Jorge Desormeaux: “Un ajuste fiscal más alto en el corto plazo viabiliza una convergencia menos rápida en los años posteriores a 2022″
El presidente del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) advierte que las cuentas fiscales están tensionadas, y que, por ello, la calificación de riesgo puede experimentar “nuevos recortes si no se toman medidas exigentes y creíbles de consolidación fiscal”. Afirma que la próxima administración tendrá “una importante incidencia” en la evolución dela situación fiscal del país, y que por ello están disponibles para conversar con los candidatos presidenciales que se interesen.
El martes, el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) expuso ante la comisión mixta de Presupuestos y entregó su informe anual. En el texto venía una advertencia clara: si el crecimiento del gasto público no se comienza a moderar el próximo año, retirando el impulso transitorio que se utilizó para enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia, la situación hacia adelante será compleja, afectando a la economía del país como un todo, pero también directamente a las familias.
Por ello, una de las recomendaciones apuntó a iniciar un plan de convergencia fiscal exigente y creíble, porque en caso de que ello no ocurra, se corren serios riesgos de retrocesos adicionales en calificación crediticia y lo que todo ello implica para el país: tasas de interés más altas y menor acceso a financiamiento.
Jorge Desormeaux, presidente del CFA, analiza el informe y entrega su primer análisis sobre los ejes del proyecto de ley de Presupuestos 2022.
-El gobierno presentó el proyecto de ley de Presupuestos 2022, el cual incluye una caída en el gasto del 22,5%, con ello el déficit fiscal estructural pasará del 11,5% del PIB al 3,9% del PIB. ¿El ajuste va en la dirección correcta para retomar una senda de consolidación fiscal que ustedes plantearon en su informe?
-El déficit estructural del 3,9% del PIB que presenta el proyecto de ley de Presupuestos 2022 corresponde a uno de los escenarios de consolidación de corto plazo que contempla nuestro reciente informe ante la comisión especial mixta de Presupuestos, en particular, el escenario más exigente, en que se retira la mayor parte de los estímulos fiscales transitorios. Ello permitiría un avance importante en materia de consolidación fiscal, a la vez que contribuirá a la estabilidad macroeconómica, considerando el sobrecalentamiento que presenta actualmente la economía.
-¿Ve factible hacia adelante una reducción del déficit de 1 punto por año, considerando la llegada de un nuevo gobierno, o bien se podría avanzar reduciendo medio punto por año?
-Una convergencia del déficit estructural del 1% por año es sin duda una meta exigente. Precisamente, por ello, un ajuste más alto en el corto plazo tiene el atractivo de que viabiliza la posibilidad de una convergencia menos rápida en los años posteriores a 2022, sin comprometer la sostenibilidad de la deuda pública.
-¿Sería positivo y realista un ajuste del 0,5% por año?
-Nuestro ejercicio muestra que si se opta por una consolidación alta en el corto plazo, la opción de una convergencia intermedia con reducciones del déficit estructural del 0,5% por año después de 2022 es coherente con una deuda neta que se estabiliza alrededor del 40% del PIB.
-¿Con este ajuste las perspectivas de deuda para 2025 se acercarían a cuál escenario de los que ustedes presentaron?
-Al escenario de consolidación alto en el corto plazo, con un déficit estructural del 3,9% del PIB en 2022, que permite estabilizar la deuda neta en torno al 40% del PIB o por debajo de esa cifra, dependiendo de trayectoria de convergencia fiscal de mediano plazo que se escoja.
-El CFA reiteró su mensaje de que se deben generar consensos políticos transversales sobre la consolidación fiscal. ¿Qué tan factible es que se produzcan estos consensos considerando cómo está hoy el Congreso?
-Nuestra expectativa es que se logren. Estamos viviendo un período electoral donde no es fácil lograr consensos en torno a medidas de consolidación fiscal, pero nuestra impresión, a partir de nuestra interacción con el Congreso, es que hay una alta valoración de la responsabilidad fiscal. Por nuestra parte vamos a hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para generar esos consensos.
-¿Han conversado o lo piensan hacer con los candidatos presidenciales o sus equipos económicos?
-Nosotros estamos disponibles para conversar con todos quienes estén interesados en escuchar nuestros estudios e informes. Estamos disponibles para sentarnos a conversar con todo el mundo político y los candidatos presidenciales que se interesen.
-¿Y algún candidato ya ha contactado al Consejo?
-No, es posible que más adelante nosotros mismos los contactemos. Es algo que tenemos que decidir al interior del Consejo. Hemos tenido seminarios y hemos convocado a representante de distintos sectores políticos para escuchar sus opiniones y presentarles nuestros resultados y esos encuentros han sido muy satisfactorio para nosotros, porque hemos encontrado una muy buena recepción.
-¿En el próximo gobierno el país se juega si mantiene o no el grado de inversión?
-La próxima administración tendrá una importante incidencia en la evolución de la situación fiscal del país, pero este gobierno también tendrá un rol importante, que dependerá de la ley de Presupuestos 2022 que logre aprobar.
-En abril ustedes plantearon en su recomendación que la deuda bruta en relación al PIB debía estar por debajo de un nivel “prudente”, para no comprometer el “grado de inversión del país”. Ese nivel era del orden del 43% del PIB para la deuda bruta. En la mayoría de los escenarios descritos la deuda lo supera, ¿hay una probabilidad importante de que el país pierda el grado de inversión?
-El nivel prudente que hemos estimado para la deuda neta es hoy del 35% del PIB y con un intervalo de confianza que va desde el 23% al 44% del PIB. Si esto lo llevamos a deuda bruta se le debe sumar alrededor de dos puntos al rango anterior. Los resultados de nuestros ejercicios nos ubican en el límite superior de ese rango en el mejor de los casos. Las cuentas fiscales están tensionadas, y nuestra calificación de riesgo puede experimentar nuevos recortes si no se toman medidas exigentes y creíbles de consolidación fiscal.
-¿A los sectores políticos y la ciudadanía en general le cuesta dimensionar el impacto que tiene el deterioro en de las finanzas públicas en las personas y familias?
-El impacto de un deterioro de las finanzas públicas sobre la ciudadanía no resulta fácil de explicar. Nosotros lo estamos intentado. El desafío de una institución como la nuestra es poder explicar todo esto en un lenguaje sencillo. En la medida que el país tenga cuentas públicas ordenadas vamos a tener una mejor calificación de riesgo. Eso hará que la tasa de interés de la deuda soberana sea más reducida y como consecuencia de ello, tengamos un costo de financiamiento más bajo para empresas y personas, por ejemplo, a través menores tasas para créditos hipotecarios y la adquisición de bienes durables. Ello también incidirá en forma positiva en las decisiones de inversión, lo que llevará a mayores niveles de empleo.
-El CFA recomendó un nivel mínimo de los fondos soberanos, en particular del Fondo de Estabilización Económica y Social (Fees), para asegurar el acceso a liquidez en caso de nuevas emergencias. ¿Cuál es ese nivel?
-Recomendamos que haya un nivel mínimo de los fondos soberanos, y en particular del Fees, para asegurar el acceso a liquidez en caso de nuevas emergencias. Para ello, estamos preparando la licitación de un estudio para determinar el nivel óptimo para este fondo, a la vez que estimaciones del nivel prudente de deuda con modelos alternativos. Y esperamos poder relacionar ambos conceptos con el spread soberano.
-Para reducir el déficit estructural, además, debieran contemplarse aumentos en fuentes de financiamiento permanentes, ya sea a través de un mayor crecimiento tendencial o nuevos ingresos tributarios. ¿Tiene que haber una reforma tributaria sí o sí el próximo año?
-Es parte del menú de opciones que un futuro gobierno debiera contemplar para reducir el déficit estructural. Ello, conjuntamente con otras fuentes de financiamiento permanente, como mayor crecimiento económico, menor evasión, mayor eficiencia del gasto y reasignaciones del gasto. El ideal es que si se acude a nuevos tributos, estos sean moderados, para que no afecten la inversión ni el crecimiento económico.
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