Pese a que en septiembre José Luis Daza hizo público su desacuerdo con la enmienda presentada por el Partido Republicano al texto constitucional, que exime del pago de contribuciones a las primeras viviendas, y que quedó plasmada en la propuesta final, el economista chileno radicado en Nueva York votará “A favor” de la nueva Constitución en el plebiscito de diciembre. Así lo releva en esta entrevista, donde explica su deliberación al respecto y las razones que lo llevaron a decantarse por el Apruebo. “Una vez que la leí en su totalidad, no tengo dudas de que esta es una mejor Constitución para Chile que la actual, para las posibilidades de tener una economía exitosa y una sociedad más armoniosa y más respetuosa”, sostiene. Del mismo modo, asegura que su relación con José Antonio Kast, con quien colaboró en la segunda vuelta presidencial de 2021, no cambió a raíz de la diferencia que hubo en el tema de las contribuciones, y cuenta que hace un mes el Partido Republicano le pidió hacer una presentación en el cierre de su programa de formación.

El segundo proceso constitucional concluyó sin una propuesta de consenso. ¿Cómo lo evalúa, es un fracaso?

-No considero que sea un fracaso. En forma realista, era prácticamente imposible obtener una posición final de consenso. Me llevó mucho tiempo leer la propuesta y evaluarla frente a la Constitución actual. El texto me parece excesivamente largo, con un lenguaje complejo, por ejemplo, versus el de EE.UU. que lo puede entender cualquier persona con educación básica. Creo que aborda muchos temas que no debería, es excesivamente detallado y le sobran muchas cosas. Sin embargo, al poner todo en la balanza, al analizar aquellas cosas realmente importantes que determinarán si Chile puede ser una sociedad exitosa o no, esta nueva Constitución tiene mejoras sustanciales sobre la vigente.

¿Cuáles son esas mejoras?

-La lista de mejoras es larga, pero comentaré algunas muy importantes.

Hay consenso entre economistas historiadores que el derecho a propiedad es una piedra basal para que las sociedades pueden desarrollarse exitosamente. Y en esta propuesta el derecho a propiedad sale muy fortalecido en relación a la actual, lo que es esencial para generar los incentivos a la inversión y al ahorro. En forma inteligente concilia y refuerza la libertad de elección de las personas con la provisión de derechos sociales básicos como educación y salud por parte del Estado. Refuerza el derecho a elección y al mismo tiempo no impide a políticos dar soluciones estatales si así lo desearan, siempre evitando monopolios. La defensa clara y nítida de los ahorros previsionales individuales es una mejora muy importante. Impide que ocurra lo que pasó en Argentina o Polonia, donde les robaron los ahorros individuales. La dinámica demográfica del mundo hará que esto ocurra en más países. Simultáneamente, al margen de su inconveniencia, no impide que se genere un sistema de reparto u otro, siempre y cuando no sea con la contribución directa de los trabajadores.

En salud, vemos en diferentes países que modelos de seguros estatales o privados regulados, que no se basan en estadísticas actuariales, eventualmente van a quebrar o limitarán sustancialmente los servicios. Frente a ello, la defensa de la elección de las personas es extraordinariamente importante. La nueva Constitución obliga a privados y al Estado a la provisión de un seguro de salud básico común para toda la población, que ayuda mucho en la elección en un tema muy complejo. En educación, permite y fortalece tanto la capacidad de elegir de los padres, como también la de proveer distintos tipos de educación. No tengo espacio acá para recalcar la importancia de esto frente a la catástrofe educacional que enfrenta Chile. Y también introduce cambios muy importantes a la administración pública y a la gestión de la planta de empleados. Busca profesionalizar la planta y separar su gestión del ciclo político, reduciendo las oportunidades para el amiguismo y nepotismo.

¿Y qué pasa con el sistema político, que usted había mencionado como clave para decidir?

-Esta propuesta es claramente mejor que la Constitución vigente. Desde la última reforma constitucional, la calidad de la política se deterioró sustancialmente. Y no creo que sea porque los políticos cambiaron tanto, sino porque los incentivos cambiaron. Los incentivos hoy son a la atomización, a la diferenciación, a la dinámica que conocemos. El cambio planteado va en la dirección opuesta.

Es decir, ¿le parece bien que se exija a los partidos un umbral electoral de un 5% para el Congreso, que se achiquen los distritos y que se disminuya el número de diputados?

-Efectivamente. Creo que ese conjunto de cambios va en la dirección de disminuir la fragmentación y ayudar a tener más gobernabilidad y a mejorar la calidad de la política.

De acuerdo a este análisis entonces, parece claro su voto en el plebiscito…

-Después de evaluar todas las cosas que no me agradan, versus las que me gustan, concluí indeclinablemente que estoy por el Apruebo de esta nueva Constitución. Como señalé, tiene mejoras sustanciales sobre la actual. Es una Constitución que nos dará la flexibilidad necesaria para enfrentar algunos de los problemas más serios que tendrá el mundo en los próximos 50 a 100 años. Fortalece el tratamiento equitativo y la defensa de los individuos, como también los derechos de las personas, los que aborda en forma inteligente dando importancia a la solvencia fiscal.

Sin embargo, sus detractores lo califican de un texto partisano, conservador, y el Presidente Boric dijo que se repitieron los mismos errores del proceso anterior.

-Leí detenidamente artículo por artículo y no comparto esos juicios. Creo que es una Constitución democrática tradicional y liberal en la separación de poderes del Estado y en la defensa de los derechos individuales. Es particularmente fuerte en garantizar la libertad de las personas para elegir el proyecto de vida que quieran, sea cual sea. Es fuerte en garantizar el tratamiento igual de todos los chilenos frente a la ley, sin discriminación ni privilegios. Es profundamente democrática en la protección a la libertad de prensa y libertad de expresión (tal vez no le guste al Presidente). Y es una Constitución sin incentivos para dividirnos, al no generar grupos privilegiados o con tratamiento diferenciado frente a la ley. Nada de esto es partisano ni conservador. El área donde creo que puede ser calificada de “conservadora” es en el tema del aborto.

¿Y en qué quedó su propia crítica? En septiembre usted hizo público su desacuerdo con que el eximir del pago de contribuciones a la primera vivienda quedara en esta Constitución. Pese a su cercanía con José Antonio Kast, el Partido Republicano no lo escuchó…

-En el tema de las contribuciones les hice saber mi opinión, pero no he sido su asesor en el ámbito constitucional. Tienen un equipo grande y articulado. Mantengo la visión de que el tema de impuestos no corresponde en la Constitución, y que abre una puerta a todo tipo de acciones a futuro. Pero creo que condujeron el proceso de forma seria y responsable, sobre todo en comparación con el anterior. Si bien el documento tiene varias cosas que yo no comparto, en el neto, sumando y restando, esta Constitución es para mí claramente superior a la actual. Además, aquí no estamos votando por la Constitución ideal. Estamos votando entre dos constituciones. Hay una frase que dice que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que en este caso aplica totalmente.

Jose Luis Daza, economista chileno radicado en Nueva York.

Pero también llama la atención que ahora esté por el “A favor”, cuando originalmente usted no era partidario de cambiar la actual Constitución.

-Sigo pensando que los problemas de Chile no se generaron en la Constitución vigente, sino básicamente en las políticas públicas que se aplicaron, aunque necesitaba algunos cambios. Sin embargo, en todo este proceso la deslegitimaron mucho e hicieron cambios que generan mayor inestabilidad en las reglas del juego. La Constitución propuesta es superior en varios aspectos, pero en forma importante genera un marco de mayor estabilidad y durabilidad al tener un quórum de 3/5 para cambiarla, superior al actual, sin ser excesivamente rígido.

No obstante, hay algunas voces en la propia derecha que se están alineando con el “En contra”. ¿Cómo ve ese fuego amigo?

-Los argumentos que he escuchado de la derecha no me hacen sentido alguno. Dicen que la incertidumbre va a continuar, porque la izquierda dura va a seguir con el tema. En lo que se refiere a la incertidumbre constitucional, la extrema izquierda nunca fue el mayor problema: siempre se opusieron y se opondrán a todo lo relacionado con una democracia liberal moderna y economía de mercado capitalista. El problema ha estado en el centro, centroizquierda y centroderecha. Se compraron el argumento de que la actual Constitución, la que hoy defiende acérrimamente el Partido Comunista, era la razón para que a Chile le estuviera yendo mal. Ahí se generó la inestabilidad. Si logramos aprobar esta nueva Constitución con todos ellos, las chances de dejar atrás este tema son mucho más altas. Sobre todo, porque no es prioridad para la población. Creo que definitivamente la incertidumbre bajaría.

Además, vengo llegando de Londres, y tanto allí como en Nueva York he hablado con decenas de empresarios e inversionistas, y el consenso unánime es que es muy importante que Chile termine este proceso para saber cuáles serán las reglas hacia adelante. Desde afuera esto ya parece chacota si no lo cerramos.

Quiero recalcar que la Constitución genera el marco en el cual se van a generar las políticas públicas, pero en sí misma no resuelve los problemas. El mejor ejemplo de esto es lo que ocurre con EE.UU. y Argentina. La Constitución argentina es prácticamente una copia de la norteamericana, aunque con el tiempo le hicieron algunos cambios. Y mientras una sociedad fue hacia el éxito, la otra es tristemente una nación fracasada. Esta propuesta de Constitución nos entrega el espacio y la flexibilidad para enfrentar nuestros desafíos. ¿Lo haremos? No lo sé, pero nos da la oportunidad de adoptar políticas públicas inteligentes.

Por lo que señaló de los inversionistas externos, ¿de aprobarse este nuevo texto, debiera traducirse en un mayor impulso económico?

-Esta Constitución cierra una etapa muy importante de incertidumbre y nos da la oportunidad para hacer políticas públicas que traigan de nuevo la inversión, el crecimiento y el empleo, para retomar la senda del desarrollo. Y también, limita el espacio para hacer chambonadas a lo Argentina, a lo Venezuela.

¿Cree que en el poco más de un mes que queda para el plebiscito se logrará dar vuelta el resultado que anticipan las encuestas, que dan por ganador al “En contra”?

-Así es, creo que todavía esto se puede dar vuelta. Pero no lo sé. El momentum va hacia allá y aún hay mucha gente indecisa. En ese sentido, es muy importante la entrega de información a la población y la explicación de puntos específicos. Es un documento complejo y difícil de entender.

¿Y si no se aprueba o el margen es muy estrecho?

-Aunque se apruebe por un margen estrecho, la población está agotada de esto, por lo que pienso que la nueva Constitución se va a ir legitimando con el tiempo, especialmente si hacemos las políticas correctas. Y en lo inmediato, sería muy importante para acabar con la incertidumbre. Ahora, si la nueva Constitución se rechaza, va a ser más difícil para los agentes tomar decisiones de mediano y largo plazo en Chile.

Opina distinto al ministro Marcel, entonces, que dijo que independiente del resultado, se debiera acotar la incertidumbre.

-Aunque lo que está en juego es sustancialmente menor al 4 de septiembre del año pasado, no da lo mismo. Si no se aprueba, el grado de incertidumbre será mayor, y la imagen de que Chile pasó a ser un país más de América Latina, impredecible, se consolidará. La aprobación de la Constitución ayudará a restaurar la confianza. En consecuencia, creo que los indicadores de prima de riesgo reflejados en activos financieros, dólar, bolsa, prima del tiempo en tasas de interés se beneficiarán. Posiblemente no en la misma magnitud que frente al rechazo de la Constitución del año pasado, pero mejorarán.

En junio dijo que después de mucho tiempo estaba más optimista sobre Chile. ¿Sigue así?

-En primer lugar, creo que las cartas para 2024 están bastante echadas y de momento Chile está condenado a crecer en el mediano plazo entre un 1% y un 2%, con lo cual no generamos la movilidad social necesaria para tener una sociedad más justa. Necesitamos cambios y mi visión de lo que pasará en Chile en gran medida depende de cómo resolvamos el tema constitucional. Al fin y al cabo, los políticos siguen a la población, y la población en Chile demostró en septiembre de 2022 una enorme cordura y ser mucho más de centro. Chile no va a ser Argentina ni Venezuela, pero aprobar esta nueva Constitución nos abre una puerta para retomar el camino hacia algo mejor, para salir del estancamiento de los últimos 10 años. Al comienzo del segundo gobierno de Bachelet señalé, en entrevista que usted me hizo, que ella había roto una forma de hacer políticas públicas en Chile, y anticipé que lo que veía hacia adelante era frustración, confrontación y estancamiento. Espero que hayamos aprendido la lección y que ahora volvamos a las políticas públicas basadas en conocimientos técnicos, modernos, y no en ideología.

¿Cómo quedó su relación con José Antonio Kast y con el Partido Republicano luego de su crítica al tema de las contribuciones en el texto constitucional?

-Mi relación no ha cambiado. Es la misma. Periódicamente me contactan para algunas cosas específicas. De hecho, la última interacción fue hace un mes, cuando me pidieron que cerrara el programa de formación que tienen en Santiago y donde por Zoom se conectan cientos de jóvenes de todo el país. Yo estaba en Chile y me consultaron si podía hacer una presentación sobre los desafíos que enfrenta Chile ante la realidad geopolítica y los cambios tecnológicos y económicos mundiales.

O sea que a pesar de la diferencia que hubo, ¿usted sigue disponible para trabajar con Kast en una eventual nueva candidatura?

-Siempre he estado disponible para colaborar con quien me lo ha pedido en Chile. Claramente con José Antonio Kast tengo una sintonía particularmente grande en el tema de la economía y de lo que es necesario para el desarrollo del país, y para tener una sociedad exitosa, próspera, dinámica y más justa.