Fed no tiene ese poder.

Pero sí tiene el poder de llevar la economía a una recesión...

-La Fed puede llevar la economía a eso. Esa es la herramienta que todos nuestros bancos centrales tienen, no es una consecuencia solapada. Toda la teoría dice que, al aumentar las tasas de interés, la Fed creará un poco de recesión. Es una característica, no un fallo. Sería mucho mejor deshacerse de la inflación directamente deshaciéndose de la causa fiscal subyacente. Y hemos visto momentos en la historia en los que los bancos centrales se deshacen de la inflación, como en la década de 1980, y fue doloroso. También ha habido momentos en la historia en los que arreglas el problema fiscal subyacente y de crecimiento y la inflación desaparece de la noche a la mañana sin dolor alguno. Así que realmente me gustaría que pudiéramos llegar a eso.

Es decir, el rol más poderoso lo tienen los gobiernos y no los bancos centrales...

-Sí. Y es genial hablar con latinoamericanos porque ustedes saben algo de la historia latinoamericana que los estadounidenses no saben. Mira alrededor de América Latina y verás varias inflaciones. ¿Cuántas de esas inflaciones realmente provienen de la estupidez y los errores de los bancos centrales? Por el contrario, ¿cuántas vienen de déficit de los gobiernos y que no saben qué hacer? Los pobres banqueros centrales quizá puedan frenarla un par de meses al año, pero a menos que resuelvas el problema fiscal, no habrás resuelto la inflación. Creo que la historia latinoamericana grita eso y ojalá más gente en EE.UU. prestara atención a esas historias.

Usted argumenta que, de todas formas, no es un problema de nivel de déficit, sino de la credibilidad de los gobiernos de que podrán pagarlo...

-Es que no se trata de déficits corrientes per se y no se trata de la deuda actual per se. Se trata de la deuda relativa a lo que la gente piensa que el gobierno puede y va a pagar durante un largo período de tiempo. Así que nuestro gobierno, su gobierno, cada gobierno, puede pedir prestada una enorme cantidad de dinero si la gente piensa que hay un plan para devolverlo en el tiempo estipulado.

¿Una medida para tener menores déficits puede ser aumentar los impuestos?

-Los impuestos no son la respuesta. Un crecimiento económico fuerte es cómo pagas la deuda. Así, los gobiernos que tienen un gran crecimiento económico a largo plazo por el lado de la oferta y tienen un buen sistema tributario establecido, al momento de tener una emergencia temporal pueden pedir prestado una inmensa cantidad de dinero porque la gente entiende que van a pagar. Ahora, usted podría argumentar que en la pandemia podría haberse hecho de esa manera, nuestros gobiernos podrían haber dicho ‘se trata de una emergencia temporal, se trata de una pandemia, vamos a pedir prestado este dinero y dárselo a la gente que necesitaba ayuda y, además, no queríamos que el sistema financiero fallara’. Con un claro entendimiento del déficit actual, pero con el compromiso de volver a los superávits en el futuro, y creo que una razón clave por la que estamos teniendo inflación es que ese no fue el caso. Entramos en esta pandemia con una deuda muy alta en relación al PIB y con un gobierno que decía a viva voz que la deuda no importa, que nunca había que preocuparse de eso. ¿Entonces, dónde estaba el plan para devolver la deuda? No había ningún plan.

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