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Trabajando en el mundo del emprendimiento, pero en el rubro de compras, María Paz Gilletcha y Emilio Figueroa vieron que en el uso del IoT y el Big Data había una oportunidad de negocios y, entre tantos sectores que esta tecnología se podía aplicar, se centraron en los seguros de automóviles.
Con un $1 millón para conformar la sociedad y mucho trabajo, dieron los primeros pasos para la startup que hoy ofrece un seguro de auto personalizado en base a los kilómetros y un monitoreo e informe de la forma en que el conductor maneja, entre otros servicios. En 2014, Jooycar comenzó sus primeros pasos y sus socios necesitaban validar su modelo negocios para decidir si se lanzaban o no en esta aventura. "Desde el primer día tuvimos una buena respuesta de las aseguradoras, había mucho interés. Pero tomar ese tipo de riesgo en esa época no era algo tan popular", recuerda Emilio. Pero llegó Sura como primer cliente y con un aporte de cerca de US$200 mil de Magma Partners aceleró a la startup en 2017.
Sin embargo, tanto María Paz como Emilio vieron que tenía que haber un tercero que pudiera darle otro impulso a la empresa, ya pensando en crecer en el mercado local y en otros avances más ambiciosos como un salto al extranjero. "Necesitábamos a alguien que tuviera más experiencia en hacer madurar empresas y quisiera tomar el desafío de poder invertir tiempo como se requiere en una etapa inicial", recuerda el socio fundador.
En esa línea, desde DirectTV llegó, en 2018 Rodrigo Labbé, para asumir el cargo de CEO de la startup, que hoy cuenta con presencia en Perú, Chile y México. A Rodrigo le pareció atractiva la oferta de un seguro que no estaba amarrado a una tarifa predefinida dada solo por datos como la marca del auto, el género o edad de la persona que conducía, entre otras variables, sino, que fuera según los datos que provee el uso particular de cada auto por medio de los kilómetros recorridos y otros elementos monitoreados tecnológicamente. El servicio hoy se sigue perfeccionando y también cuenta con una oferta para las flotas comerciales, que les permite saber cómo se está comportando cada uno de sus conductores para reducir costos operacionales, como el gasto de combustible y la prevención de choques. "Si quien te asegura te ayuda a mejorar tu manejo ganan todos. Ganan las aseguradoras que gastan menos en siniestralidad, gana el conductor que tiene menos probabilidades de chocar y gana más la ciudad porque se aumenta su inteligencia", destaca Rodrigo.
Si bien Jooycar comenzó con poco impulso monetario, a lo largo de su corta historia ya han podido levantar US$1,5 millones. Donde una de las recetas de su éxito es que -según Rodrigo- a pesar de tener una visión que el uso de datos puede generar oportunidades de buenos negocios en distintos rubros, solo se centraron en los seguros de los autos. También la llegada de Cencosud a su cartera de clientes aumentó la caja de forma significativa, lo que le permitió a la empresa mayor tranquilidad. Entre otros de sus clientes aparecen Consorcio, Seguros Falabella, Rimac (Perú) y Quálitas (México). En Chile, alcanzan los cerca de los 10 mil vehículos conectados.
La startup, que basa su nombre en la idea de un auto feliz y conducción responsable, no ve en la región una competencia y, si bien destaca que hay representantes de multinacionales que ofrecen algo similar, estiman que Jooycar entiende de mejor forma al usuario latinoamericano. Sobre los próximos pasos, esperan estar en el segundo semestre del 2020 ya instalados con fuerza en EEUU, fortalecer su presencia en la región y aumentar su oferta de servicios. Esto, manteniendo su centro de operaciones en Chile y llegando a otros países por medio de una estructura liviana.
Hoy, la startup se compone de cerca de 20 personas, en su mayoría programadores de diversas partes del mundo como Venezuela, Cuba, Argentina y Chile, y están sumando cerca de un nuevo integrante mensualmente.
Sobre los socios fundadores, Emilio se desempeña como CTO y María Paz sigue siendo parte del directorio, aportando en el desarrollo e innovación del producto. A la fecha no generan utilidades, ya que todo se está reinvirtiendo para seguir creciendo en una hoja de ruta que incluye una ronda para levantar capital de entre 4 a 5 veces más del US$1,5 millones que hoy están facturando.
Sobre el efecto del estallido social, dicen que este no pasó desapercibido. Tuvieron que operar de forma remota por algunos días, pero sin afectar de forma significativa lo que es su negocio. Además, su presencia en otros mercados permitió seguir generando recursos en otras latitudes de forma normal al margen de lo que ocurría en Chile.