El execonomista senior del Banco Central, Gonzalo Castex, escribió en 2017 en el instituto emisor, junto a Evgenia Dechter, el documento de trabajo "A Model of Labor Supply, Fixed Costs and Work Schedules", en el que abordan cambios en las jornada de trabajo.
Los autores utilizan su modelo para analizar cambios de políticas referente a horarios y esquemas de trabajo, tema que se discute hoy en Chile a raíz del proyecto de flexibilidad enviado por el gobierno y de la iniciativa de la diputada Camila Vallejo, de bajar la jornada de 45 a 40 horas semanales.
Los autores específicamente analizan los efectos de una reducción de la jornada de trabajo a un máximo de 45 y de 40 horas semanales, desde un escenario, en ambos casos, en el que no hay restricciones.
Castex, doctor en Economía de la U. de Rochester y actual académico de la U. de New South Wales (Sydney), afirma que para el caso de Estados Unidos -país de origen de los datos utilizados- los efectos son negativos, ya que los trabajadores se encuentran afectos a un salario por hora, lo que implicaría un menor nivel de consumo para ellos. "Si a un trabajador en USA se le dice que no puede trabajar tantas horas a la semana, automáticamente le baja el salario mensual, que es lo que no ocurriría en Chile, ya que el salario en Chile es "rígido" a la baja", puntualiza.
Por eso, agrega que el efecto en el caso chileno sería "totalmente opuesto, ya que los salarios mensuales no se pueden reducir. Esto implicaría un efecto positivo para los trabajadores. Los trabajadores chilenos mantendrían su nivel de ingreso y consumo y, al mismo tiempo, aumentarían su tiempo dedicado al ocio (lo que conlleva una mayor utilidad para los trabajadores)".
En todo caso, el experto explica que lo anterior corresponde a un análisis parcial, sin considerar el efecto sobre las firmas.
"Las firmas obviamente están afectas al efecto contrario. Esto es equivalente a un aumento de los salarios, que podrían ser compensados parcialmente por aumento de la productividad promedio. Es probable que la última hora de trabajo diaria sea menos productiva que las primeras horas de la jornada, esto quiere decir que el efecto negativo de productividad sobre las empresas no es lineal como lo han propuesto algunos economistas. De hecho, la eficiencia por hora podría aumentar en una gran mayoría de los sectores, aunque no en todos".
Impacto en empleo
El economista plantea que al darse una reducción en las horas de la jornada laboral "eventualmente las empresas podrían, primero, reducir el nivel de empleo para compensar el alto costo. Esto es poco probable, ya que esto es un efecto similar al aumento del salario mínimo y en los últimos años en Chile no hemos visto efectos negativos sobre el empleo".
En segundo lugar, señala que las empresas podrían "realizar despidos para volver a contratar con salarios más bajos, lo que es poco probable que suceda en todos los sectores, por los altos costos de despido. Sin embargo, es probable observar dicho comportamiento de las firmas en sectores de alta rotación de empleo, como por ejemplo agricultura o construcción".
Así, adelanta que es difícil indicar con certeza cuál sería el efecto sobre el mercado laboral, ya que hay dos fuerzas económicas que actúan en direcciones opuestas. "Por un lado, trabajadores en mejores condiciones y más productivos, y por otro lado firmas con mayores costos. Dada mi experiencia con lo que ha sucedido con los aumentos del salario mínimo, es que no debiera haber aumentos en desempleo, pero eventualmente una leve caída en salario de nuevos trabajadores".
Gradualidad
El economista plantea que de todas formas "el efecto sería más suave si la rebaja se hace de manera pausada, por ejemplo, rebajar un par de horas a la semana el primer año y seguir con las rebajas al año siguiente. Esto tendría un efecto más suave sobre la economía".
Consultado sobre si es necesario que una política de baja de horas esté acompañada de más flexibilidad, Castex afirma que "ambas políticas (menores horas y más flexibilidad) son buenas para la economía. Si miramos tendencias en otros países observamos menores horas trabajadas y mayor flexibilidad a través el tiempo, en especial para países europeos, y esto no ha estado acompañado a menor productividad".
"Para el caso de Chile, la disminución de 5 horas a la semana es un cambio importante, las firmas deben ajustarse para cubrir horarios y turnos. Al permitir mayor flexibilidad laboral, les permite a las firmas adecuar a sus trabajadores a distintas jornadas y así poder cubrir sus necesidades de mejor manera. Si los trabajadores se vuelven más productivos (por el hecho de trabajar menos horas y mejorar sus condiciones de bienestar), esta mayor flexibilidad laboral ayuda a las firmas a cubrir distintas jornadas y a aliviar el efecto de menores jornadas laborales".
Pero, el economista afirma que también hay un efecto positivo por el lado de los trabajadores, "que son quienes consumen en la economía. Si por ejemplo ahora van a tener que hacer horas extras tendrían mayor ingreso, o tener más tiempo de ocio y/o recreación, esto está asociado al consumo de servicios. Así, son las firmas quienes se verán beneficiadas por una mayor demanda que antes no existía. Este efecto positivo compensa solo en parte el efecto negativo, que debiera ser mínimo. En este sentido me refiero que la implementación de la política tendría efectos acotados".