José Luis Daza: “Las reformas que propuso el gobierno están muertas”
El economista dice que los republicanos “interpretaron lo que el país quiere, mejor que ningún otro conglomerado”, y añade que “supieron capitalizar políticamente mejor que el resto, las circunstancias por las que atraviesa el país”.
El economista y exasesor de la candidatura presidencial de José Antonio Kast, José Luis Daza, valoró el triunfo que logró el Partido Republicano. Recomienda que redacten un texto corto y que sean “pragmáticos” a la hora de escribir el texto.
“Saben que tienen una oportunidad histórica de entregar a Chile una Constitución con su impronta. Es la oportunidad para el país de cerrar el tema constitucional con ellos dirigiendo el proceso”, sostiene.
En cuanto a las reformas en curso del gobierno, Daza es categórico al señalar que “están muertas. O deben estar muertas si la derecha actúa en forma responsable. Hay que hacer borrón y cuenta nueva”.
¿Cómo lee el resultado de esta elección del consejo constitucional, donde el gran triunfador es el Partido Republicano?
En primer lugar, corresponde felicitar a José Antonio Kast y a su equipo de asesores. Interpretaron lo que el país quiere, mejor que ningún otro conglomerado. Hace tiempo que sus adversarios trataron de marginarlos con el lenguaje, tildándolos de extremos. Fueron menospreciados tanto en la derecha como en la izquierda. En mi interacción con ellos me queda claro que en estrategia política son mucho más sofisticados y pragmáticos de lo que sus contrincantes piensan. Mucho más sofisticados y estratégicos que muchos de sus competidores. Con valores, ideas claras, a veces impopulares, saben priorizar y planificar a largo plazo.
¿No cree que el resultado se debe en parte a errores del gobierno en materia de seguridad pública y otros temas?
Supieron capitalizar políticamente mejor que el resto las circunstancias por las que atraviesa el país. No era obvio que lo podrían hacer. Su mensaje con respecto al orden público, Carabineros, fronteras, era el mismo hace 3 años cuando su posición era muy impopular. Se ven como confiables en un mundo donde hay enorme incertidumbre y desconfianza en todo lo político. También ganaron credibilidad al tomar posiciones políticamente impopulares que tentaron mucho en la derecha, como los retiros y las 40 horas. Es posible que la gente no esté de acuerdo, pero valora su consistencia. Muchos en la derecha confundieron a los estrategas del partido con los tuiteros fanáticos que hacen ruido. Hoy son el partido político más grande de Chile.
Dado el predominio total de la derecha en el consejo constitucional, ¿es momento de imponer sus términos, o debe cuidarse de no repetir los errores de la mayoría de izquierda más radical del proceso anterior, que terminó con el texto rechazado?
(Los republicanos) saben que tienen una oportunidad histórica de entregar a Chile una Constitución con su impronta. Es la oportunidad para el país de cerrar el tema constitucional con ellos dirigiendo el proceso. Sé que no es la imagen que se ha creado, pero reitero, en mi experiencia son pragmáticos, estratégicos y saben priorizar. Saben cuándo ser flexibles sin transar en principios sustanciales. Tienen que ceder en algunos puntos y creo que lo harán. El riesgo es el comportamiento individual de los consejeros, pero el partido es disciplinado. También hay un riesgo de que sea la izquierda quien boicotée el proceso. El número de votos nulos fue muy alto. Es un riesgo que no debemos menospreciar.
Tras escuchar al líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, con quién usted colaboró en la segunda vuelta presidencial, ¿qué espera del trabajo de la nueva Constitución, qué tipo de texto puede terminar saliendo?
No conozco a los consejeros, pero por la ideología de los líderes del partido y el liderazgo personal que José Antonio Kast ejerce, creo que van a buscar un texto corto, en línea con los 12 puntos acordados y harán un esfuerzo importante por no meterse en políticas públicas. Será una Constitución corta, con todo lo que ello implica. Pero habrá que ver qué negocian. Tienen que negociar.
Desde ese punto de vista, ¿este es un buen o un mal resultado para la economía chilena? ¿Implica riesgos?
Chile se salvó de una catástrofe económica al rechazar la propuesta de Constitución anterior. Este es otro paso en la dirección correcta. El riesgo de cola más extremo se ha ido eliminando. Quedan otros riesgos. Este proceso aún no está terminado. Los últimos dos años han demostrado que en la política chilena cualquier cosa puede pasar. Pregúntenle a Fernando Atria si en el 2019 esperaba que fuera José Antonio Kast y su gente quien escribiera la Constitución que él impulsaba.
¿Es esta una nueva derrota para el gobierno y cómo afecta el futuro de sus reformas?
Las reformas que propuso el gobierno están muertas. O deben estar muertas si la derecha actúa en forma responsable. Hay que hacer borrón y cuenta nueva. Chile necesita una reforma de pensiones comprensiva, con ideas financieras modernas, que realmente mejore el sistema actual. La reforma propuesta está basada en ideas de hace 50 años, no soluciona problemas de fondo y tiene serios problemas técnicos. Lo mismo con la reforma tributaria.
¿Qué le impone este escenario al ministro de Hacienda Mario Marcel, como cabeza técnica del gobierno?
La tiene difícil, sobre todo en un área que no es su fuerte. Marcel es un gran macroeconomista. Lo había demostrado en el Banco Central. Ahora jugó un rol crucial en imponer seriedad al manejo macroeconómico de este gobierno. Dadas las ideas de Boric, Jackson y otros, esto se podría haber desbandado. Todos le debemos agradecer a Marcel que no ocurrió. Pero tanto la reforma tributaria, como la de pensiones y su accionar en el tema del litio, revelan que la microeconomía no es su fuerte. Las reformas planteadas son simplemente muy malas.
¿Si hoy tuviera que apostar por el país en los próximos dos años, es optimista, pesimista o cauto?
Esto es lo más positivo que he estado con respecto a Chile en muchos años. La población rechazó el extremismo representado en la propuesta constitucional rechazada. Muchas personas de este gobierno llegaron al poder con ideas muy parecidas a la de ideólogos del kirchnerismo, pero la población chilena las rechazó abiertamente. Los riesgos más extremos se han ido desactivando. No nos vamos a convertir en Argentina. Ahora la pregunta es si aprovecharemos la oportunidad que el mundo nos ofrece o seguiremos sumidos en la mediocridad de la última década.
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