José De Gregorio: “Votaré Rechazo porque creo que es mejor para el país, su desarrollo y el asegurar derechos sociales”

JOSE DE GREGORIO
10/08/2022 FOTOGRAFIAS A JOSE DE GREGORIO Mario Téllez / La Tercera

El expresidente del Banco Central se sincera por primera vez ante el plebiscito por la nueva Constitución de septiembre próximo. “Este voto no es ser pinochetista ni comunista, es simplemente la opinión que uno tiene”, afirma el decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile.


Ad portas de viajar a Wyoming, Estados Unidos, a la tradicional reunión de banqueros centrales en Jackson Hole a fines de mes, el decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, José De Gregorio, se sincera por primera vez frente al plebiscito del 4 de septiembre que someterá a escrutinio la propuesta de la nueva Constitución.

“Votaré Rechazo porque creo que es mejor para el país, su desarrollo y el asegurar derechos sociales”, confiesa reflexivo el expresidente del Banco Central y exministro de Economía, Minería y Energía del gobierno de Ricardo Lagos.

Pese a que reconoce avances en el acuerdo suscrito esta semana por los partidos oficialistas para reformar el texto propuesto, De Gregorio cree que es insuficiente. “Es mejor empezar de nuevo”, declara el economista, quien destaca la fortaleza que ha mostrado la economía chilena durante estos períodos de crisis.

Sin embargo, la atención de los últimos días del “Pepo”, como le dicen sus cercanos, ha estado centrada en la suerte de “Degregol”, el equipo de fútbol conformado por alumnos de la FEN y que esta semana ganó la final semestral de la liga interna. “Fue una sorpresa cuando me enteré del nombre del equipo”, relata entre risas.

El gobierno cumplió cinco meses en el poder. ¿Cuál es su evaluación sobre la administración de Gabriel Boric en materia económica y política?

El problema es que el gobierno llegó al poder con titulares y eslóganes y poca densidad en cosas fundamentales. Una vez que se llega a gobernar, uno se da cuenta de que las cosas no eran tan obvias como decía el titular. La política pública es más compleja, tiene más interacciones, es más desafiante. Por lo tanto, se crea una colisión entre lo que debieran hacer y lo que algún día plantearon.

Un ejemplo emblemático es lo que pasa con el estado de emergencia. Si se ve la historia de la coalición respecto de este punto, lo que están tratando de hacer hoy es muy distinto a lo que declaraban antes para restablecer el orden en un país en el cual el tema de la seguridad ciudadana es de primer orden y es tal vez de las cosas que han tenido mayor deterioro.

Lo mismo va a pasar con el proyecto de pensiones, donde existen eslóganes como “No más AFP”. Pero cuando uno se da cuenta de la importancia del ahorro y de la fuerte demanda de la gente por tener su propio ahorro, se empieza a producir una colisión respecto de cómo replantear el eslogan y, al mismo tiempo, mantener cierta coherencia con el discurso público. Eso les crea problemas. Esta es la traba con que va a tener que lidiar el gobierno en todo su mandato. Es la distancia entre lo que prometió, lo que basureó, lo que insultó y lo que debe hacer luego.

El gobierno, además, ha cometido pequeños errores que van minando su autoridad, con declaraciones desafortunadas. Adicionalmente, esta generación rompió con cualquier referente y llegó con la verdad absoluta; eso le genera un tremendo problema.

¿Es decir, hay una mezcla de las denominadas “volteretas” y también poco respeto por la generación anterior?

Sin embargo, prefiero que haya “volteretas” hacia la razón que no asumir los cambios por la obsecuencia de mantenerse en posiciones equivocadas. Obviamente, a nadie le gusta la voltereta oportunista, pero es parte de lo que se vive en la política. De todas formas, la pregunta es si es un cambio oportunista o es un cambio que realmente revela mucha más cercanía con los hechos veraces.

¿Y cómo responde a esa pregunta?

Este gobierno, en buena hora, se está dando cuenta de las dificultades y las complejidades de gobernar. Es la complejidad de la política pública. Es mucho más difícil respecto de lo que se dice en una asamblea estudiantil. El problema tal vez fue que hubo un salto muy rápido desde la asamblea estudiantil al gobierno. Pero es lo que el país escogió y es lo que tenemos que ayudar a que tenga éxito.

¿Cuál es su opinión de la nueva Constitución que se va a plebiscitar?

Obviamente, tiene avances y es la primera vez que se escribe un texto por la ciudadanía; eso tiene toda una virtud. Pero eso no nos obliga al voto. Las reglas del juego eran tener una convención constituyente y que a la salida se aprobara o rechazara el texto propuesto, dependiendo si gustaba o no. Este voto no es ser pinochetista ni comunista, es simplemente la opinión que uno tiene. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Que la inmensa mayoría del país quiere algo centrado y que se requiere un nuevo esfuerzo. El tema central para mí es que el texto tiene demasiadas cosas fundamentales malas. Creo que hay que hacer un esfuerzo por tener un mejor texto. Es difícil pensar que ese mejor esfuerzo va a surgir de los arreglos del texto que hay.

Por ejemplo, en materia de “precio justo”, la Constitución vigente decía “daño patrimonial”, que es mucho más objetivo. Hay una ambigüedad y eso le hace daño al país. Tenemos un dirigente Partido Comunista diciendo que el precio justo es el precio de mercado y después viene una autoridad de gobierno diciendo que el precio justo puede ser cualquier cosa. Hay una contradicción y no sabemos a quién creerle. Al final va a depender de los jueces la interpretación. Por otro lado, hay una discusión legítima de que el sistema diseñado para el nombramiento de los jueces va a llevar a una politización. También se van a multiplicar las regiones y se va a llenar de burocracia. En muchas cosas se pasaron varios pueblos. Acá lo que hay que hacer, como se dice en la academia internacional, es ‘revise and resubmit’, es decir, revise y mándelo de nuevo. La revisión en este sentido, es hacer un nuevo texto.

Por lo tanto, va a rechazar la propuesta de Constitución...

Sí, mi voto es Rechazo.

¿Todo esto, pese al acuerdo logrado por el oficialismo para hacer reformas al texto constitucional?

El acuerdo es un gran avance y una gran cocina. Muestra cómo el país quiere algo más centrado y no al extremo. Sin embargo, en materia económica es muy insuficiente y reafirma mi percepción que es mejor empezar de nuevo y hacer un ‘revise and resubmit’.

¿Fue una decisión compleja optar definitivamente por el Rechazo?

Tuve muchos contactos con constituyentes y di mis opiniones. Esta fue una tremenda oportunidad y me hubiera encantado votar Apruebo. Sin embargo, empecé a revisar y me di cuenta que en temas económicos había muchas cosas que no me gustaban. Finalmente, quedó mal hecho y mal pensado. Sin ser experto, los cambios en el sistema político, en el sistema judicial, en el tema de la plurinacionalidad me dejan tremendas dudas. Además, es una Constitución muy larga y con muchos grados de ambigüedad.

De todas formas, gane el Apruebo o el Rechazo, el país no resuelve su problema constitucional. Al país le quedan al menos cinco años de bastante turbulencia institucional.

¿Habrá efectos negativos en materia de incertidumbre económica el comenzar un nuevo proceso si gana el Rechazo?

Por supuesto que tiene efectos negativos, pero la incertidumbre no la vamos a eliminar, aunque gane el Apruebo. Si se aprueba, también vamos a estar discutiendo por cinco años diversos cambios. La opción de Rechazo generaría incertidumbre, pero como decimos en economía, tendría más oportunidades de tener buenos resultados. Dicho de otra manera, tiene mejor “upside”. Votaré Rechazo porque creo que es mejor para el país, su desarrollo y el asegurar derechos sociales.

¿Cuál es la mejor vía para avanzar a una nueva Constitución si gana el Rechazo?

Me gusta la idea que ha circulado que es tener una convención más pequeña, paritaria y elegida a nivel nacional, y que pueda trabajar intensamente en un período de seis meses. Creo que sería el mejor camino.

JOSE DE GREGORIO
José De Gregorio, decano de la FEN de la Universidad de Chile. Mario Téllez / La Tercera

“Economía chilena es fuerte”

En medio de todo este proceso, ¿le preocupa el actual estado de la economía chilena?

La economía chilena es fuerte, es sólida. Ha sido capaz de pasar una tremenda pandemia y sortear un estallido social. Sorteó la crisis financiera internacional. Tenemos una economía dinámica que sabe funcionar, tenemos profesionales y empresarios que saben hacer su trabajo. Tenemos una institucionalidad económica fuerte que igualmente podemos mejorar. De todas formas, vamos a tener un periodo malo, mediocre, con poco crecimiento. Probablemente, en unos meses más estemos marcando una recesión técnica y ya tenemos un ambiente inflacionario negativo.

¿Cuál es la tarea ahora del Banco Central en este contexto?

El Banco Central en algún momento va a determinar que se llegó a una tasa techo, que el fenómeno inflacionario ya alcanzó su máxima expresión y ahí debería el BC estabilizar su política monetaria. En ese momento debiera observar, de acuerdo a la evolución de la inflación, la posibilidad de proveer estímulos o bajar tasas.

Ha habido muchas críticas de algunos sectores para la actuación del Banco Central en materia cambiaria. ¿Cuál es su evaluación?

Hay que partir con todo el problema surge de una intervención desafortunada del Ejecutivo que yo le llamo una reacción noventera de empezar a interpelar al Banco Central. Además, todos sabemos que las autoridades conversan y que tienen instancias de coordinación. Eso alimentó mucha especulación del mercado financiero. Después, el Banco Central hace una intervención en un momento que me parece adecuado porque en esas semanas el mercado se desancla. Esto es algo que tal vez no hubiera ocurrido si no hubiera habido la intervención del Ejecutivo. Con todo, el Banco Central en vez de sacar una declaración, debería haber hecho algo más cercano a la ciudadanía, que transmita más fuerza y convicción. Hubiera preferido una actitud un poquito más proactiva en lo comunicacional.

¿Cómo lo ha hecho el ministro de Hacienda, Mario Marcel, durante estos cinco meses?

Es muy prematuro hacer una evaluación. Tengo la mejor opinión de Mario Marcel. Todos nos equivocamos a veces, pero diría que el grueso de su gestión apunta a la dirección correcta. Es una persona que uno sabe que en los momentos complicados va a estar al lado de los temas de estabilidad económica.

Reforma tributaria

El propio ministro lanzó recientemente la reforma tributaria. ¿Cuál es su evaluación de las medidas que se incluyen?

La reforma tributaria en general aborda temas tributarios muy estándar en el mundo entero. No es una reforma tributaria que invente impuestos extraños, ni va a cosas poco convencionales como hemos visto en el pasado. El problema que surge tiene dos dimensiones. La primera es si va a recaudar lo que se quiere. Existen serias dudas. Las simulaciones tributarias dicen qué pasa si cobro más en todos esos impuestos, pero no toman en cuenta la conducta de los que pagan los impuestos, de cómo se reorganiza el contribuyente, cómo se estructura para tener menos carga tributaria.

El segundo problema es hasta qué punto el alza de tasas de interés puede ser lo suficientemente alta para desalentar la actividad económica. Obviamente, puede tener efectos bastante negativos sobre la propia recaudación porque está reduciendo la base.

Al entrar al detalle, por ejemplo, el impuesto al patrimonio es bastante inefectivo en materia de recaudación y tiene un componente de doble tributación sobre el capital, lo cual desalienta la inversión.

Teniendo en cuenta los cambios estructurales políticos y económicos que está viviendo la economía chilena, ¿cree que Chile va a tener que acostumbrarse a niveles de inflación un poco más altos y a niveles de crecimiento un poco más bajos respecto de las décadas anteriores?

No a la primera. La inflación debe retornar al 3%. No hay razones para que haya una inflación más alta. Respecto del crecimiento, la respuesta es positiva o negativa dependiendo a la década con que nos comparemos. Venimos con crecimiento pobre, a tasas del 2%. Ese 2% debiese ser el piso al que aspiremos. Es difícil volver a crecer al 7%, pero crecer al 3% o 4% es positivo para el estado en que está la economía chilena.

Más allá del número, el objetivo debe apuntar a las cosas que hay que hacer para que este país sea más próspero. Y una de esas cosas básicas es recuperar la confianza de todos en Chile. Necesitamos un Estado con un fuerte componente redistributivo. También hay cosas que Chile necesita del estado de bienestar. No tengo la menor duda.

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